La válvula EGR es un elemento mecánico que trae de cabeza a muchos conductores. La válvula EGR está presente en la mayoría de vehículos actuales, se trata de una de las averías más comunes que se registran en los talleres. Ya hemos hecho un repaso completo a su funcionamiento, que se podría resumir en ser la encargada la recirculación de los gases del escape. Consigue reducir con solvencia las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), pero también es bastante susceptible a averiarse.
Los problemas surgen principalmente en los vehículos diésel y la culpa es que acostumbran a rodar en un régimen de revoluciones bajo. ¿Y eso por qué es malo? Pues porque la carbonilla y los restos de aceite se pueden acumular en la válvula EGR provocando un mal funcionamiento del vehículo y, a veces, averías más graves.
Aunque hay usuarios que deciden anularla directamente, no es muy recomendable y puede ser descubierto en las nuevas pruebas de la ITV. En su lugar te damos una serie de consejos para un buen cuidado y para limpiar este elemento.
¿Cómo prevenir averías de la válvula EGR?
Como íbamos introduciendo, el mayor enemigo de la válvula EGR son las bajas revoluciones. Sabemos que los diésel animan a circular de esta forma debido al alto par motor desde la parte baja. Sin embargo, tenemos que acostumbrarnos a subir un poco las revoluciones, sobre todo en marchas cortas. En ningún momento hace falta forzar la mecánica ni situarse por encima del corte de inyección. Siempre hay que hacerlo con lógica, con el motor en caliente y sin que sufra.
Otro de los motivos por los que la válvula EGR puede averiarse es cuando el sistema de inyección no está en buen estado. Por lo tanto hay que estar también atentos al mantenimiento de la inyección, algo que beneficiará con una menor producción de carbonilla y mejora del consumo de combustible. En alguna ocasión la mezcla del aceite con la carbonilla también puede llegar a obstruir la EGR. Por lo tanto, siempre aceite de primera calidad y en la medida establecida.
¿Y si desactivo la válvula EGR?
Aunque algunos propietarios optan por desactivar la válvula EGR, esta solución no es recomendable, ya que puede ser detectada durante inspecciones técnicas y pruebas de emisiones. En primer lugar, desactivar la válvula EGR puede tener un impacto significativo en las emisiones del vehículo. Como ya sabes, la función principal de la válvula EGR es recircular una parte de los gases de escape hacia el sistema de admisión, al desactivar la válvula EGR, se aumenta la cantidad de NOx emitidos por el vehículo, lo que puede resultar en una mayor contaminación ambiental y, en última instancia, en una contribución negativa a la calidad del aire.
Además, desactivar la válvula EGR puede tener implicaciones legales y regulatorias. En muchas regiones, los vehículos están sujetos a regulaciones estrictas en cuanto a las emisiones contaminantes, y las inspecciones técnicas y pruebas de emisiones son obligatorias para garantizar el cumplimiento de estas regulaciones. Desactivar la válvula EGR puede ser detectado durante estas inspecciones, lo que puede resultar en la invalidación del certificado de inspección y, en algunos casos, en multas o sanciones por incumplimiento de las regulaciones ambientales.
Por último, desactivar la válvula EGR también puede tener consecuencias en el rendimiento y la durabilidad del motor. La recirculación de gases de escape ayuda a mantener una temperatura de combustión más baja en la cámara de combustión, lo que puede reducir el riesgo de detonación y prevenir el sobrecalentamiento del motor. Al desactivar la válvula EGR, se pueden aumentar las temperaturas de combustión, lo que puede provocar daños en el motor a largo plazo y reducir su vida útil.
¿Cómo limpiar la válvula EGR?
Si a pesar de seguir los consejos anteriores notas que tu vehículo podría tener problemas en la válvula EGR, es probable que puedas arreglarlo por ti mismo con una limpieza.
En las nuevas válvulas electrónicas será una maniobra difícil debido a su complejidad. Pero todavía quedan coches con válvulas mecánicas que no tienen demasiada complicación. Basta con seguir estos pasos para tener este elemento limpio de nuevo y evitar posibles averías.
- Para empezar, con el motor en punto muerto y el freno de mano puesto, hay que abrir el capó para desconectar el cable negativo de la batería. Después se procede a quitar los conductos de ventilación de la mecánica, algo que se puede hacer con un simple destornillador. En función del coche, la válvula EGR podría estar en una ubicación u otra. Normalmente queda a la vista, pero siempre se puede recurrir al manual del vehículo para ubicarla.
- Una vez encontrada, hay que soltar las conexiones a la manguera de suministro de aire y al colector de admisión.
- Después hay que quitar los tornillos que la unen al colector de salida y quitar la junta de goma, que directamente se puede tirar para luego cambiar por otra. Se procede a extraer la válvula y a limpiarla, empezando por los puertos de entrada y salida (con limpiador de carburador valdría). Se puede ayudar de herramientas para quitar los restos adheridos, pero con cuidado de no arañar la pieza.
- Tras la limpieza y secado se vuelve a colocar en su sitio, poniendo juntas nuevas.
Fuente: RO-DES
[NOTA: Información publicada originalmente el 31/10/2018, ampliada y mejorada]