Cuando la mayoría de las personas compran un coche, tienden a centrarse en su aspecto y qué características o dispositivos tiene. Si bien estas cosas son importantes, también es igualmente vital considerar su comodidad. Para muchas personas, su vehículo es su medio de transporte en el que puede pasar bastante tiempo todos los días sentados, a veces atrapado en el tráfico o viajando sin parar.
La comodidad a bordo es tan esencial como tu espacio vital y oficio. Si uno se esfuerza por hacer que esos lugares sean agradables, entonces es imperante prestar la misma atención para que un coche sea igual de acogedor. La incomodidad, además, también puede obstaculizar la conducción segura. Por ejemplo, si tu asiento es demasiado grande o está muy lejos, necesitarías extenderte hacia adelante solo para alcanzar el pedal del freno.
Entonces, cuando uno elige qué coche comprarse, sentarse en el habitáculo y hacer al menos una breve prueba de conducción, permitirá verificar si es o no lo suficientemente cómodo. Y no hay unos baremos exactos que determinen estén factor, dado que cada persona es distinta y tiene diferentes necesidades. El confort de marcha es una ciencia tan inexacta como los caprichos de que aquellos que conducen.
Sin embargo, sí que hay algunas variables a tener en cuenta a la hora de juzgar la comodidad de un coche. No solo depende del propio coche en sí y de su construcción y elementos de los que disponga, también de nosotros mismos. Y aunque este consejo no proporciona una guía infalible, puede ayudarte a conseguir que conducir sea un placer.
Posición de conducción
Una posición de conducción recta y ajustable es un factor clave. Cuando circulamos con el coche, es difícil mantenerse en la misma posición continuamente: movemos las piernas, los brazos y el torso. Eso implica que, en ocasiones, los pedales y el volante están ligeramente torcidos frente a nuestro centro transversal. Para ello es importante ajustar correctamente tanto el volante (en altura y profundidad si el coche dispone de ello) como el asiento.
Lo más recomendable es ajustar este último en la posición más baja. ¿Por qué? Piénsalo así: cuando vas andando por la calle, ¿hacia dónde miras? ¿Justo enfrente de tus pies o hacia el horizonte? Si eres de los primeros, seguramente te habrás comido alguna vez un árbol, farola o señal. Esto es lo mismo, si miramos el capó vemos lo que hay justo delante, pero no lo que hay más allá, siendo nuestra conducción mucho más imprecisa (salvo para aparcar).
La distancia respecto a los pedales ha de ser la suficiente como para poder presionar el pedal de embrague a fondo con la pierna ligeramente flexionada. Si tu coche no dispone de tercer pedal, se puede aplicar la misma metodología con el del acelerador. El volante tiene que ser regulado en base a dos puntos: en longitud, con las muñecas en el punto cero; y en altura, no debe tapar el cuadro de instrumentos. Por último, pero no menos importante, regula la altura del cinturón.
A estas alturas de la película considero que todos somos conscientes de lo que implica no ponerse el cinturón o hacerlo de mala forma. Sin una buena postura al volante, podemos padecer de graves consecuencias en un incidente. Por ejemplo:
- Una mala postura en el asiento puede ayudar a golpearnos con el pilar del techo en caso de golpe lateral o vuelco si estamos en una posición elevada, o incluso lesiones en las piernas y torso si estamos demasiado cerca del volante y los pedales.
- Coger mal el volante deriva en una mayor dificultad a la hora de cambiar de dirección, menor precisión en su manipulación ante un imprevisto o tener el logo de la marca del coche tatuado en el antebrazo si salta el airbag.
- El mal empleo del cinturón puede provocar el denominado “efecto submarino”, y básicamente no cumplirá con su función. No solo por las lesiones, también te puede matar; el airbag está diseñado para amortiguar tu cara a una distancia determinada, no para que estalle a escasos milímetros de ella.
Asientos
Hablemos de los asientos propiamente dichos. Sus diseñadores también deben asegurarse de que la frecuencia de oscilación natural se mantenga completamente desfasada con la suspensión. De lo contrario puedes balancearte hacia arriba y hacia abajo como un trampolín. Todavía es un problema ocasional en algunos de los coches actuales, aunque no en las mismas proporciones que existían en los años 70 y 80.
Opel fue el primer fabricante de automóviles en ofrecer asientos ergonómicos en el segmento medio en 2003. Contaba con certificación de AGR y se estrenó en el Opel Signum
No todos los vehículos vienen con el mejor soporte lumbar, lo que resulta en una inquietud al conducir y un dolor en la espalda más adelante. Para una solución rápida, puedes instalar un cojín de soporte lumbar en el asiento. También influye el apoyolateral, especialmente a la hora de afrontar curvas. Antiguamente, los asientos eran butacas blandas y mullidas que destacaban por su nulo apoyo lateral. Una buena sujeción ayudará a que nos movamos menos.
Las piernas no han de sentirse apretadas, las rodillas deben estar ligeramente dobladas, con los pies cómodamente asentados sobre los pedales (sin presionarlos) y los muslos relajados. También es posible que inclinar el asiento para que todo el muslo quede apoyado de manera uniforme y la parte posterior de las rodillas no se frote con el asiento. El ángulo óptimo es de 100 a 110 grados entre las caderas y la espalda, con los hombros detrás de las caderas y no alineados ni por encima de ellos.
Puertas
Entrar y salir de un coche también forma parte del concepto comodidad. Cuanto menor sea el esfuerzo a realizar para acceder al habitáculo, más cómodo será el coche. No es factor que se tenga demasiado en cuenta, pero sí hay razones para fijarse en ellos: para personas ancianas, lesionadas o con problemas de espalda, para los niños pequeños o para facilitar la introducción de cargas más voluminosas.
Para saber qué coches pueden ser más cómodos a la hora de entrar y salir, nos podemos fijar en tres aspectos: el diseño y el tamaño de la puerta, la distancia al suelo y el propio espacio del habitáculo. Es decir, aquellos automóviles que proporcionen la suficiente altura para acceder de forma natural y más hueco ofrezcan en su interior, más sencilla harán la operación de subir y bajar. Por normal general, los monovolúmenes son los mejores en este menester.
Entre las distintas alternativas de tipos de puertas podemos distinguir entre:
- Puertas convencionales. Son fáciles de abrir, pero pueden ocupar mucho espacio una vez que están extendidas. En aparcamientos en batería pueden interferir notablemente en la facilidad de salida o acceso al habitáculo, además de que no permiten que se aproveche todo el hueco disponible.
- Puertas correderas. Originalmente diseñadas para los vehículos industriales, se han llegado a hacer relativamente populares en los monovolúmenes de mayor tamaño. Pueden abrirse completamente, aunque haya un vehículo a escasos centímetros, y proporcionan un amplio espacio de acceso. Como negativa, si disponen de accionamiento eléctrico pueden resultar algo lentas de operar.
- Puertas enfrentadas o de tipo “suicida”. Suelen utilizarse en las plazas traseras (aunque entre los años 20 y 60 también se usaron en muchos coches de dos puertas) y tienen como ventaja que permiten que el espacio por el que se accede sea mayor. Actualmente, tan solo Rolls-Royce ofrece vehículos con esta clase de puertas.
- Otro tipo de puertas. Las de tipo “alas de gaviota” (de apertura transversal) o “tijera” (longitudinal) o “mariposa” (diagonal) son poco habituales en turismos. Más bien son propias de deportivos de alta gama, y no ofrecen la misma comodidad para entrar y salir.
Motor y transmisión
Cómo el coche es capaz de entregar la potencia al suelo es un gran determinante de la comodidad. Una respuesta instantánea y precisa a cada golpe de pedal puede mejorar enormemente la sensación de bienestar al volante, y su ausencia es uno de los inconvenientes de la actual generación de motores de pequeña cilindrada y elevada potencia específica. Un motor también debe estar bien adaptado a las relaciones de la transmisión.
Independientemente de si la caja de cambios es manual o automático, el engranaje de las marchas debe de ser suave y preciso. En el caso de las primeras, una palanca de recorridos cortos y guiados será más cómoda que una en la que haya que buscar las marchas a la fuerza o donde carraspeen. Un coche automático es más confortable que uno manual, donde te olvidas del embrague y de posibles calados.
Suspensión y estructura
Es una combinación de amortiguadores, muelles, neumáticos y bujes de suspensión. Cuanto más suave sean todos ellos, más absorberá el automóvil cualquier aspereza de la carretera. Consecuentemente, la moneda es devuelta con un viaje flotante que no responde bien a las órdenes del conductor. Cuanto más firmes sean, más aguda será la respuesta, pero más se sentirá cada grieta y bache del camino.
Siempre se ha tenido la presunción de que la verdadera comodidad radica la configuración suave de la suspensión. Esto, enfáticamente, no es el caso. De hecho, la tasa de resorte real no es tan importante como la forma en que se controla, y eso puede estar influenciado por todo tipo de cosas. Como bien decía aquel anuncio de neumáticos, la potencia sin control no sirve de nada. De forma extrapolada, una suspensión bien calibrada, no sirve sin un buen chasis.
Cualquier automóvil que se precie de ser cómodo ha de tener una estructura rígida. Si la plataforma sobre la cual se monta la suspensión se tambalea o vibra, también lo hará la suspensión. Por ejemplo: tienes una televisión de última generación donde puedes ver hasta los pelos de la nariz del presentador de turno, pero si quieres reproducir una película mal grabada, se verá como en una tele de los años 80. La relación entre la suspensión y la estructura es la misma.
Otro detalle a tener en cuenta es la distancia entre ejes, conocida de manera técnica como batalla. Cuanto más larga sea, más podrá ayudar a igualar el movimiento de “cabeceo” que una carretera serpenteante puede ofrecer, especialmente a los coches más pequeños. Y la mayor parte de su comodidad de conducción proviene principalmente de cómo cumplan las paredes laterales de los neumáticos. Es por eso que los de tipo run-flatson más incómodos.
Neumáticos
Los neumáticos de perfil bajo consiguen un efecto estético imponente, pero salvo que necesites circular a altas velocidades con un gran paso por curva, el coche será más duro a la hora de filtrar los baches de la carretera. Una goma con más perfil absorberá mejor las irregularidades, a costa de perder un poco de dinámica en ocasiones extremas. Pero, seamos sinceros, ¿cuántas veces vamos circulando con el cuchillo entre los dientes? Elegir las gomas adecuadas no es igual para un monovolumen, que para un deportivo o un todoterreno.
Dirección
La dirección es otro factor de envergadura, aunque en gran media poco apreciado. Si es demasiado rápida, el coche se sentirá nervioso; si es demasiado lenta, hay que hacer más esfuerzos para guiarlo. Existen algunos vehículos (cada vez más generalizado) que incluyen un sistema de asistencia variable. Es decir, primar la suavidad y ligereza a bajas velocidades (como en ciudad) y gana peso cuanto más rápido se circule.
Puede sonar como la solución perfecta, pero de no calibrarse correctamente, parece que el coche simplemente tiene una dirección inconsistente. Del mismo modo, muchos de nosotros nos sentiremos reconfortados con una dirección que retroalimenta con cierto grado de precisión la información que acarrean las ruedas delanteras al circular. Igualmente, nos podremos sentir incómodos si esa información telegrafiada se convierte en un contragolpe.
Control
Los cuatro últimos puntos anteriores derivan a este. El control también es un aspecto de comodidad. La respuesta proporcional del acelerador, la compostura del coche a la hora de abordar curvas o tramos con asfalto en mal estado, la buena sensación que transmite a la hora de frenar y una dirección directa también suman en el factor comodidad. Porque comodidad no es solo estar relajado en una butaca, también lo es la sensación de tener todo bajo control.
Aislamiento acústico
Un adecuado aislamiento acústico ante el ruido del viento y de rodadura es una de las prioridades de un automóvil cómodo. El ruido tiene un gran efecto en la comodidad. Para demostrarlo, se puede hacer un experimento. Si vas a bordo de un coche circulando a una velocidad constante, usa tapones para los oídos y parecerá que el coche va mucho más suave. Es por eso que algunos coches de alta gama parece que “van parados” a más de 120 km/h.
El ruido del viento y de la fricción de los neumáticos con el asfalto son enemigos de la comodidad. El aislamiento también ayuda a minimizar los sonidos parásitos de los vehículos que circulan a tu alrededor. El único aspecto negativo, y con cierta lógica, es el peso adicional que implica. Se necesitan más paneles de aislamiento acústico para rodear el habitáculo, especialmente en la zona del vano y la transmisión, además de unos cristales más gruesos.
Ergonomía
Otro componente crítico de la comodidad es la ergonomía. Las pantallas táctiles, por ejemplo, influyen negativamente en el logro de este objetivo. Los sistemas electrónicos demasiado complicados de manejar también. Y es que el nivel de complejidad electrónica que muestran los coches actuales, incluso los más “normales” como un Volkswagen Golf, puede llegar a resultar desconcertante.
Hay tantos menús, submenús y áreas mal definidas que lo mejor que puedes hacer es, literalmente, ir tocando todo. Y muchas veces se hace mientras se conduce más de una tonelada de metal a una velocidad respetable. Asimismo, los mandos básicos deben estar colocados en lugares que esperaríamos, como los referidos a la iluminación, los limpiaparabrisas, el equipo de música, la climatización o el botón de apertura del depósito de combustible.
Visibilidad
La visibilidad es un componente fundamental de la comodidad, porque si un coche tiene pilares gruesos, una ventanilla trasera pequeña y enormes puntos ciegos, nunca te sentirás realmente cómodo conduciendo. Además, cuanto más grandes sean los cristales, más luz llega al habitáculo, pero también más sol, lo que incrementa la temperatura interior. Es por ello por lo que se puede optar por un coche que tenga cortinillas interiores o mejor cristales atérmicos (absorben los incrementos de temperatura).
Filtro del aire
Es importante asegurarse de que los filtros de aire estén limpios. Estos evitan que los desechos como el polvo, el polen y otros contaminantes ingresen en el habitáculo. Si el filtro de aire comienza a estropearse, puedes notar olores desagradables provenientes de las toberas de ventilación, exceso de ruido proveniente del ventilador y un flujo de aire reducido. Antes de optar por reemplazarlo, puedes probar a limpiarlo tú mismo y ahorrar unas pelas.
Las pequeñas cosas
Como hemos visto, siempre hay rasgos que influyen en las características que hacen un coche un vehículo cómodo, pero ni están todas las que son ni son todas las que están. Siempre quedan pendientes esos pequeños detalles que, aunque parezcan minucias, entorpecen el placentero viaje de circular con el coche.
¿Odias los reflejos sobre el cuadro de instrumentos o el sistema de infoentretenimiento? ¿El reposapiés es lo suficientemente grande para descansar la pierna izquierda? ¿La radio digital tiene poca potencia? ¿La ventilación significa que puedes tener los pies fríos y la cara caliente, pero no ambas cosas? ¿Hay suficientes huecos portaobjetos y son lo suficientemente grandes para alojar una botella de litro y medio? ¿La respuesta de la suspensión es muy seca?
Todo cuenta a la hora de diseñar un coche que sea cómodo. Y algunos ejemplos han demostrado que, en ocasiones, la comodidad está por encima de la estética. Tomemos como ejemplo al Fiat Múltipla o al extinto Opel Meriva de segunda generación. Son dos coches que no pasarán a la historia por su belleza, pero sí por el esfuerzo de sus diseñadores en hacer que fuesen vehículos cómodos y prácticos. Y aunque en muchas ocasiones se anteponga el diseño, siempre hay un roto para un descosido.
Si buscas o quieres un coche cómodo, todos estos factores te ayudarán a hacer una mejor elección.