Es cuestión de naturaleza, prácticamente todo tiene una vida finita y aunque son varias las personas que nos ponen los dientes largos con la increíble salud de su coche lo común es que hayas tenido que enfrentarte al declive de tu automóvil, la progresiva introducción en un coma sin retorno.
Si bien el modo en el que se fabrican los coches ha experimentado un cambio brutal los últimos años, acompañado de un interesante debate sobre su fiabilidad y obsolescencia hay una serie de síntomas muy generales que te avisan de que tu coche tiene las horas contadas:
1. No paran de saltarte los testigos
Si de repente se ilumina un testigo no te preocupes. Lo primero es asegurarse de que sabes lo que te indica el coche. ¿Nivel bajo de aceite?, ¿hay que poner más líquido limpiaparabrisas?, hasta aquí todo normal y corriente. El problema aparece cuando el coche está continuamente iluminando testigos pidiendo ayuda de forma desesperada. Si por ejemplo se ilumina el testigo relativo a un problema de anomalía de gases, no procrastines, tu coche podría estar sufriendo un infarto y necesita urgentemente la inspección de un profesional.
2. Tiene una sed insaciable de aceite
Dependiendo del coche, cada motor tienes necesidades diferentes de aceite con el fin de realizar una correcta lubricación que garantice la durabilidad del mismo. No obstante, si los niveles de consumo se sitúan en cifras considerablemente altas estaríamos ante un motor cansado. Para esta situación existen productos específicos que garantizan un mejor cuidado del motor.
Si el excesivo consumo de aceite se debe a que el coche sufre pérdidas de aceite, una vez más no lo dudes y acude a un taller.
Obviar el problema resultaría en esforzar el motor hasta un nivel de sufrimiento inaguantable que lo acabaría destrozando completamente.
3. Emite humos abundantes y extraños
Si tu coche comienza a desprender grandes cantidades de humo, interpretar el color de los mismos resulta crucial a la hora de saber exactamente que le ocurre a tu coche.
Si por ejemplo el color es de un tono azulado, en relación con lo anterior, el motor estaría quemando aceite de manera excesiva. Deberíamos por tanto prestar atención a cualquier anomalía en las válvulas y los anillos de pistón, y por supuesto solicitar una revisión técnica en un taller.
Si el humo es de color blanco y la densidad del mismo es grueso, este proviene del quemado de líquido refrigerante en el motor. Para que esto se produzca debe haberse producido una avería anómala como una posible grieta en el bloque motor, o en la junta de culata. A partir de aquí muchos se hacen la pregunta de si vale la pena gastar una gran cantidad de dinero en la reparación o despedirse definitivamente de su coche.
4. Tienes una correa de distribución al límite
El debate entre si es mejor la correa o la cadena de distribución siempre suscita un debate entre los usuarios. Nos limitaremos ahora a dirigirnos a todos los propietarios de coches con correa de distribución. Es bien sabido que la vida útil de las correas oscila entre los 80.000 y los 120.000 kilómetros, a partir de este punto resulta crucial proceder a su sustitución.
Pensar que no es necesario después de tanto desgaste producido en la correa, es parecido a encender el motor y tirar cada vez los dados con el propósito de que la suerte esté de nuestro lado.
Si la correa de distribución finalmente cede y se rompe, se detiene la sincronización de los pistones y las válvulas, por lo que se acabarían tocando y estas últimas se doblarían. Resultando por tanto en una de las averías más caras que podría tener tu coche. Una reparación similar a la resurreción de un muerto.
5. Partes críticas de tu coche están oxidadas
Una vez el óxido ha infectado tu coche este comienza a propagarse por todo el vehículo alcanzando incluso las partes vitales como los frenos. Actuar rápido resulta crucial, sin embargo si lo dejamos pasar o no nos damos cuenta de ello podríamos literalmente pudrir nuestro coche hasta el punto de que se vaya cayendo a pedazos.
6. El bloque del motor se ha agrietado
Hasta el bloque motor más mediano está compuesto de una serie de materiales orientados a una correcta resistencia y protección de los cilindros (en un motor de combustión interna) así como en los soportes de apoyo del cigüeñal. Por lo tanto si encuentras una grieta o incluso un agujero, dependiendo de la severidad del mismo puede ser momento de plantearse si merece la pena invertir en su reparación.
7. Tienes una avería en los inyectores
Según comenta la Red Operativa de Desguaces Españoles (RO-DES), de las averías más caras que le pueden ocurrir a tu coche un 6% de ellas están relacionadas con un fallo en los inyectores.
En el mejor de los escenarios, la avería se focaliza únicamente en un inyector. No obstante, no sería extraño que dicho problema se extiendese a todo el sistema de inyección del motor. En este caso, una recomendación o incluso la única solución pasaría por sustituir cada uno de los inyectores para evitar males mayores en el motor.
Una avería de costes astronómicos especialmente para los diésel.
Como bien hemos recalcado en los puntos anteriores, evitar que tu coche acabe en el desguace siempre es una opción viable si el dinero no es un problema.
8. Tienes una avería en la junta de la culata
Si hemos estado hablando de averías bastante caras, debemos en este punto crear un nuevo sistema métrico para cuantificar lo que supone para nuestra cartera una avería en la junta de la culata.
Una pieza de apariencia «simple», cuya reparación ronda las 24 horas de trabajo (lo que se deriva en gigantes costes de mano de obra) así como en lo que cuesta la propia pieza (alrededor de 800 euros).
Dependiendo de tu coche y los kilómetros que lleve encima, dejar que pase a mejor vida puede ahorrarte muchas complicaciones.
9. Se ha gripado el motor
El infarto del motor, la avería más grave para un motor de gasolina o diésel. Un coche en coma donde la única reparación pasa por hacer una operación a motor abierto cuyo precio puede ser un gasto tremendo teniendo en cuenta si el valor del coche en el mercado no compensa el precio de la reparación.
10. Los costes de reparación son mayores que el valor del vehículo
En relación a lo último mencionado, si el valor de la reparación se acerca o incluso supera el valor del coche en el mercado, no lo dudes, es hora de dejar las llaves y no mirar atrás. A no ser que seas un romántico incurable, no merece la pena invertir en él. Ahorra ese dinero y sácale provecho.
Vía: CheatSheet