Tiempo atrás existió un concepto automotriz conocido como coche de lujo personal. Este era un vehículo de dos puertas, pero ni económico ni deportivo, ni siquiera un gran turismo al uso. Se trataba de un medio de transporte para gente elegante, para personas que bebían licores caros y comían chuletones de carne de Kobe sin importar el precio. Sin embargo, lo más curioso, es seguía siendo un automóvil de dos puertas.
Eso convierte a la opción “Mobile Director” para el Chrysler Imperial fabricado entre 1967 y 1968 es algo muy extraño a la par que ingenioso. Pero antes de inmiscuirnos con ellos, cabe aclarar que el coche de lujo personal era una subcategoría realmente popular al otro lado del charco a medio camino entre un sedán de dos puertas y un coupé, pero probablemente nos refiramos a ellos con el último término porque es cada vez más importante darle a esa palabra un uso más adecuado (a coches con solo dos puertas).
De todos modos, la versión coupé del Imperial fue un maravilloso ejemplo de este tipo de vehículos: grande, opulento y elegante. Claramente dirigido a un público con bastante éxito en sus vidas y que querían asegurarse de que todos los que los que estuviesen alrededor lo supieran también. Además, el motor iba acorde a los más de cinco metros y medio (5.707 mm) del conjunto. El vano acogía un bloque V8 de 7.2 litros capaz de entregar 355 CV y 651 Nm a las ruedas traseras, que movían más de dos toneladas.
Pero volviendo al tema que nos atañe, el paquete Mobile Director es inusual porque ofrecía dos características que no se considerarían extrañas en, digamos, una furgoneta, pero que son realmente extrañas para un coupé: un asiento delantero giratorio y una mesa plegable de generoso tamaño. Ah, y una lámpara de cuello de cisne. Con casi total seguridad, podría decir que es algo inédito, al menos en este lado del charco, donde en los mismos años los directivos de empresa se movían en un SEAT 1500 o en un DS.
Echa un vistazo a esta foto del catálogo del Imperial de 1967. En él se muestra el sueño de todo propietario de un coche de lujo: poder conducir hacia el medio de la nada, de noche, y aún así poder disfrutar de una larga y cómoda partida de ajedrez con un preciado colega en la misma comodidad que esperarías de un club de caballeros de cinco estrellas. Dejemos a la propia agencia de publicidad de Chrysler de mediados de siglo que nos cuente de su boca de qué se trataba este interesante paquete para un coupé.
Lámparas especiales, música exultante, dos personas con clase en un lujo sin precedentes en víspera de una puesta de sol sobre el puente Golden Gate de San Francisco… Todo para “una de las pocas personas que podría permitirse un genuino coche de lujo”. La calidad del video no es excelente, así que aquí hay uno más claro de alguien con un hermoso ejemplar restaurado más abajo en estas líneas. Y, a ver, es una configuración inteligente. La mesita puede ser un reposabrazos o expandirse en esa útil mesita.
Por supuesto, no podemos olvidar que todo esto sucedía en un coche de lujo personal de dos puertas, un tipo de vehículo diseñado para ser conducido con clase. Este no es un coche para ser llevado por alguien ajeno a un oficio de primer nivel, ya que casi cualquier persona que quiera ir con chofer, probablemente, demandará un sedán. Y, dado que no hay pilar B entre las puertas ni el coupé ni el sedán, el asiento giratorio y la mesita se pudieron instalar en los Imperial con cuatro puertas.
Eso significaba que el tipo de carrocería en el que este tipo de cosas podría ser realmente deseado podía ser todo un éxito. Pero el paquete Mobile Director es bastante raro hoy en día, ya que su precio de 597,40 dólares de la época (más de 4.000 euros actuales) era una gran cantidad de dinero en efectivo para algo que, si somos honestos, probablemente habría sido más utilizado por los hijos pequeños de algún ejecutivo que por recibir cualquier fax o tener una reunión de whisky negocios con otro importante magnate.
El génesis del paquete Mobile Director provino de un prototipo de Chrysler presentado en 1966 llamado Imperial Mobile Executive Car, que representaba la fantasía de ensueño febril del ejecutivo más actualizado y de vanguardia, rodeado de equipos modernos en el asiento trasero de su Imperial. Un equipo especialmente destacado era una máquina Datafax que, en una configuración tan miniaturizada y con capacidad de radiotelefonía, habría sido una tecnología de vanguardia para aquella era de excesos.
Fuente: Jalopnik
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