Muchas veces nos quejamos de cómo conduce la gente en nuestro país. Basta con observar el tráfico un rato para darse cuenta de que el nivel medio de conducción deja mucho que desear. Y es que, al final, en las autoescuelas enseñan más a circular que a conducir con criterio y seguridad. Por eso siempre son recomendables los cursos de conducción al estilo de la Audi Driving Experience a la que tuvimos el privilegio de asistir recientemente y que estuvo cargada de novedades.
Muchos son los fabricantes que organizan este tipo de cursos tanto para clientes como para no clientes, con la finalidad de mejorar su conducción en distintos ámbitos. Tiene los Progressive y los Performance para ir mejorando la técnica, al igual que hay otros sobre nieve, pero nosotros asistimos a la modalidad Sportscar, la más deportiva del catálogo al tener disponibles los modelos más potentes y radicales de la firma de los cuatro aros.
En anteriores ediciones, el Audi R8 había sido el absoluto protagonista. El coupé con motor V10 es el pináculo de la deportividad en Audi y domarlo era el objetivo del curso. Sin embargo, ahora también se pone a disposición de los usuarios el Audi RS e-tron GT por primera vez. Se trata de la versión deportiva de la nueva berlina eléctrica de altos vuelos y tiene mucho que decir. Lo comprobamos en el madrileño Circuito del Jarama, donde ha tenido lugar esta Audi Driving Experience Sportscar, que saltará a Barcelona, al circuito de Montmeló, entre el 26 y el 28 de mayo.
El objetivo del curso es que el alumno mejore sus habilidades al volante, teniendo en este caso la peculiaridad extra de estar con los dos ejemplares más prestacionales de la marca. Cuando se conducen coches de más de 600 CV de potencia todo pasa muy rápido, así que es clave aprender a leer sus reacciones y tener las herramientas para operar con seguridad. En el curso se aprenden algunas cosas como dosificar la frenada, controlar la trayectoria ante un imprevisto o seleccionar la mejor trazada y optimizar el agarre de los neumáticos.
En nuestra jornada de pruebas en el Jarama comenzamos con una frenada con esquiva, una situación que nos podemos encontrar cualquier día en carretera abierta. En circuito la hacemos con total seguridad, pues no aparece ningún niño que haya cruzado sin mirar o un coche que se haya saltado un stop. Lo hacemos con el Audi R8 acelerando a fondo y llegando a la zona de conos a una velocidad de unos 110 km/h. En ese punto se frena a fondo para comprobar la mordida de las pinzas en los discos carbocerámicos y hacer la maniobra de esquiva sin levantar el pie.
Sorprende en los pocos metros que conseguimos parar el superdeportivo con total seguridad. Un coche convencional no se detendrá en esa distancia, pero si la reacción del conductor es la correcta se pueden salvar vidas. El siguiente ejercicio nos servía para hacernos al tacto del Audi RS e-tron GT. Consistía en una aceleración y frenada de precisión con el eléctrico, intentando detenerlo justo entre el área señalada con conos. Sorprende mucho cómo acelera este modelo, pero sorprende casi más su capacidad de frenado teniendo en cuenta que pesa casi 2.400 kg.
Con estos ejercicios como referencia para conocer su manejo, nos toca entrar a pista a rodar en el trazado completo con ambas bestias. Nos toca empezar por el recién llegado, con el Audi RS e-tron GT. La versión tope de gama del eléctrico tiene una potencia de 646 CV y 830 Nm de par en el modo Boost (598 CV de normal), cifras que marean. Gracias a ello consigue una aceleración de 0 a 100 km/h en 3,3 segundos y su velocidad máxima está limitada a 250 km/h. Tampoco es que fuéramos a alcanzar más en el Jarama…
Porque realmente lo que nos dejó más impresionados en las vueltas que dimos a bordo del eléctrico es la alta reactividad que tenía. Las aceleraciones son inmediatas gracias a esos 830 Nm instantáneos, las frenadas también gracias a los frenos carbocerámicos y la sensación es similar a la de estar en una montaña rusa. Hay que cambiar el chip para adaptar ligeramente la trazada y, sobre todo, para aprenderse los puntos de aceleración y de frenada. También cuesta acostumbrarse a ir a altas velocidades sin el rugir de un motor de combustión, pero lo hace todo tan bien que hay que perdonárselo.
Tras bajarnos pensando en el ilusionante futuro que nos espera con los eléctricos más prestacionales, toca hacer «reset» para montarnos en la otra máquina. Toca el turno con el Audi R8 V10 Performance, el mismo ejemplar que habíamos probado anteriormente y que lleva un motor V10 atmosférico de 5.2 litros en posición central. Gracias a sus 620 CV y 580 Nm de par es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,1 segundos y de alcanzar una velocidad máxima de 331 km/h, poca broma.
Las prestaciones son mayores en este ejemplar, pero a veces no lo parece porque no es tan reactivo como el eléctrico. Sin embargo, su aplomo es mucho mayor, es más ligero y nos permite hacer prácticamente de todo. Va sobre raíles y nos invita a frenar más tarde y acelerar antes en cada curva, es un coche que lo perdona todo y en el que los errores no penalizan tanto como podríamos pensar. La capacidad de la tracción quattro es soberbia y el sonido que nos llega a través del casco embriagador.
Lo verdaderamente provechoso del curso ha sido comprobar lo mejor de dos mundos. Aprender conduciendo en circuito con los que probablemente sean los dos mejores representantes de sus segmentos tiene un gran valor añadido. El Audi R8 nos ha enseñado a valorar (de nuevo) lo que es un buen superdeportivo purista con su motor atmosférico de alta cilindrada que está destinado a desaparecer. El Audi RS e-tron GT nos ha mostrado lo que nos deparan los deportivos eléctricos del futuro, dejando claro que tienen muchísimo potencial, aunque obligando a cierta adaptación.
Terminamos con una sonrisa en la boca esta Audi Driving Experience Sportscar en el Jarama, tras haber sido testigos de cómo se reunían 15.300 CV de potencia en una superficie de unos pocos metros cuadrados. Volvemos a recalcar lo instructivos y provechosos que son este tipo de cursos de conducción. Quien se lo pueda permitir, merece la pena invertir en ellos. Éste en concreto son 550 euros para clientes de Audi y 650 euros para no clientes. También hay otros de iniciación como el Progressive por 200 euros (240 euros no clientes) o el Performance por 340 euros (420 euros no clientes).
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