En 1921, el Bugatti Type 13 “Brescia” anunció una nueva tendencia en el automovilismo. El deportivo de origen francés puso fin a la era de los grandes y pesados coches de carreras. Su ligera carrocería y chasis y un potente motor hicieron del Type 13 un coche de carreras que se adelantó a su tiempo convirtiéndose en el primer superdeportivo del mundo y, que en esta ocasión, honramos un centenario después.
El descapotable biplaza pesaba solo 490 kilogramos y estaba propulsado por un bloque con cuatro cilindros refrigerado por agua, con una cilindrada de poco menos de 1,5 litros −1.453 cc− y una potencia de salida inicial de 40 CV, y luego de 50 CV. La versión de carreras tenía una velocidad máxima de 150 km/h, una velocidad que entonces solo podían alcanzar los coches más potentes y pesados. Sin embargo, incluso estos rara vez tenían una oportunidad contra el ligero y ágil Type 13 antes de afrontar con firmeza la primera de las curvas.
Ettore Bugatti, por otro lado, descubrió hace más de 100 años que el peso era el verdadero enemigo del automovilismo y comenzó a centrarse sistemáticamente en un diseño ligero. La optimización del peso ya era una prioridad en el primer coche que construyó en su nombre, el Type 10. El trabajo en el Type 13 comenzó en 1910, y el vehículo se desarrolló y optimizó continuamente durante los años posteriores. Bugatti llevó el Type 13 al siguiente nivel en 1921 con el Type 13 “Brescia” en un mundo dominado por auténticos pesos pesados.
El primer modelo −1914− estaba equipado con un propulsor de 1.35 litros. Con motivo del estallido de la Primera Guerra Mundial, la producción se suspendió poco después, por lo que fue solo tras la guerra −1919− cuando Bugatti desarrolló un modelo algo modificado con 1.368 cc, tecnología de cuatro válvulas por cilindro y 30 CV de potencia. El uso de una aleación blanca para los cojinetes del cigüeñal y los pistones era muy original hace 100 años, al igual que una bomba de combustible y de aceite para componentes específicos.
Cuenta la leyenda que cuando estalló la Gran Guerra, Ettore se llevó dos unidades del Type 13 completos a Milán, mientras que los otros tres fueron desmontados y sus partes fueron enterradas cerca de la fábrica de Molsheim. Después del conflicto bélico, Bugatti regresó y preparó cinco ejemplares del Type 13 para las carreras. Porque donde el Type 13 pecaba de una falta de potencia, el coche lo compensaba con su manejo, su dirección y frenado. Estos elementos tan importantes se conservaron en todos los diseños futuros de Bugatti.
Una caja de cambios de cuatro velocidades sincronizadas permitía al conductor cambiar de marcha más fácilmente. Dos años más tarde, Bugatti aumentó el diámetro del cilindro a 68 milímetros, lo que amplió el volumen global a 1.453 cc. Además del automóvil de producción en serie, también diseñó un vehículo para competición. Para éste, continuó afinando algunos detalles para pasar de entregar la potencia máxima de 2.700 a 4.500 rpm, sin mermar la fiabilidad y siendo rápido de reacción gracias a la calibración de la dirección.
El modelo obtuvo su mayor triunfo en el Gran Premio de Brescia, Italia, en septiembre de 1921, consolidando así su condición de imbatible. Cuatro Bugatti Type 13 terminaron en los cuatro primeros lugares. En la década los años 20, este modelo se hizo con casi todas las victorias en las que participó, especialmente en las duras carreras de tramos montaña, con curvas muy cerradas, mal pavimento, baches, arena y montones de piedras en donde los deportivos ligeros y potentes de Molsheim tenían ventaja sobre sus competidores.
El Bugatti Type 13 anunció una década dorada para la empresa. Durante los años siguientes, la fábrica francesa vendió 711 coches de este tipo con motor de competición de 16 válvulas, además de 388 coches con un motor suavizado para su uso en la carretera pública. Bugatti continuó implementando con éxito el concepto del Type 13 con diferentes longitudes, por ejemplo, en el Type 15, Type 17, Type 22 y Type 23. El Type 13 como tal se hizo en la planta de Molsheim hasta 1926, vendiendo alrededor de 2.000 unidades del modelo en total.
Los empleados ya comenzaron a ensamblar el Type 35 en 1925, un modelo que llevó hacia delante la exitosa serie de victorias de Bugatti y siguió las huellas de los neumáticos de su legendario predecesor. Durante los próximos años, se convertiría en el coche de carreras más exitoso de todos los tiempos, con más de 2.000 primeros puestos en su haber. Hoy en día se desconocen cuántas unidades quedan aún con vida, pero de encontrar una a la venta, sus precios están solo al alcance para quienes pueden gastar siete u ocho cifras en un coche.
Fuente: Bugatti
Galería de fotos: