El fabricante de coches estadounidense comenzó a desarrollar el primer CERV I en 1959 como concepto de coche monoplaza de competición que contribuyó a crear la leyenda del Corvette. El ingeniero Zora Arkus-Duntov, encargado del CERV (Chevrolet Engineering Research Vehicle) creó el modelo como base para testar nuevas tecnologías o ideas que iban saliendo desde el equipo de ingenieros.
Arkus-Duntov se convirtió en uno de los ingenieros más importantes del siglo XX en el mundo del automovilismo y en el hombre que hizo posible la aparición del Corvette. A la hora de diseñar el Chevrolet CERV I en los años 60, el objetivo era un coche deportivo apto para competir en la Indy 500 y en la Pikes Peak Hill Climb. Del comportamiento que tuviera en dichas competiciones, el equipo de Arkus-Duntov estudiaría la posibilidad de aplicar la tecnología del CERV I en un futuro modelo deportivo de calle del Chevrolet como ocurriría más tarde con el Corvette.
El Chevrolet CERV I estaba equipado con un motor central V8 4,6 litros de 350 CV de potencia (a 6.200 rpm) y podía alcanzar una velocidad máxima de más de 260 km/h. Para la mayoría de los componentes del deportivo se utilizaron aluminio y magnesio para reducir al máximo el peso. Fabricado íntegramente con un chasis tubular monoplaza, se asemejaba al método superleggera utilizado por los italianos de aquella época. Para la carrocería, eligieron la fibra de vidrio más ligera del momento. El resultado fue un coche deportivo de tan solo 350 kg.
El diseño del motor fue algo exclusivo para el Chevrolet CERV I, situado detrás de la cabina del piloto e impulsado por un sistema de inyección mecánica. El coche era impulsado por tracción trasera y una caja de cambios manual de cuatro velocidades. Para el CERV I suspensión independiente: la delantera utilizaba amortiguadores de tipo muelle y barra estabilizadora.
En la parte trasera, la suspensión era de tipo multibrazo (multilink) y resortes variables. El sistema de frenos utilizaba discos en las ruedas traseras y de tambor en las delanteras, con bomba de freno de dos pistones para evitar fallos de frenada.
Tras finalizar el prototipo, el Chevrolet CERV I fue conducido por el mismísimo Stirling Moss para probar sus prestaciones de cara a las competiciones. El comportamiento del coche deportivo no fue el esperado y no se ajustaba al reglamento para competir. De todas maneras, el coche se siguió utilizando con modificaciones posteriores que sirvieron para dar paso a futuras versiones del CERV.
El Chevrolet CERV I estaba destinado a ser destruido por General Motors, pero Arkus-Duntov logró retenerlo para exponerlo en un museo y preservar el prototipo, hasta que en 1986 cayó en manos privadas. A mediados de agosto, el actual dueño decidió subastarlo mediante la casa de subastas RM Sotheby’s por precio de salida entre 1.000.000 € y 1.800.000 €.
Fuente: RM Sotheby’s
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