Si te gustan los coches, y más aún las grandes berlinas, es probable que hayas echado un ojo al mercado de ocasión alguna vez para bichear que se cuece. Sorprendentemente, ves una oferta que incluye numerosos sedanes alemanes a buen precio. Pero quieres algo más llamativo y de tintes más deportivos, pero igual o incluso más lujoso que la tríada germana. Caes en Maserati, una firma que emana la misma elegancia que dinamismo en sus líneas. Encima, el precio que has visto es muy, muy sugerente, pero…
Maserati siempre ha sido conocida como una marca de coches de lujo, elegantes y de muy alto rendimiento, un hecho demostrado por la elección de los modelos Quattroporte como coches oficiales del presidente italiano. Sin embargo, Maserati es una de las marcas que se deprecian enormemente con el tiempo. Porque, aunque solo su nombre evoca imágenes de victorias en las carreras y lujo opulento, el tipo de reputación que parece otorgarse a la exótica maquinaria italiana, no se trata solo de alto estatus y prestaciones.
Maserati también tiene una reputación menos agradable por sus altos costes y la depreciación. Desafortunadamente, no es una reputación totalmente inmerecida. La depreciación ha sido un problema para Maserati en el pasado reciente. Sin embargo, la compañía está comenzando a cambiar y las cosas están mejorando. Aún así, el Quattroporte en particular cuesta una miseria después de algunos años de uso en comparación con el precio cuando dejó el concesionario con su primer propietario, hasta un 72,2 % en 36 meses.
Echando un vistazo al mercado de segunda mano, se pueden encontrar unidades con 15 años a sus espaldaspor poco más de 10.000 euros. Para poder entender cuánto se ha depreciado a lo largo de los años, en el momento del lanzamiento, te diremos que el coche costaba más de 120.000 euros. Si ajustamos la inflación, es una cifra cercana a los 170.000 euros actuales, más de lo que cuesta la versión de acceso que se comercializa aún en los concesionarios. Además, muchos de ellos parece que están en estados decentes.
Esta berlina a medio camino entre un gran turismo y un deportivo fue creada para satisfacer la demanda de aquellos clientes que querían más rendimiento, sensaciones y distinción de entre los buques insignias alemanes. Desde el punto de vista técnico, su motor de gasolina V8 de 4.2 litros construido con ayuda de Ferrari es una maravilla prestacional y sonora, pudiendo lanzar a la berlina modenese hasta los 100 km/h en poco más de cinco segundos y rozar los 300 km/h de velocidad punta gracias a sus 400 CV y 450 Nm de par.
Asociado a este motor hay una caja de cambios automática, que también derivaba de unidades empleadas en los Ferrari de dos pedales de comienzos de década. Aquí es donde empiezan los problemas, puesto que tiene fama de averiarse y de ser extremadamente cara de reparar. Y los cambios en conducción dinámica son lentos, lo que puede desesperarte si estás acostumbrado a las modernas transmisiones automáticas. Y eso por no hablar de innumerables fallos eléctricos causados por una instalación del arnés de cableado deficiente.
Por lo tanto, si estás interesado en hacerte con una berlina tan especial como un Quattroporte de segunda mano, te recomendamos encarecidamente que busques una unidad a través de la red de concesionarios o vendedores especializados de prestigio, ya que un mal mantenimiento –y malas reparaciones o la ausencia de ellas– es el causante de que acabes con una jaqueca y continuas visitas al taller. Destacar que esto no es algo exclusivo de la firma del tridente, sino de cualquier vehículo de alta gama con un mantenimiento lo más barato posible.
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