El Renault Sport Spider de 1996, un modelo creado para competir que se vendía sin parabrisas, puede considerarse como el pionero de esta nueva moda, ya que es ahora cuando las barchettasestán viviendo su momento de esplendor. En los últimos años, varios de estos vehículos han ido llegando en forma de series limitadas, ofreciendo unos diseños más “limpios” y espectaculares que sus contrapartes de techo cerrado y prometiendo una experiencia de conducción más pura.
Las sensaciones al volante rememoran las que sienten los pilotos de monoplazas y barquetas de competición, aunque muchos de estas máquinas ya están empezando a hacer uso de parabrisas o sistemas de seguridad equivalentes para evitar lesiones graves en los pilotos. Porque sentir el aire en la cara puede ser un ideal muy romántico, pero el parabrisas protege de los elementos y de la intrusión de objetos al habitáculo. Además, también nos protege en caso de vuelco y sirve de soporte a las cámaras y sensores de los sistemas de seguridad ADAS.
El parabrisas es uno de los elementos de seguridad que más vidas ha salvado, pero en los últimos años se han lanzado muchos vehículos que carecen de este protector elemento. Se trata de una moda muy insegura e incómoda, un paso atrás en materia de seguridad, incluso si estos coches –que están homologados para circular por la calle– solo se usasen en un circuito cerrado y con casco. Pero lo cierto es que para conducir estos coches es casi imprescindible emplear un casco, porque a partir de cierta velocidad el aire en los ojos dificulta la visión.
Y, aunque llevemos casco, a velocidades elevadas hay que tener un cuello tan fuerte como el de Fernando Alonso para mantener la cabeza firme y soportar el empuje del aire sobre el casco. Y aunque parezca obvio, el parabrisas nos protege de los elementos (viento, lluvia, granizo, nieve o rayos ultravioleta), del aire frío o muy cálido, del polvo en suspensión y también de la intrusión al habitáculo de objetos, que pueden ser desde una piedra “escupida” a gran velocidad hasta objetos más contundentes caídos de otros vehículos o arrastrados por el viento.
Conozcamos a los 10 modelos que están a la venta en la actualidad y no disponen de parabrisas en su versiones de presentación (muchos de ellos lo ofrecen como elemento opcional o en otras versiones del mismo modelo).
Ariel Atom
Un coche de culto para los amantes de la conducción, capaz de superar a deportivos mucho más potentes por su extrema ligereza (612 kg), su afinado chasis y su motor de alto régimen de origen Honda con 320 CV (la misma unidad 2.0 VTEC Turbo del Civic Type R). Pero este biplaza inglés no solo carece de parabrisas, tampoco tiene techo, puertas, ventanas o carrocería so quiera. Eso es lo que recibes por poco más de 45.000 euros, aunque entre su lista de opcionales hay un minúsculo “aero screen” que desvía algo de viento de la cabeza del piloto.
Aston Martin V12 Speedster
La firma de Gaydon ya había mostrado en 2013 el CC100 Speedster Concept, inspirado en el DBR1 ganador de las 24 Horas de Le Mans de 1959. El V12 Speedster es la versión de producción, con una serie limitada de 88 unidades “que irán a parar a los garajes de coleccionistas de todo el mundo”. Frente a los asientos hay un V12 biturbo de 5.2 litros y 700 CV que le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 300 km/h. Esa exclusividad tiene un precio, que no es poco: 876.000 euros, antes de impuestos.
Caterham Seven 620R
Al igual que su compatriota el Ariel Atom, el parabrisas en el Seven 620R también es un elemento opcional en este modelo diseñado para los más puristas de la conducción. Inspirado en el Lotus Seven de los años 50, esta máquina de menos de cuatro metros de longitud pesa menos de 520 kilos y tiene más de 300 CV provenientes de un motor Ford de 2.0 litros (Duratec). No hay ABS ni ESP ni dirección asistida, tan solo un piloto conectado con una máquina que puede llegar a los 100 km/h en 2,8 segundos y hasta los 250 km/h de punta por 59.900 euros.
Dallara Stardale
El primer modelo de calle del fabricante de chasis de competición italiano no tiene parabrisas de serie, pero opcionalmente ofrece uno de policarbonato con un marco de fibra de carbono (16.600 euros), así como un techo (7.700 euros) y unas puertas (7.300 euros). Con el motor 2.3 del Ford Focus RS colocado en posición central, este ligero deportivo de 855 kilos cuenta con un total de 400 CV de potencia y promete aceleraciones laterales de hasta 2 G. ¿El precio? 155.000 euros, antes de impuestos. Eso sí, tan solo 600 ejemplares serán fabricados.
Ferrari Monza SP1 y SP2
A la moda de las barchettas también se ha unido la firma de Maranello con dos modelos de serie limitada: el Ferrari Monza SP1 (monoplaza) y SP2 (biplaza). Lo que la compañía equipa en estos modelos es lo que denomina un “parabrisas virtual”, unos elementos aerodinámicos diseñados para desviar el flujo de aire de la cabeza del conductor. Parte del aire que fluye sobre el capó es dirigido verticalmente por delante del cuadro de instrumentos, generando así un flujo de aire empujado hacia arriba que proporciona una bolsa en torno a la cabina a baja velocidad.
KTM X-Bow
El radical deportivo biplaza de KTM llegó al mercado en 2009, pensado para ser disfrutado en el circuito, aunque está homologado para su uso en la vía pública. KTM recomienda utilizar casco para conducirlo, aunque no es obligatorio. Este modelo también dispone de una versión GT con un parabrisas de gran tamaño y ventanillas laterales. Con un motor de cinco o de cuatro cilindros con turbocompresor (2.0 TSI de Volkswagen y 2.5 TFSI de Audi), sus menos de 900 kilos lo hacen increíblemente rápido, y caro con 75.000 euros de factura en adelante.
Lamborghini SC20
Un coche tan único que ha sido diseñado y desarrollado siguiendo los deseos de un cliente con el objetivo de crear una máquina extrema en su diseño y en sus prestaciones. Según la firma del todo, “la carrocería de fibra de carbono dirige el flujo de aire con gran eficiencia, lo que permite una conducción cómoda incluso a altas velocidades”. Siguiendo la estela del Aventador J (2012), el Lamborghini SC20 acoge tras los asientos hay un V12 atmosférico de 6.5 litros, esta vez con 770 CV. En cuanto al precio, es una incógnita como lo son sus prestaciones.
Lotus 3-Eleven 430
Presentado en 2018 para celebrar el 70 aniversario de la marca, solo 20 ejemplares existen del Lotus más radical, que delante del conductor solo tiene un deflector aerodinámico. Pesa 920 kilos y alcanza los 290 km/h de punta, no antes de llegar a los 100 km/h desde parado en 3,2 segundos. Estas cifras las consigue gracias a un chasis de aluminio conjuntado con una carrocería de resina compuesta de fibra de carbono y a un motor V6 Toyota de 3.5 litros sobrealimentado por compresor que genera 430 CV y 440 Nm. Costaba 130.000 euros.
McLaren Elva
Tiene 815 CV y alcanza los 200 km/h en 6,7 segundos. Eso sí, ir así de rápido implica el uso de un casco… o encargar un parabrisas (sin coste adicional). Según la compañía, el sistema “Active Air Management” del McLaren Elva permite circular hasta 120 km/h sin casco de forma cómoda. El sistema succiona y reconduce el aire por el interior y lo expulsa a alta velocidad por las salidas del capó, creando una “cúpula” de aire virtual que evita que el viento entre en el habitáculo. Solo se fabricarán 399 unidades a razón de 1,66 millones de euros cada una, aproximadamente.
Polaris Slingshot S
Este artefacto de tres ruedas promete fuertes sensaciones, gracias a sus 180 CV de potencia de un bloque de 2.0 litros de desarrollo interno (anteriormente un 2.4 de origen General Motors) y reducido peso inferior a los 800 kilos. Es el más económico de la lista, pues su precio en Estados Unidos parte de los 19.999 dólares (16.500 euros, aprox.) y ofrece un parabrisas opcionalmente. También es el único con tres ruedas, lo que le ayuda a reducir sensiblemente los impuestos a la hora de homologar el conjunto y, por ende, conseguir un precio de venta más bajo.
Fuente: Carglass
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