En el año 2002 la marca Ford lanzó al mercado el Ford Focus RS 200, la versión más radical y deportiva del Ford Focus de 1998, la primera generación del compacto que deslumbró al mundo entero por su diseño innovador, caracterizado por sus formas redondeadas. Hasta la llegada del RS200, el más rápido de la gama del Focus era el ST170.
El RS 200 fue el primer Focus en formar parte de la familia de los RS, unas siglas que desde el año 1968 fueron empleadas para distinguir a las mecánicas más prestacionales del fabricante del óvalo (con permiso de las versiones del preparador inglés Cosworth). El primer modelo en llevar estas dos letras fue el Ford 15M RS Coupe.
Este año se cumplen 18 años desde la llegada del primer Focus RS. En todo este tiempo han pasado por nuestro mercado tres generaciones distintas, la última de ellas fue la primera de la saga en equipar un sistema de tracción total, y para tristeza de algunos, dejó de fabricarse haceya algún tiempo.
Todavía seguimos esperando a que la cuarta generación (Ford Focus 2018) reciba las siglas RS, del que se comenta que podría llegar hasta los 400 CV de potencia debido al uso de tecnología microhíbrida. La última generación llegó con motor de cuatro cilindros EcoBoost de 2.3 litros de 350 CV y tracción integral, así como el Drift Mode y una edición especial, el Focus RS Limited Edition que incorporaba cambios en su diseño y un nuevo autoblocante mecánico en el eje delantero.
El Focus RS 200, a nivel estético presentaba diferencias respecto a las versiones más convencionales y su principal característica es su color azul marino, el único en el que estaba disponible. Los cambios más aparentes en el exterior los encontramos en los parachoques. El delantero contaba unas tomas de aire más grandes con el objetivo de canalizar el aire al intercooler, y el trasero era más ancho debido a la ampliación de los pasos de ruedas para darle más estabilidad en el paso por curva.
Asimismo, los bajos de carrocería más pronunciados, el alerón trasero y la salida del escape más grande, le daban un aspecto más radical que al resto de Focus.
Las llantas utilizadas por esta versión eran de 18 pulgadas y su diseño era similar a las utilizadas por la versión de rallyes (Focus WRC). Vienen calzadas en unos neumáticos 225/40, más anchos y con un perfil más bajo que en el resto de versiones, con la finalidad de conseguir una conducción más dinámica.
En el interior, aunque apenas presenta cambios en su diseño, incorpora elementos que le confieren un aire más deportivo, como los asientos tipo bacquet que mejoran la sujeción del cuerpo en el paso por curva. A nivel estético, el pomo de la caja de cambios, el freno de mano y los pedales, estaban acabados en aluminio y eran de la conocida firma Sparco. Al lado de la caja de cambios, encontramos un botón cuya función es arrancar el vehículo, un sistema novedoso por aquel entonces.
El cuadro de instrumentos luce de manera distinta en esta versión, tiene un fondo con toques de color azul y lleva el anagrama RS sobre el cuentarevoluciones. Además, también cuenta con un indicador lumínico para subir marcha, que se enciende cuando nos acercamos a la barrera de las 6.000 rpm
Pese a que el nivel de acabado era bueno, en este aspecto se situaba un peldaño por debajo del Volkswagen Golf R32 y el Audi S3, competidores más caros. Eso sí, el diseño interior de estos era bastante más sobrio y clásico que el del Focus, pues al igual que ocurría con su diseño exterior, el habitáculo tiene unas líneas muy redondeadas y un aspecto muy moderno, lejos del convencionalismo de los fabricantes alemanes.
Mecánicamente y debido a su configuración (no lleva ayuda electrónica, salvo ABS), es uno de los coches más radicales del segmento. Bajo el capó del RS 200 encontramos una versión del motor Zetec de 2.0 litros con turbo y 16 válvulas, que no recurre a un sistema de admisión variable.
Sus 215 CV de potencia y 310 Nm eran sinónimo de unas prestaciones eran muy dignas, y el hecho de incorporar un diferencial Quaife, le hacía un coche muy sensible y radical. El autoblocante le permite mostrar toda la potencia a cambio de producirse tirones en el volante a causa de la enorme fuerza.
Para asimilar esta potencia se le dotó de un sistema de frenado más avanzado, con unos discos delanteros de 325 mm y pinzas Brembo. y unos traseros macizos de 280 mm de diámetro, además de una dirección más rápida con la que poder gestionar mejor la potencia del tren delantero.
Alguno de sus rivales como el Alfa Romeo 147 GTA y el Golf R32, con 250 y 241 CV respectivamente, contaban con algo más de potencia, sin embargo, no todos eran capaz de acelerar de 0 a 100 km/h tan rápido como el Focus RS 200, que lo hacía en tan solo 6,7 segundos.
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