Casi con total seguridad, no has oído hablar del Hafei Lobo hasta este mismo momento. No intentes ocultarlo; nosotros tampoco sabíamos de su existencia hasta hacer esta entrada. Pininfarina es conocida por ser una de las firmas de diseño y de sastre para vehículos con los que la mayoría de los mortales podríamos soñar. La lista completa de modelos gestados por el carrocero italiano, entre prototipos, colaboraciones y llegados a producción, superan los tres centenares.
Pero aunque a todos nos vienen a la cabeza coches memorables como el Ferrari Testarossa o el Maserati GranTurismo, pero también algunos más modestos como el Alfa Romeo GTV y Spider o el Peugeot 406 Coupé, y luego algunos quizá menos memorables, como el Hyundai Matrix o el protagonista de esta entrada, el Hafei Lobo. Este completo desconocido, que aunque a primera vista no lo parece, es obra de Pininfarina. Y, bueno, aunque para los estándares de hoy no parezca gran cosa, sí que se puede notar la mano de la firma con sede en Cambiano.
Lo primero que diríamos es que es una especie de pequeña caja de transporte económica y rechoncha, pero al mismo tiempo hay algunas ideas estilísticas realmente interesantes que se pueden apreciar. Por ejemplo, echa un vistazo a la ubicación del intermitente, está justo donde comienza el pilar A. No son muchos los coches que han optado por esta solución, con la memoria puesta en el de sobra por todos conocido Fiat Múltipla de primera generación y, cogido con pinzas, quizá el polifacético Mercedes-Benz “Pontón” de la década de los 50.
La historia dice que Hafei es una división de una importante compañía aeronáutica de China, y que se encarga de fabricar una amplia gama de minivans y vehículos de tamaño compacto. Cuánto tiempo lleva haciendo esto es un tema de debate, ya que ninguna fuente menciona la edad real de la empresa. En cualquier caso, el Lobo se mostró por primera vez en 2002 en el Salón del Automóvil de Pekín. Además de por la localización de los intermitentes, también atrajo la atención por sus luces traseras triangulares relativamente altas y su geometría en general.
La versión de producción se mantuvo notablemente acertada con respecto al prototipo, y el único cambio visible importante fue que los pilares ahora eran del color de la carrocería y no oscurecidos, probablemente para reducir los costes. Y es que hacerlo tenía sentido, ya que el Hafei Lobo era muy económico cuando finalmente se dejó de fabricar en 2011: el modelo de acceso costaba alrededor de 5.000 euros, apenas 5.600 euros ajustando la inflación. Por esa cantidad de dinero, ¿qué coche sin estrenar puedes comprar? Ninguno, apostaríamos.
Y, aunque todavía parezca más difícil de crear, Lotus participó en la puesta a punto del Lobo; y eso que se creó como un producto destinado a los mercados de Sudáfrica, Rusia, Sri Lanka, Malasia y Tailandia. Como tal, el urbanita se llegó a ofrecer con motores de gasolina de 1.0, 1.1 y 1.3 litros, de 48, 68 y 78 CV respectivamente. La energía de los propulsores era llevada al eje anterior por una caja de cambios manual o automática, ambas de cinco relaciones. No hay una ficha técnica, pero marcaba un peso en vacío de 895 o 920 kg, según transmisión.
Después de todo, el Hafei Lobo posee unas dimensiones comedidas: 3.588 mm de longitud, 1.563 mm de anchura y 1.533 mm de altura. Como máquina de corte económico fabricaba en el suelo de la República Popular China e Irán, sin embargo, no estuvo exento de algunas criticas tempranas. La dotación de equipamiento de serie en el mejor acabado incluía lujos como aire acondicionado, cierre centralizado, elevalunas delanteros eléctricos y dirección asistida, excelente para su clase, pero la calidad del interior fue criticada como “sin refinar”.
De acuerdo con una prueba publicada por CarMagen 2008, una ejemplar equipado con el bloque de 1.1 litros, podía llegar hasta los 100 km/h desde parado en 17,45 segundos, con el motor gritando a pleno pulmón en su camino a una velocidad máxima de 140 km/h. Según dicen, emitía muchas vibraciones y era ruidoso. La dirección tampoco parecía estar del todo bien calibrada (al menos en la unidad de pruebas) motivado por una mala alineación de las ruedas, pero el consumo se ubicaba entorno a los 6,3 l/100 km y ofrecía más de 600 km de autonomía.
Afortunadamente, gracias a la colaboración de Lotus daba la sensación de ser un coche más “plantado” sobre el firme que algunos de sus compatriotas coetáneos, sin ser esto algo de lo que sentirse especialmente orgulloso. Los frenos eran inconsistentes, con discos ventilados delante y tambores detrás. En las pruebas dinámicas, el Lobo necesitaba una media de 3,56 segundos de promedio para detenerse desde los 100 km/h, consiguiendo una calificación de “pobre”. Y como plus, bajo la lluvia puede a veces bloquear los frenos inesperadamente.
En una prueba de choque de la C-NCAP (el organismo chino –teóricamente– independiente que se ocupa de velar por la seguridad de los vehículos que se venden en China y los que se exportan), el Lobo sólo logró dos estrellas. En Sudáfrica al menos , no venía ni equipado con ABS ni airbags. Pero se trataba de un coche urbano de aspecto atractivo, un vehículo con una temática de diseño triangular clara que se percibe en todas partes, no es una colección aleatoria de líneas creadas por distintas personas, algo que es muy habitual en la actualidad.
Es probable que mayoría esté pensando que el Haifei Lobo es un ataúd con ruedas con muy poco que ofrecer, si se es algo más indulgente, podemos llegar a apreciar que se trata de un pequeño automóvil increíblemente accesible para una gran mayoría de personas; un vehículo que fue diseñado para ser económico y lo más fácil de aparcar, uno que, aún sin ningún tipo de pretensión más allá de su labor como medio de transporte, ofrecía un diseño distintivo, y eso es digno de ser respetado. Probablemente nunca veas uno, pero ya no lo olvidarás.
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