Con el lanzamiento del último Mercedes GLC, lo cierto es que las expectativas estaban realmente altas. El popular SUV de la firma de la estrella mejoraba en muchos aspectos y se mostraba con una gama mecánica amplia. Ahora va un paso más allá con la llegada de las versiones deportiva, que la completan por la parte superior con niveles de potencia realmente elevados. Los nuevos Mercedes-AMG GLC mantienen el motor de cuatro cilindros y 2.0 litros, aunque con un desarrollo muy distinto para ambas variantes.
El Mercedes-AMG GLC 43 4MATIC es el que pone un punto intermedio entre la gama «normal» del modelo y el modelo más extremo. Con ese destacado motor M139l y recursos como el turbocompresor eléctrico, sumado a un sistema microhíbrido de 48 V, consigue una potencia de 421 CV y 500 Nm de par. Gracias a ello, es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,8 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h. Solamente puede ir con la transmisión automática AMG Speedshift MCT 9G y también con la tracción total 4MATIC.
Aunque lo del Mercedes-AMG GLC 63 S E Performance es de otro mundo. Tiene la misma base, el mismo motor de cuatro cilindros y 2.0 litros, pero con su potencia elevada y con un sistema híbrido de altas prestaciones que consiste en un motor eléctrico trasero y una batería de alto rendimiento. El resultado es que consigue unos espectaculares 680 CV y 1.020 Nm de par para ser el auténtico tope de gama. Acelera de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos y su velocidad máxima está limitada a 275 km/h.
Lo consigue con mejoras como un mayor tamaño del turbo eléctrico para elevar la potencia del motor de gasolina (476 CV frente a los 421 iniciales). También con ese motor eléctrico que aporta 204 CV por sí mismo para mover las ruedas traseras y conseguir la tracción total variable. Además, la batería AMG de alto rendimiento con 6,1 kWh de capacidad ha sido hecha con la ayuda del equipo de Fórmula 1 y permite una autonomía de hasta 12 kilómetros. Aunque más interesante es la puesta a punto del tren de rodaje AMG Ride Control con amortiguación adaptativa.
Es uno de los sistemas que le dan ese carácter tan deportivo al todocamino, pero no es el único. Estos nuevos Mercedes-AMG GLC cuenta con una estabilización activa del balanceo de serie, frenos deportivos, un sistema de escape específico, una dirección con tres niveles de sensibilidad e incluso con eje trasero direccional. Es fácil distinguirles del resto por su estética, incluso el GLC 43 4MATIC ya tiene paragolpes más deportivos, asientos AMG o el volante AMG Performance de cuero napa, entre otros detalles.
En el caso del GLC 63 S E Performance se sube la apuesta para tener llantas forjadas AMG de 21 pulgadas, un difusor más prominente con doble salida trapezoidal, tapicería mixta e incluso el sistema AMG Track Pace para registrar y analizar datos durante su uso en circuito, una especie de telemetría que es opcional en el otro.
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