Verano del amor. Finales de los 60 en San Francisco. Miles de hippies de todo el mundo se reunían para celebrar la vida, la libertad y el sexo. Buena música y marihuana en torno a un coche, la Volkswagen Bulli, que se convirtió en todo un símbolo de aquella revolución sin sangre.
Los años pasaron y a medida que los jóvenes iban creciendo, quedaron a un lado los ideales utópicos del verano y las cuatro ruedas que les representaban. Convertido en una reliquia que todavía se deja ver por las carreteras, Volkswagen ha decidido remodelar uno de sus modelos más míticos, adaptándolo a las necesidades de la actualidad.
Presentado durante el Salón del Automóvil de Ginebra, este prototipo de una nueva Volkswagen Bulli es un monovolumen de casi cuatro metros de largo, 1,75 de alto y 1,70 de ancho que se ubica por debajo de la Multivan y la Caddy. Aunque la estructura continua siendo la misma, la estética, más pija y aburguesada hace que su antecesor sea un mero recuerdo del pasado.
Cuenta con seis asientos, en dos filas de 3+3 con posibilidad total de abatirlas y un amplio espacio de maletero con capacidad de transportar todo lo necesario para por ejemplo, pasar un buen día de campo.
En cuanto a la motorización, la Bulli se mueve con un motor eléctrico de 115 Cv con baterías de iones de litio y tiene una autonomía de hasta 300 km. Ha sido este el elegido para la presentación ante los medios en Ginebra, pero también podría montar dos propulsores de gasolina distintos, un 1.0 y un 1.4 turbo.
La Bulli presume de luces con tecnología LED en pilotos y faros, intermitentes circulares y hasta un iPad incorporado desde el que se puede controlar la navegación, el teléfono o el sistema de música.
Para los que quieran ver en el presente algo del pasado, ahí están los tapacubos de las ruedas cromados, prácticamente iguales que los de la furgoneta original.
Aunque aún no está en fase de producción ni se conoce nada sobre el precio o su salida a la venta, desde Volkswagen esperan repetir el éxito del modelo original.
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