El segmento de las berlinas grandes es coto privado de los alemanes en Europa. De ellas, es el BMW Serie 5 uno de sus máximos exponentes, un coche que ha sabido a lo largo de su historia conjugar elegancia, refinamiento interior y dinamismo en marcha. A finales de año sumará otra muesca en sus hitos, una variante 100% eléctrica, el BMW i5. Hemos podido verla y tocarla en Madrid (por ahora en parado).
Nada más fue desvelado el modelo, lo primero que me llamó la atención fue lo grande que es el nuevo modelo. Mide 5,06 metros de longitud, así que es 9,7 centímetros más largo que el Serie 5 2021 que lo precedía. Pero llama mucho la atención las enorme distancia entre ejes, de 2,99 metros (gana 2 cm). Es también más ancho (1,90 metros, 3,2 cm más) y 3,6 cm más alto, se queda en 1,52 metros.
Comparado con el que será su principal rival, el Mercedes EQE, me gusta del BMW que apueste por conservar la clásica silueta de tres volúmenes en lugar de apostar por una carrocería tan novedosa y diferente. Si eres de los que no quieres que el coche que llevas vaya anunciando que tiene un sistema de propulsión eléctrico, apuesta por el BMW.
Realizado sobre la misma plataforma que el de combustión, apenas hay diferencias notables de diseño más allá de detalles y de logos. La unidad que vimos era la más alta de gama, un i5 M60 xDrive, con 601 CV de potencia y 795 Nm de par máximo, con lo que tenía el paquete M Pro o el Iconic Glow, esa parrilla retroiluninada por LED que le da un aire más distinguido, contorneando el ya clásico perfil de los dos riñones. Estrena firma lumínica.
El interior es claramente espacioso y sobre todo, bien rematado. Se accede muy bien a las plazas delanteras, ya que las puertas son muy grandes y cuentan con unas manillas integradas en la carrocería para mejorar el flujo del aire alrededor del coche. Me sorprendieron los asientos para bien: a pesar de estar ante una unidad deportiva, muy cómodos.
Ante ti tienes el volante deportivo M, con un aro grueso muy mullido y un toque rojo que señala las 12. Da gusto tenerlo entre las manos y cuenta con levas tras él. Los que somos más fanáticos de la conducción nos fijamos quizá más en este tipo de aspectos que en el infoentretenimiento. Y eso que se ve a las leguas la doble pantalla, unida visualmente tras un cristal curvado. Muestra bien la información, pero prefiero probarlo en marcha para ver mejor su fluidez. Sin duda, lo mejor es que conserva el mando iDrive giratorio en la consola. ¿Que prefieres tocar la pantalla? Hazlo, es táctil, pero ese control es muy muy intuitivo para moverse por menús.
Un detalle tecnológico en que incidió la marca mucho es en la Interaction Bar. Es una barra de luces LED que recorre el salpicadero hasta las puertas. Más allá de su función decorativa, puede cambiar de color en función del modo de conducción y avisa de peligros (o cuando tenemos los cuatro intermitentes activados).
No es un coche que destaque en exceso por ofrecer un maletero inmenso. Entiéndeme. Los 490 litros de las versiones eléctricas (520 en los de combustión y los PHEV) no están mal y es suficiente para el equipaje, pero el coche supera los 5 metros. En 2024 llegará una carrocería Touring, el familiar de la gama, con mayor capacidad y practicidad.
La gama eléctrica se ocmpone de inicio del i5 M60 como versión tope de gama y el eDrive40, con 340 CV y 430 Nm de par (motor que tiene ya el BMW i4) Ambos se nutren de la energía que almacena una batería de iones de litio de 81,2 kWh, que admite cargas de hasta 205 kW. La autonomía homologada está entre 516 y 579 km.
Las primeras unidades empezarán a ensamblarse en el mes de julio y llegarán a los concesionarios en el mes de octubre, junto a las versiones de combustión. Si quieres un motor híbrido enchufable, habrá dos versiones, con unas autonomías excelentes, de hasta 1012 km en el 530exDrive y de hasta 90 km en el 550e xDrive. Los precios parten de los 60.050 euros del 520d, mientras que el i5, desde 76.750 euros el eDrive40.