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Luis Blázquez

Sentenciado a vender su coche por huir de la policía

Alemania es, en muchos sentidos, reconocida como “la meca de los entusiastas la velocidad”. Es el hogar de uno de las pistas más grandes del mundo –Nürburgring–, tiene a los fabricantes de coches más prestigiosos, y claro, la famosa Autobahn. Sin embargo, el país centroeuropeo, como la gran mayoría, también tiene una serie de estrictas reglas sobre cómo deben comportarse sus ciudadanos en la vía pública. Un hombre, supuestamente, huyó de la policía en su BMW 440i, y ahora lo tiene que vender.

Según Carscoops (a través del diario local Stuttgarter Nachrichten), el hombre en cuestión es un joven de 23 años de Ludwigsburg, Alemania, una localidad aproximadamente a 12 kilómetros al norte de Stuttgart. Presumiblemente, el dueño del coupé de Baviera fue sorprendido haciendo burnouts y donuts (quemando rueda) en una plaza de la ciudad en el mes de abril. El propietario huyó cuando la policía llegó al lugar, y los agentes alegaron que alcanzó velocidades de más de 100 km/h en el centro de la ciudad, mientras ignoraba los semáforos e invadía la acera.

Aunque uno de los oficiales intentó seguir al conductor, manifestó que no podía seguir el ritmo. “Saqué el máximo provecho de nuestro vehículo oficial, con sus 194 CV [¿Tal vez un Mercedes-Benz C 220d?] y no pude seguirlo. Me di por vencido en Marienstraße (Stuttgart) porque ya no podía ser responsable de los 120 km/h que estábamos alcanzando”, dijo el policía a Stuttgarter Nachrichten. La persecución se hizo aún más peligrosa, ya que tuvo lugar en las calles de la urbe de Ludwigsburg. El joven veinteañero negó a la corte todas las acusaciones recibidas.

Sin embargo, admitió haber acelerado, y dijo que entró en pánico cuando llegó la policía y estaba respondiendo al estrés de la pandemia. El tribunal le dio crédito por haber asistido a un psicólogo de tráfico entre el arresto y su sentencia. La jueza, Anne Bollacher, decidió quitarle el permiso de conducir por otros seis meses, dejándolo sin la capacidad de manejar un coche por un año. También dictaminó que tendrá tres meses para vender su BMW 440i, y se le pedirá que entregue 7.000 euros de las ganancias al tesoro estatal. Si no vende el coche, se lo confiscarán.

“Un vehículo rápido no es un juguete, sino que se convierte en un arma”, manifestó la jueza. “El joven podría haber herido gravemente a una madre con un cochecito de bebé o a un peatón en el proceso de fuga”. Además, es sabido por las autoridades que esa noche de abril, los trompos estaban siendo realizados para impresionar a sus amigos. Aunque de primeras logró escapar de la policía, el joven había estacionado su preciado Serie 4 en el patio de la estación de bomberos. Uno de ellos, que se había percatado del percal, informó de la situación al centro de control.

Para hacernos una idea, el 440i de BMW fue la opción más enérgica del coupé en la previa al M4 todopoderoso. En esta generación (F32), su motor de seis cilindros en línea turboalimentado se conformaba con unos apreciables 326 CV y 450 Nm, números que le permiten hacer el 0 a 100 km/h en cinco segundos exactos y alcanzar una velocidad máxima –limitada electrónicamente– de 250 km/h. Efectivamente, no es un “juguete”, es un vehículo que, para llevar a alta velocidad, hay que ser consciente de que los metros se suceden mucho más rápido que en otros coches.

Fuente: Stuttgarter Nachrichten

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