La seguridad siempre ha sido una de las asignaturas más importantes del sector de la automoción. Como es lógico, los fabricantes quieren proteger al máximo a sus conductores en caso de accidente y para eso es necesario probar y reforzar muchos aspectos. Por eso vemos prototipos como el OSV 40, que hace exactamente 50 años veló por la seguridad de todos. Fue el conejillo de Indias de la marca del rayo y fue introduciendo novedades que le permitieron sobrevivir a impactos como nunca antes se había hecho.
OSV 40 era un nombre tomado de una de las pruebas a las que resistió (a 40 mph), pero este vehículo realmente se trataba de un Opel Kadett C que en 1974 fue utilizado como vehículo de seguridad de Opel (OSV). En esa época, hace medio siglo, los compactos no tenían el nivel de resistencia ante impactos que presentan a día de hoy. Sin embargo, este ejemplar sorprendió por su robustez. Consiguió aguantar un impacto frontal a 64,37 km/h (40 mph) con bastantes garantías.
Los objetivos cumplidos es que se pudieran abrir sus cuatro puertas sin ayuda de herramientas o que la sección delantera se comprimiera apenas 50 cm. También obtuvo buenos resultados en otras pruebas como una colisión frontal con un pilón a 50 km/h, un impacto trasero, un impacto lateral con un poste y durante la prueba de vuelco a 48 km/h. Todo ello, manteniendo un peso de 960 kg, por debajo de eses tope de una tonelada que tenía la marca en la cabeza. Las modificaciones que se le hicieron al OSV 40 fueron bastante sorprendentes.
Tomando esa base del Opel Kadett C, cambiaron sus paragolpes de chapa por unos especiales rellenos de espuma de poliuretano. Eso aumentaba su capacidad de absorción de impactos y dejaba apenas una pequeña deformación. Las cavidades de los umbrales y las puertas también fueron rellenados con espuma de poliuretano, al tiempo que se reforzaban las vigas del techo y los respaldos de los asientos delanteros (que iban montados en el propio techo). Incluso el parabrisas fue fijado directamente a la carrocería para aumentar la rigidez.
En el habitáculo del OSV 40 continua con un buen número de superficies acolchadas (sí, con espuma de poliuretano) o con una dirección que tenía posibilidad de plegarse en la parte inferior para no causar daños. Los asientos delanteros, además de estar fijados al techo, eran más anchos y sumaban unos interesantes soportes laterales para que los usuarios no chocasen entre sí. En las plazas traseras había unos reposacabezas tipo persiana. Otros detalles consistían en espejos retrovisores divididos (como los de autoescuela) o un sistema de advertencia central de Hella que controlaba hasta 11 funciones.
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