El Porsche 911, con esos ojos de rana, tiene una de las formas más icónicas en todo el mundo del motor, sin alejarse mucho del modelo original en sus más de cinco décadas de producción. Es por eso que mirar este coche y ver escrito en la zaga “Porsche 911” resulta tan extraño. Esta forma no es la de un 911. Excepto que sí lo es, porque se trata de un prototipo único funcional creado exprofeso como alternativa a la inexistente versión descapotable del deportivo alemán. Esta es la historia de Porsche 911 Spyder by Bertone.
Con la intención de reemplazar al antiguo 356, el 911 entró en producción en 1964. En verdad, este se acercaba más a la idea de un deportivo que su predecesor, pero solo estaba disponible como coupé cuando llegó al mercado. Porsche decidió continuar fabricando el 356 hasta 1965, ya que la demanda se mantuvo fuerte. Sin embargo, en Estados Unidos, donde el 356 Cabriolet se vendía como churros (especialmente en California), que no existiera un 911 Cabrio podría haber derivado en una caída de ventas estrepitosa para el “nueveonce”.
Porsche fue consciente de ello, y mientras tanto le encargó a Karmann la conversión de un 911 a descapotable. Después de unos meses, el coche ya estaba listo, pero las pruebas exhaustivas revelaron que la rigidez torsional del chasis cayó muy por debajo de un nivel que pudiera ser considerado como aceptable. Finalmente, se llegó a un compromiso intermedio, y así nació el modelo Targa. Preocupado de que la nueva versión no tuviera el éxito previsto por la marca, el concesionario de la costa oeste, John von Neumann, voló a Stuttgart.
A principios de los años 50, von Neumann se hizo un nombre vendiendo una gran cantidad de Porsche en California. También jugó un papel fundamental en la creación del 356 Speedster, la versión más cotizada del primer Porsche. Aunque el importador norteamericano Max Hoffmanllevó la idea primigenia a Porsche, los comentarios que von Neumann reunió entre sus clientes llevaron al diseño final. Envalentonado por esto, y la gran cantidad de 356 que se vendieron a través de su concesionario, von Neumann se reunió con el alto mando.
Presentó en a Zuffenhausen la idea de un 911 Spyder construido a mano directamente para su venta al otro lado del charco. Ferry Porsche y su jefe de ventas, Harald Wagner, no llegaron a estar muy entusiasmados con la propuesta, pero, finalmente, le concedieron la luz verde a von Neumann para producir un prototipo. Días después de que el 911 Targa hiciera su debut en el Salón del Automóvil de Frankfurt en septiembre de 1965, el estadounidense voló de inmediato a Italia, donde conoció a al famoso diseñador y carrocero Nuccio Bertone.
Ambos acordaron un diseño y después de recibir un chasis desnudo de Porsche, los italianos se pusieron a trabajar. Más bajo, más corto y más ancho, el Spyder no se parecía en nada al 911 de serie. Delante, se montaron unos faros de doble bombilla y, para mejorar el elegante diseño general, se ocultaron detrás de unas cubiertas ranuradas retráctiles. Se eligió un diseño similar para las luces traseras, que se incorporaron en los sutiles parachoques laterales envolventes, aunque no tenían cubiertas retráctiles, sino un par de delicadas rejillas.
El interior también fue completamente renovado. El cuadro de instrumentos era de perfil bajo, con indicadores que se reubicaron al lado derecho del conductor, detrás del volante estándar de la compañía con borde el de madera que sí equipaban el resto de 911. El velocímetro y el cuentarrevoluciones permanecieron en el salpicadero, mientras que los indicadores de presión de aceite y combustible se ubicaron dentro de una consola central orientada al conductor.
Tapizados en cuero beige como el resto de la cabina, los asientos delanteros fueron diseñados desde cero. Se quitó el asiento trasero para dejar espacio para la capota blanda plegable, pero debido a que el coche necesitaba estar listo para el Salón del Automóvil de Ginebra en marzo de 1966, los carroceros no tuvieron suficiente tiempo para diseñar uno.
Mecánicamente, el Spyder by Bertone construido completamente a mano estaba propulsado por el motor de seis cilindros en línea refrigerado por aire de 130 CV que venía adjunto con el chasis. Posteriormente, recibiría un nuevo motor de un 911 S que podría llegar a generar hasta 160 CV. Acabado en burdeos metalizado, se presentó en el stand de Bertone en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1966. Y todo ello completado en menos de cinco meses. La calidad de construcción fue loabley, excepto por el techo plegable, todo funcionaba.
Como había esperado von Neumann, el producto resultante contó con reacciones positivas por parte de los asistentes, pero Ferry Porsche no compartió el entusiasmo. Algunos especulaban con que al jefe nunca le gustó la idea de una carrocería de diseño italiano, pero esto no podría estar más lejos de la realidad. Porsche era muy cercano a Carlo Abarth, y el estilista nacido en Austria transformó varios modelos 356 en modelos de competición, los Carrera GTL, unos años antes. El motivo real es mucho menos sensacionalista y, de hecho, bastante más previsible.
La verdadera razón por la que el Porsche 911 Spyder by Bertone nunca entró en producción fue su precio propuesto de alrededor de 8.000 dólares (unos 58.000 euros de hoy). En los EE. UU., el Targa recién presentado se vendía por 6.170 dólares (44.800 euros), por lo que incluso si no fuera un descapotable genuino, este Porsche era casi un 30 % más barato, una diferencia que era difícil de justificar, incluso para los ricos entusiastas de Porsche de California. Además, la carrocería diseñada por Bertone no tenía nada en común con el 911.
Quizás el Bertone era demasiado costoso, pero tampoco era “lo suficientemente Porsche” para que Zuffenhaussen lo llegasen a ver como un modelo real. La carrocería habría requerido de una nueva placa de identificación, así como una estrategia de marketing separada, algo que era inviable para la compañía.
Con el permiso del fabricante alemán, el prototipo permaneció en posesión de von Neumann. Inicialmente, se entregó en su residencia de Ginebra, luego se transportó a EE. UU., donde se condujo ocasionalmente antes de que el famoso vendedor se lo dejara ir a un coleccionista. Se le equipó entonces el motor del 911 S, y años más tarde, su tercer propietario lo hizo repintar de negro. El exclusivo Porsche 911 Spyder by Bertone cambió de dueño nuevamente en 2018, cuando se vendió por 1,25 millonesde euros en una subasta de Gooding & Company.
Fuente: Classic Driver, Hemmings
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