Los drones molan. Ya sea para transportar pizzas o para que Amazon aumente su alcance, estos pequeños cacharros que en su mínimo exponente son un mero juguete, en su máximo exponente nos ofrecen una gran cantidad de posibilidades.
Cuando se definen esas posibilidades, aparecen otros problemas. Eso es lo que lleva a que, cuando tienes que llevar materiales de emergencia a lugares donde solo puede llegar un dron, desarrolles uno de cartón que solo haga viajes de ida. Llega más lejos, se autodestruye pasado un tiempo como una nota del inspector Gadget y es biodegradable.
Otro de los problemas que puede haber es el mismo que con tu coche: ¿dónde aparcar? A lo mejor puedes hacer despegar tu dron sin problemas pero no es posible encontrar una zona adecuada para que aterrice. Buscando soluciones a esto, DARPA ha encontrado esta solución:
Llamado SideArm, es básicamente lo inverso a lanzar jets – o vagonetas – desde un portaaviones. Atrapas el dron y lo paras con una red para detener su movimiento. Esto permite instalar este «brazo» en terrenos más peliagudos para que los drones lleguen a donde sea necesario.
Entre sus desventajas se encuentra el hecho de que requiere la instalación del SideArm allá donde sea necesario, por lo que el dron puede llegar estrictamente a zonas a las que ya hayas llegado. Aun así, también permite desarrollar drones más parecidos a aviones que se pueden lanzar y recuperar como los propios jets.
Además, dentro de lo que cabe, parece una manera suave de aterrizar los drones, sobre todo si no llevan demasiada velocidad. Lo bueno es que, en este caso, DARPA ha decidido no inspirarse demasiado en la ficción. Imaginad que intentaran hacer aterrizar a los drones como a las naves de los saiyans de Dragon Ball Z: quedarían aplastados.
Fuente: The Verge