Le Mans es la carrera de resistencia más antigua y dura del mundo. Haciendo su estreno en 1927, la velocidad del trazado, con sus más de 13 kilómetros de longitud, unido al hecho de que son 24 horas las que tanto el piloto como su montura y el propio equipo tienen que aguantar, ha conseguido calar en el corazón de todos los aficionados al mundo del motor. Skoda fue una de las muchas marcas que quiso cumplir el sueño de vencer en la pista con el Sport.
El coche tomaba su base del modelo 1101/1102, alias “Tudor”, derivado del inglés two-door. Con una masa de 600 kilogramos, tenía una distancia entre ejes acortada en 400 milímetros (2.150 mm) específicamente para Le Mans, mejorando la estabilidad direccional, y se instalaron tomas de aire con forma de hoz junto a los faros delanteros principales. Estas dirigían el aire de refrigeración a los frenos de tambor de las ruedas delanteras; no había detrás. Dos faros delante adicionales iluminaban la profunda oscuridad de las horas nocturnas, donde la visibilidad es escasa.
El resto de tecnología estaba mayoritariamente basada en la del coche de serie, como el sistema eléctrico de 12 voltios y los neumáticos Barum. Bajo el capó, el motor se trasladó sin apenas modificar. Hablamos de un bloque de cuatro cilindros de 1.089 cc refrigerado por agua que, a diferencia del coche que se vendía en los concesionarios, estaba alimentado por un carburador Solex 40 UAIP que incrementaba la cifra de potencia de 32 a 50 CV, un 56% de diferencia al alza.
Con el carburante de carreras de la época -una mezcla de gasolina, etanol y acetona- el Skoda Sport alcanzaba una velocidad máxima de 140 km/h con un consumo de unos 12 litros cada 100 kilómetros, que no es mucho teniendo en cuenta que estamos hablando de circular por un circuito. Con el depósito lleno y equipado con las herramientas y los componentes de recambio que solo podían usarse durante una parada técnica, tenía un peso operativo de 700 kg, siendo uno de los mejores de su categoría por su relación potencia/peso (7,14 CV/kg).
Jaroslav Netušil y Václav Bobek, ambos novatos en Le Mans, lo dieron todo en la vigesimoséptima edición de la carrera francesa. Con una velocidad media de 126 km/h, pronto alcanzaron la segunda posición de los once coches de la categoría de hasta 1.100 cc, de un total de más de 60 competidores. En la clasificación por coeficiente de rendimiento, que todavía era común en esa época, el dúo avanzó hasta la quinta posición. Sin embargo, al alba, tras 13 horas, el coche con el dorsal 44 abandonó en la vuelta 115, una biela se había roto y no era posible repararlo in situ.
Esa carrera fue la única la que compañía abordó el Circuito de la Sarthe, al menos hasta ahora, ya que “la difícil situación política” detuvo cualquier intento de regresar a Le Mans en los años siguientes. Y es una pena que el Skoda Sport no pudiese contar un desarrollo más extenso, ya que se ideó como la punta de lanza de la compañía. En 1948, el 1101/1102 “Tudor” venció en las cuatro categorías del Raid Polski de 2.649 km, el Rally Sudamericano de Montevideo en Uruguay y las 24 horas de Spa-Francorchamps.
Un año después comenzó a trabajar en una variante de carreras para el modelo 1101/1102. Se les ocurrió una variante abierta de dos plazas, con los ejes más cercanos entre sí y una carrocería de aluminio. Hizo su debut en el Gran Premio de Checoslovaquia de 1950, celebrado en la ciudad de Brno. Sin embargo, la marca tenía la mira puesta en las 24 Horas de Le Mans. El 24 de junio, un sábado, el equipo de fábrica presentó la versión mejorada, el Skoda Sport.
La unidad original pertenece a una colección privada checa y ha sido completamente restaurada. Tenía que haber vuelto al circuito a principios de julio de este año para marcar el 70 aniversario de su debut en Le Mans y el 125 aniversario de la marca. Sin embargo, el Clásico de Le Mans –celebrado bienalmente desde 2002 para coches de carreras históricos participantes en la cita antes de 1979– ha tenido que ser pospuesto a 2021 debido a la pandemia de COVID-19.
El Skoda 1101/1102 ocupa un lugar de honor en la larga historia de la marca de Mladá Boleslav. La siguiente serie de modelos continuó con éxito este concepto técnico hasta 1964, cuando comenzó la producción de una generación completamente nueva de vehículos, el Skoda 1000 MB, con motor trasero y una carrocería autoportante hecha íntegramente de metal. Incluso el nombre “Tudor” se usó en un concept car en 2002 con una historia muy curiosa,
Fuente: Skoda