La polémica ha acompañado a la última generación del Suzuki Jimny prácticamente desde su lanzamiento. Inicialmente su éxito fue tal, que los usuarios tenían que esperar meses para tenerlo en su garaje. Después fue retirado del mercado europeo debido a las emisiones, para que la firma japonesa pudiera eludir en cierta medida las multas por pasarse del límite de 95 g/km de CO2. Ahora vuelve a aparecer pero como vehículo comercial ligero (N1) y con algunos cambios.
En el momento en el que se dejó de vender ya especulamos con esta posibilidad, pues los comerciales se quedaban fuera de la regulación. De esta forma, no ha sido necesario que se modifique su mecánica. El Jimny mantiene ese mismo 1.5 atmosférico de cuatro cilindros con el que lo probamos. Con sus 102 CV y 130 Nm de par, ligado a una caja de cambios manual de cinco velocidades y emitiendo aquellos 173 g/km de CO2 (según ciclo WLTP) que le impidieron estar presente más tiempo con cuatro plazas.
Una de los requisitos para que el Suzuki Jimny se transformase en vehículo comercial ligero es que fuera un estricto biplaza, eliminando las traseras y sustituyéndolas por una amplia zona de carga. Ambas partes de la cabina están correctamente separadas y la trasera, con un suelo plano, tiene una capacidad de 863 litros. Eso significa 33 litros más que en la versión de pasajeros abatiendo los asientos traseros.
Lo que no se podía perder en el Jimny son sus capacidades todoterreno. Al igual que en la versión de pasajeros, se mantiene el chasis escalonado, suspensiones de tres apoyos rígidos y el sistema AllGrip Pro, que cuenta con tracción a las cuatro ruedas y reductora. A pesar de ser un comercial, también equipa los mismos sistemas de seguridad, incluyendo el control predictivo de frenada (DSBS), el control de descenso o la llamada de emergencia eCall.