El mundo del motor está lleno de absurdeces. Y nos referimos a absurdo como aquellas cosas «contrarias y opuestas a la razón, que no tienen sentido». A veces los SUV escapan a nuestra lógica, a veces los precios de algunos coches nos parecen disparatados, a veces potencias tan altas nos resultan ilógicas. Pero también a veces hacemos ejercicio de conciencia y, tras probar el Audi SQ7, lo cierto es que nuestra mente ha cambiado: ¡bendita absurdez!
Porque el Audi SQ7 se trata de la versión deportiva del SUV grande de los cuatro aros. Sabemos que los términos SUV y deportividad deberían ser contrapuestos y no utilizarse juntos en la misma frase, pero es así. Y me tacharás de loco si encima digo que se trata de un vehículo diésel. ¿El mismo diésel que es tan malo, contaminante y que nadie quiere? Sí, exacto, ese mismo. Como adelantábamos, un completo disparate este coche.
Pero para comprender su historia, hay que conocer sus orígenes. Este Audi SQ7 que tenemos entre manos no podría haber sido posible sin el Audi Q7 V12 TDI, probablemente una de las mayores locuras que ha cometido la marca alemana. Fue hace ya casi una década cuando sacaron esta bestia de doce cilindros y 6.0 litros que desarrollaba nada menos que 500 CV de potencia. Para su desarrollo incluso se llegó a utilizar tecnología proveniente de la competición, concretamente de Le Mans.
Exterior
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Y este ejemplar podría ser tratado como una interpretación moderna de ese vehículo. Este modelo S toma el cuerpo de la segunda generación del Audi Q7, que lleva en el mercado desde 2015. Estéticamente así lo refleja y nos encontramos con un frontal con un enfoque muy horizontal, que queda presidido por una parrilla Singleframe hexagonal rodeada por una moldura negra en nuestra unidad (cromada de serie).
Los faros estrechos quedan alineados con la parrilla y ofrecen una firma lumínica reconocible. A decir verdad, el frontal podría pasar por el del cualquier Q7 de no ser por la pequeña inscripción del modelo a la derecha de los cuatro aros. Eso no pasará en el lateral, donde le delatan las enormes llantas de 22 pulgadas, los frenos que esconden detrás (de los que ya hablaremos) y la inscripción «V8 T». Otra de las particularidades son las barras del techo y la moldura de las puertas en color negro.
En la zaga volvemos a retomar cierta normalidad. Si bien es verdad que desde el techo parte un prominente spoiler, los faros estrechos y la forma del paragolpes es muy similar a la de un Q7 ‘corriente’. En la parte inferior aparece un difusor en color oscuro que recoge las cuatro salidas del escape (todas reales, sí). Mención aparte merece el color ‘Azul Sepang’ efecto perla, con el que será imposible pasar inadvertido.
Basta ver su silueta para advertir sus dimensiones mastodónticas. No hay que engañarse, se trata de un SUV que tiene una longitud de 5,07 metros, una anchura de 1,97 metros y una altura de 1,74 metros. A esto hay que sumar una brutal distancia entre ejes de prácticamente 3 metros. En definitiva, un modelo que puede tener siete plazas y cuyo peso marca sobre la báscula 2.405 kg en vacío. Después tendremos que comprobar como se logra un comportamiento deportivo con semejante tamaño.
Interior
Entrar al interior del Audi SQ7 es entrar en un mundo de distinción y tecnología. Aunque ya no será el buque insignia de los SUV (ese escalón le corresponde ahora al Audi Q8), lo cierto es que sigue siendo un referente en cuanto a clase. Una de las soluciones que siempre nos ha gustado es la pantalla de 8,3 pulgadas que emerge sobre el salpicadero y que se esconde al apagar el vehículo. Tiene el sistema multimedia MMI Navegación plus y se controla con el panel táctil conocido como MMI Touch.
Sobra decir que su funcionamiento es muy intuitivo, te permite hacer zoom con un pellizco e incluso escribir como si se tratase de la pantalla de un smartphone. Y si seguimos hablando de pantallas, tenemos que destacar la instrumentación digital, el Audi Virtual Cockpit de 12,3 pulgadas que se maneja a través del volante y que tan buenos está dando a la firma de los cuatro aros y que ya se puede incorporar en la mayoría de modelos.
Si seguimos analizando el diseño del habitáculo hay que destacar el minimalismo y el buen gusto. Destaca que todo el salpicadero parece surcado por aireadores, un efecto óptico conseguido con esas rejillas. Los controles de la climatización (de cuatro zonas, por cierto) son las típicas de Audi con ese refinamiento que se nota hasta en el sonido de los botones al tocarlos. La parte baja de la consola central queda presidido por la superficie táctil anteriormente citada y por el selector de marchas que emula a la palanca de despegue de un avión.
Y como no podía ser menos, la calidad se coloca a un nivel superlativo. No hay nada que desentone en el Audi SQ7, mires donde mires encuentras buenos acabados y materiales distinguidos. Hay cuero en el salpicadero, un cuero aún mejor con motivo de rombos y costuras en contraste en los asientos, madera en algunas zonas de la consola central, salpicadero y puertas. Si queremos ponernos quisquillosos, solo podríamos señalar a esas superficies Piano Black (que, sin embargo, son mejores que en la mayoría de coches).
Y cuando nos ponemos a ver su habitabilidad recordamos de nuevo que es todo un Q7. En sus más de 5 metros de largo hay espacio para tres filas de asientos y nuestra unidad las tiene. Empieza con dos butacas como asientos delanteros que destacan por su comodidad y por la multitud de reglajes eléctricos que facilitarán encontrar una posición de conducción óptima. Pero es que el resto de acompañantes no quedarán desatendidos.
La segunda fila está formada por tres asientos individuales con una buena anchura, altura y espacio para las piernas que los hacen idóneos incluso para adultos. Pero una de las ventajas principales es que se pueden mover longitudinalmente (pudiendo poner cada asiento a una altura) y también modificar la inclinación de sus respaldos. Incluso se pueden plegar por completo hacia la zona delantera. La tercera fila tiene un acceso más difícil y un espacio para las piernas bastante justo, pero nos pueden sacar de algún apuro.
Maletero
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En el maletero encontramos una serie de botones que también afectarán positivamente a la habitabilidad. Sirven para plegar (y desplegar) eléctricamente cada uno de los asientos de forma sencilla. De esta forma podremos pasar de tener un maletero de 295 litros utilizando las siete plazas, a uno de 890 litros con cinco plazas o a uno de 2.075 litros si solamente nos quedamos con los dos asientos delantero.
Además de esos botones hay otros de gran utilidad. Hablamos del que extiende la bola de remolque o la oculta de nuevo bajo el paragolpes. También del que sirve para bajar la suspensión neumática trasera del vehículo y que de esta forma queda la boca de carga en una posición menos elevada. En general, el maletero no tiene puntos negativos: portón eléctrico, líneas muy rectas y aprovechables, asientos que se quedan ‘a ras’ para tener una superficie plana. Por pedir, pediríamos una rueda de repuesto (aunque a ver donde metían 22 pulgadas de rueda), pues en su lugar bajo el piso está el kit reparapinchazos y el subwoofer del sistema de sonido.
Equipamiento
Si nos ponemos a hablar del equipamiento del Audi SQ7 podríamos ocupar párrafos y párrafos. En vehículos de este nivel la dotación puede ser casi ilimitada, al menos si nos ponemos con la lista de opcionales. Pero partimos de que se trata de un modelo tope de gama y que por lo tanto de serie ya traerá bastantes componentes. Lo más destacado serían los más que recomendables faros Matrix LED adaptativos y algunas ayudas a la conducción.
Porque lo cierto es que el nuestro SQ7 de pruebas se pone interesante cuando con su cargamento de extras. Un paquete de asistentes que cuenta con todo lo necesario, un paquete de cuero especial con techo en Alcántara, tecnología útil como el Head-Up Display, la navegación, conectividad incluso con Wi-Fi, asientos eléctricos con memoria climatizados y ventilados, techo panorámico, sistema de sonido Bang & Olufsen Advanced 3D con 23 altavoces y 1.920 vatios.
Sin embargo, los que más atención nos han requerido por su condición de modelo ‘S’, han sido los que calzan al SUV. Las llantas de 22 pulgadas que ya hemos mencionado antes son tan impresionantes como innecesarias, con las de serie de 20 pulgadas sería más que suficiente. Y mención aparte requieren los frenos cerámicos que van en su interior, un extra que cuesta más de 10.000 euros.
También nos hubiera gustar ver en acción al eje trasero direccional, al diferencial trasero o al sistema de control antibalanceo que van dentro de un paquete que supera los 7.000 euros. Ah, y la tan mencionada visión nocturna de la que nuestra unidad prescindía. En resumen, infinidad de sistemas (algunos más útiles que otros) que engrosan la cuenta final consideradamente. Un coche que ya parte de un precio superior a los 100.000 euros y que termina costando más de 150.000 con este equipamiento.
Motor
No vamos a entrar en detalles con la gama de motores del Audi Q7, pues hay mucho que decir de la mecánica específica del SQ7. Para empezar hay que decir que se trata del motor diésel más potente del mercado. Se parte de la base del V8 4.0 TDI, un tremendo bloque de ocho cilindros y cuatro litros que va acompañado de dos turbocompresores. Sin embargo, lo que marca la diferencia en es el compresor eléctrico, un alarde de ingeniería que resulta clave en este coche.
Entonces tenemos un turbo que funciona a bajo régimen y otro que funciona con mayor carga, ambos accionados por los gases del escape. Ahí se suma el compresor accionado eléctricamente, un elemento capaz de girar hasta 70.000 revoluciones y que mete el aire suficiente para que el primero de los turbos no desfallezca en ningún momento. Con esto se logra una respuesta casi instantánea a bajas vueltas, consiguiendo eliminar el lag casi por completo.
El compresor eléctrico toma su energía del sistema mild hybrid de 48 V, que utiliza una batería de iones de litio situada bajo del maletero. Esta se recarga en fase de deceleración y con la frenada regenerativa, básicamente como un híbrido. Un convertidor traslada luego la energía al sistema tradicional de 12 V. Gracias a estos elementos consigue desarrollar una potencia de 435 CV y 900 Nm de par entre las 1.000 y las 3.250 rpm.
Cifras muy altas (sobre todo la de par) que solamente pueden ser gestionadas por una transmisión automática tiptronic de ocho velocidades (de convertidor de par) y por la tracción integral quattro. A pesar de su peso, es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos y su velocidad máxima está limitada a 250 km/h. En cuanto a consumos y emisiones, homologa 7,6 l/100km y 199 g/km (cifras para el siete plazas con llanta grande, como el que probamos).
Comportamiento
Y la técnica es muy interesante en este Audi SQ7, pero lo cierto es que no se puede comparar con las sensaciones al volante. Iré directo a lo que más impresiona en el SUV deportivo. La aceleración. Sencillamente es sublime y te hace cuestionarte las leyes de la física. ¿Cómo un coche de más de 5 metros y casi 2,5 toneladas puede pegarte al asiento de esta manera? Sobre todo llama la atención la contundencia que arroja a la mínima insinuación del pie derecho.
Aunque lo cierto es que no es cuánto acelera, sino cómo lo hace. Destaca el primer empuje contundente desde abajo, pero lo cierto es que no decae en todo el régimen de revoluciones. Y el V8 a pesar de ser diésel no tiene mal sonido. A veces puede llegar a recordar a sus homónimos de gasolina y en una aceleración a fondo nos puede venir a la mente la similitud con un Airbus A380 a punto de despegar.
Como decíamos anteriormente, la caja de cambios elegida es la popular tiptronic de ocho relaciones. Técnicamente puede que no sea tan rápida como la DSG de doble embrague, pero es suave como ella sola. Y además de no notarse apenas la transición entre marchas tampoco llega a resultar lenta. Tiene varias posiciones, siendo la más deportiva la que nos permite apurar las marchas y disfrutar del empuje del Audi SQ7. Las levas del volante se quedan hasta pequeñas teniendo en cuenta la responsabilidad que guardan.
También hay que destacar la agilidad de este ejemplar. Queda claro que no se trata de un pequeño Miata de apenas una tonelada y que nunca podría soñar son esos niveles, pero lo cierto es que el SUV se mueve mucho mejor de lo que habríamos imaginado. En curvas rápidas tiene un aplomo sobresaliente y en las lentas no desentona (aunque sus llantas penalizan un poco). Eso sí, hay que tener en cuenta su peso y anticipar la frenada (también una experiencia más que satisfactoria gracias a los frenos cerámicos). Por no hablar de que sus dimensiones lo condicionan en ciudad y en ciertas maniobras.
Y si hay un elemento que aporte polivalencia al Audi SQ7, esa es la suspensión neumática adaptativa. De serie en este modelo, es capaz de conseguir la firmeza necesaria en carreteras secundarias y la comodidad requerida en otro tipo de vías. Además contamos con la ventaja de tener seis (sí, seis) modos de conducción para aclimatarnos a cualquier ambiente. Son los off road, allroad, efficiency, comfort, auto, dynamic e individual; y como imaginaréis modifican algunos aspectos en los que se incluyen la altura de la carrocería, la actuación del cambio, el tacto del acelerador o el peso de la dirección.
Y hablando de la dirección, también nos ha sorprendido gratamente por ser más comunicativa de lo vemos en la mayoría de SUV. A esto hay que sumar un soberbio volante con un grosor y una presencia que anticipan que llevamos algo ‘gordo’ entre manos. Dejamos para el final el tema de los consumos (algo que tampoco importará al usuario medio del Audi SQ7). Hemos logrado una media de 10,2 litros, nada descabellado para un coche de sus dimensiones y peso con más de 400 CV. Y todo ello con la sensación de que haciendo una conducción se podría bajar con facilidad (en autovía puede hacer medias de 6-7 l/100km sin demasiado esfuerzo).
Opinión coches.com
Finalizamos la prueba del Audi SQ7 con una sonrisa en la boca y bastante desconcertados. En una época en la que el diésel parece tener una sentencia de muerte firme, este motor nos ha conseguido impresionar para bien. En una época en la que los SUV son tan abundantes que llegan a ser aburridos, éste nos ha llegado a emocionar. Una auténtica locura, que no atiende a la lógica y cuya existencia no tiene demasiado significado que, sin embargo, tiene cierta magia.
Dudamos que este modelo sobreviva y prevalezca durante la siguiente generación (al menos con esta configuración), pero a quien le importa. Podríamos olvidarlo y aplicar el ‘carpe diem’. Porque el SQ7 es un prodigio de la técnica, algo prácticamente inimitable con unas cualidades que no suelen converger en un mismo coche. Nos quedamos con su magnífica calidad interior, con su colosal habitabilidad y con su extenuante aceleración que es tan difícil de olvidar.
- Calidad y acabados exquisitos
- Tremenda habitabilidad de sus 7 plazas
- Esa brutal aceleración
- Exterior que casi pasa desapercibido
- Precio final muy elevado
- Aquí no hay Autobahn...
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