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Mario Nogales

Mazda 3 2.0 Skyactiv-G 122 CV, prueba a fondo del carismático compacto

El del Mazda 3 2019 fue sin duda uno de los lanzamientos más esperados del año. Lo cierto es que desde que se mostró por primera vez el prototipo que lo anticipaba, el Mazda Kai Concept, la expectación alrededor del compacto no hizo más que crecer. Ya no solo porque fuera una nueva generación que poco tenía que ver con el modelo de 2017, sino porque se convertía en una auténtica revolución que estrenaba un novedoso lenguaje de diseño y mecánicas de vanguardia.

Aunque se ha hecho esperar, por fin hemos podido ponernos al volante del nuevo Mazda 3. Se trata de la cuarta generación del modelo del segmento C que lleva en el mercado desde el año 2003. Curiosamente ese primer ejemplar se realizó sobre la plataforma C1, la misma que estrenó la segunda generación del Ford Focus y que llevó también el Volvo S40. Desde su lanzamiento estuvo disponible en la carrocería de cinco puertas (hatchback) y en la de cuatro puertas (sedán).

La segunda generación llegó en 2009 con la misma arquitectura y, además, dio una gran alegría a los seguidores de la marca con el radical e irrepetible Mazda 3 MPS de 260 CV. En 2013 con la tercera generación llegaron los cambios, el compacto se despedía de la anterior plataforma prestada y adoptaba la construcción Skyactiv de la firma japonesa. Ahora probamos a fondo un Mazda 3 2.0 Skyactiv-G 122 CV que pretende poner la primera piedra en el futuro de Mazda.

Exterior

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El Mazda 3 había sido sinónimo del lenguaje de diseño KODO de la marca y eso no podía cambiar. De hecho va a más, pues el compacto ha sido el elegido para introducir esta evolución estética que no ha dejado a nadie indiferente. En primer lugar por su tremenda similitud al prototipo en el que se basa, habiéndose realizado muy pocas modificaciones para su llegada a producción. Y gracias a eso podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que este Mazda 3 es de los coches más bonitos en el mercado actual.

Lo logra con esas superficies muy limpias, mediante esas líneas fluidas y depuradas que consiguen girar cabezas a su paso. El frontal es bastante acusado, con un morro situado en una posición muy baja y rematado por la parrilla característica de Mazda con entramado de malla. Hay un marco gris a su alrededor que sirve a su vez para integrar unos faros rasgados con tecnología LED. La parte inferior del paragolpes se ensancha y recibe una especie de splitter haciendo contraste.

Otra cosa que llama la atención en el Mazda 3 es ese minimalismo que emplea a lo largo de su carrocería. Sus superficies son amplias y la transición entre la zona delantera y la trasera llega de forma natural. En la vista lateral, el protagonismo se lo llevan las llantas de 18 pulgadas (opcionales) con ese acabado gris que las hace resaltar. También llama la atención la forma ancha y redondeada que adopta el pilar C.

La zaga queda rematada de una forma también muy vistosa. Por encima de la pequeña luneta trasera hay un spoiler en color negro. La zona central está presidida por los pilotos traseros LED, de diseño alargado y compuestos por dos círculos cada uno. El paragolpes se va ensanchando en la parte baja y queda unido a una especie de difusor de color negro. En él quedan integradas dos salidas de escape circulares. Por cierto, el color Soul Red Crystal no podía faltar en esta unidad.

A pesar de los más que notables cambios estéticos llama la atención que sus medidas apenas se hayan modificados. Este Mazda 3 tiene una longitud de 4.460 milímetros, una anchura de 1.795 milímetros y una altura de 1.435 milímetros. Por otro lado, su distancia entre ejes se sitúa en 2.725 milímetros. A pesar de la mínima variación, se anuncia un ligero aumento en sus cotas de espacio interior y del maletero, como veremos a continuación.

Interior

Esa revolución pasional que se había aplicado en el diseño exterior se convierte en una evolución lógica en el habitáculo. Los interiores de Mazda siempre se han caracterizado por su filosofía minimalisma y muy centrada en el conductor. Vuelve a ocurrir, aunque ahora con el protagonismo de esa pantalla central de 8,8 pulgadas que preside el salpicadero. Los japoneses ya comentaron el problema de seguridad que supone la digitalización del automóvil y aplican unos principios interesantes en la suya.

Esta pantalla tan horizontal está perfectamente integrada en la parte superior del habitáculo. Está colocada en una posición elevada para que el usuario no tenga que quitar demasiado la vista de la carretera y, al mismo tiempo, alejada del conductor para que no tenga la tentación de mirarla todo el rato. Tampoco es necesario estirar el brazo, pues la pantalla no es táctil sino que se controla a través de una ruleta en la consola central para un manejo más preciso.

El manejo de la pantalla principal es intuitivo y fluido, mientras que el nuevo sistema multimedia Mazda Connect ha sumado gráficos atractivos y nuevas funciones. Por debajo de ella quedan los controles de la climatización, que son bastante sencillos con los clásicos botones y ruletas. Delante del conductor hay un volante multifunción circular de tacto agradable y por detrás de él queda la instrumentación. Aunque tiene aspecto de analógica con esas tres grandes esferas, la central está formada por una pantalla de 7 pulgadas que permite cierta personalización de la información a recibir.

Porque es cierto que Mazda quiere apuntar hacia rivales premium en apartados como el tecnológico o la calidad interior. Consigue estar a la altura gracias a ese símil de cuero que recubre todo el salpicadero y la consola central, con las costuras a la vistas. También mediante los plásticos blandos y los buenos ajustes que aparecen en la mayoría de zonas del habitáculo. La única pega podría ser el Piano Black que aparece en algunas y que podría ser prescindible.

Lo malo de tener un diseño tan desarrollado y llamativo es que resta un poco de espacio al habitáculo. El Mazda 3 está ligeramente por debajo de la media en este aspecto y vamos a explicar el motivo. En las plazas delanteras apenas se nota, pues tenemos dos asientos con amplitud suficiente en todas las cotas. De hecho, la posición de conducción en este modelo es sobresaliente, como mencionaremos más adelante.

El problema viene en las plazas traseras, que las hemos encontrado algo justas. El acceso queda comprometido por ese marcado pilar C y una vez dentro llama la atención el reducido tamaño de las ventanillas, un niño probablemente no llegaría a ver bien el exterior desde su silla. La amplitud de las tres plazas es correcta aunque, como suele ser habitual en el segmento, mejor que viajen solo dos adultos debido a esa plaza central carente de forma y con un prominente túnel de transmisión.

Maletero

En el maletero pasa algo similar a lo que vimos en el resto del habitáculo. Tiene una capacidad de 358 litros, incluso son 6 litros menos que el modelo saliente. Debido a ello, se posiciona en la parte baja del segmento C. Hay que decir también que la boca de carga en este modelo queda bastante alta, teniendo que superar un acusado escalón que dificulta la carga de objetos pesados. Por suerte, las formas de este maletero son bastante aprovechables, sin muchos ángulos ni recovecos.

Bajo el piso del maletero del Mazda 3 hay algunos huecos para dejar objetos pequeños. No hay espacio para una rueda de repuesto y en nuestra unidad está condicionado por albergar el subwoofer del sistema de sonido Bose. En el caso de que se necesite todo el espacio disponible se pueden abatir los asientos en dos partes (60:40) y queda una superficie completamente plana con una capacidad de 1.026 litros.

Equipamiento

Como viene siendo habitual en la marca de Hiroshima, los distintos niveles de equipamiento son cerrados y hay pocas opciones. En nuestro país arranca con el acabado Origin, que ya viene bastante completo gracias a elementos como las llantas de 16 pulgadas, faros LED, pantalla central de 8,8 pulgadas con navegador y conectividad, Head-Up Display, cuatro de mandos con pantalla de 7 pulgadas, climatizador bizona o el G-Vectoring Control+.

El Mazda 3 también trae de serie un buen número de ayudas a la conducción. Incluye asistencia de frenada en ciudad con detección de peatones, control de ángulo muerto, alerta de tráfico trasero, detector de fatiga, reconocimiento de señales, aviso y prevención de cambio de carril involuntario, control de crucero adaptativo, control de luces de largo alcance e incluso la llamada de emergencia automática eCall.

La dotación se completa con el acabado Evolution, que suma espejos con antideslumbramiento, lunas tintadas, sensor de parking delantero, cámara trasera y acceso sin llave. El tope de gama será el acabado Zenith, que incluye llantas de 18 pulgadas, faros Full LED adaptativos, elementos decorativos exteriores e interiores o el sistema de sonido Bose con 12 altavoces. Además de eso, solo hay únicas opciones adicionales, que son dos paquetes con funciones muy concretas.

Por un lado está el Pack Safety para mejorar la seguridad con detector de fatiga con cámara, detector de tráfico delantero, detector de tráfico trasero con frenada activo, asistencia a la frenada en ciudad trasera, monitor de visión 360º y asistente de tráfico y crucero. Para montar el Pack Black hay que tener montado el anterior y sirve para incorporar tapicería de cuero negra, asientos delanteros calefactados y asiento del conductor con ajustes eléctricos y memoria. Nuestra unidad de pruebas llevaba absolutamente todo lo anteriormente citado.

Motor

La gama de motores del Mazda 3 levantó mucha expectación desde su lanzamiento por las novedades que incluía. A priori, el menos interesante es la opción diésel. Solo hay una mecánica de este combustible y es la 1.8 Skyactiv-D con 116 CV. Sustituye a los anteriores motores de 1.5 y de 2.2 litros y solamente puede ir con el cambio manual de seis velocidades. Se ve que Mazda ha querido mantener la opción para los que recorren más kilómetros pero que su prioridad está en otro lado.

En la gama de gasolina el acceso es el 2.0 Skyactiv-G de 122 CV que estamos probando. Se trata de un cuatro cilindros atmosférico que no sigue tendencias actuales como la turboalimentación o el downsizing. Sin embargo, sí que opta por otras tecnologías como la desactivación de cilindros o la microhibridación. Se gana la etiqueta ECO con un sistema mild hybrid de 24 V que permite reducir consumos y emisiones.

Ese sistema MHEV también está en la mecánica más esperada del Mazda 3. Por el momento es el único modelo que monta el Skyactiv-X, ese motor revolucionario que ha sido el primer gasolina en contar con encendido por compresión. Desarrolla 180 CV y promete unos consumos realmente bajos, en torno a un 30 % menos que un motor de gasolina tradicional equivalente. Además, permite escoger entre cambio manual o automático y se postula como una de las opciones más interesantes. También se habla de la posibilidad de una futura versión deportiva.

Aunque en nuestro caso, lo que tenemos entre manos es un Mazda 3 2.0 Skyactiv-G. Monta la caja de cambios manual de seis velocidades, aunque también se podría optar por una transmisión automática con el mismo número de relaciones. Es el de acceso y desarrolla 122 CV y 213 Nm de par, por lo que tendrá unas prestaciones bastante corrientes. Acelera de 0 a 100 km/h en 10,4 segundos y logra una velocidad máxima de 197 km/h.

Comportamiento

Y la expectación aumenta aún más cuando nos ponemos al volante de este compacto tan peculiar. Lo primero que nos llega es el sobresaliente refinamiento del motor atmosférico. Con esta configuración y manteniendo esa cilindrada digna se aprecia una completa ausencia de vibraciones y ruidos molestos. Si a esto sumamos que el habitáculo está bien insonorizado, nos sorprenderemos mirando la aguja de las revoluciones para comprobar si está o no arrancado en un semáforo, porque el sistema Start&Stop apenas se percibe.

Lo siguiente en lo que nos fijamos es en el desempeño de ese 2.0 Skyactiv-G. Con este motor no podemos esperar una respuesta demasiado contundente debido a las moderadas cifras de potencia y par, y a que se trata de un atmosférico. Hay que reconocer que estamos muy acostumbrados a las mecánicas turboalimentadas y esa reacción más explosiva y lineal. Muchos usuarios tendrán que acostumbrarse a este comportamiento, porque es una mecánica muy elástica pero que hay que llevarla en su régimen óptimo de revoluciones.

Los 213 Nm de par llegan a las 4.000 revoluciones y es a partir de esa cifra cuando el Mazda 3 empieza a estar en su salsa. Por lo tanto, la clave es apurar bien las marchas y permitirle llegar cerca de la zona roja (a 7.500 revoluciones). Y en absoluto es una mala noticia ese hecho de tener que jugar con su cambio manual de seis velocidades. De hecho, es uno de los puntos más destacados del coche y probablemente de las mejores transmisiones del segmento.

Decimos esto debido a su tacto sobresaliente. Desde la posición de conducción baja y con todo bien posicionado alrededor, es fácil ver cómo mano derecha se dirige al pomo de forma totalmente natural. Se encuentra con un recorrido corto y con un guiado preciso, haciendo que sea un auténtico placer el subir y bajar marchas. Se agradece, pues será una acción bastante recurrente, sobre todo al hacer maniobras como adelantamientos e incorporaciones.

Y si el cambio de este Mazda 3 era bueno, el chasis no se queda atrás. Es uno de los más equilibrados del segmento y parece hecho a prueba de bombas, lo cierto es que pide a gritos una versión MPS. Decimos eso debido a sus capacidades y a su versatilidad. A modo de resumen podríamos decir que el compacto se muestra estable en autopista, dinámico en carretera de curvas y confortable en ciudad. La suspensión es una de las claves, debido a su tarado tirando a firme.

A esto hay que sumar una dirección precisa y comunicativa, bastante más conseguida que en otras opciones del mercado donde se nota esa asistencia excesiva. Habiendo recalcado lo anterior, habréis adivinado que donde más destaca este ejemplar es en tramos revirados. En dichas situaciones muestra su cara más divertida, con un paso por curva rápido y preciso. También destaca la agilidad en los cambios de apoyo, estamos con un coche que pesa 1.275 kg, una cifra nada desdeñable.

Para redondear ese comportamiento dinámico ya trae de serie el G-Vectoring Control+. Se trata de una evolución de ese sistema de Mazda que optimiza el par que llega a cada rueda en función de las inercias. Por ejemplo, a la salida de una curva consigue frenar ligeramente las ruedas exteriores para favorecer la estabilidad y reducir el balanceo. La marca dice que a la larga consigue reducir las correcciones del volante y por lo tanto disminuye la fatiga del conductor.

Y a todo lo anterior hay que sumar unos consumos bastante contenidos. Este Mazda 3 2.0 Skyactiv-G de 122 CV homologa un consumo combinado de 6,3 l/100km y unas emisiones de CO2 de 142 g/km con llantas de 18 pulgadas. Sorprende ver que al final de nuestra semana de pruebas el ordenador nos indica que hemos gastado 6,7 litros de media, y eso que no hemos buscado una conducción eficiente. Parece que lo de ir rodando con solo dos cilindros en funcionamiento ayuda bastante

Opinión coches.com

La conclusión es que la notable actualización le ha sentado de lujo al Mazda 3 y que estamos ante un referente en el segmento en muchos aspectos. El primero en a nivel estético, con un diseño más atrevido que el de la mayoría, lo que se sirve para ir derrochando personalidad a raudales allá por donde pase. También se mantiene fiel a la filosofía de la marca, con ese interior minimalista y centrado en el conductor que además ahora mejora en términos de calidad. Encima el equipamiento es notable incluso de serie.

En términos de comportamiento hay muy pocos que le alcancen, pues es puro equilibrio y dinamismo, destacando la precisión del cambio manual y de la dirección. Y eso que bajo el capó hay un ‘mero’ atmosférico de 122 CV, lástima que la gama de motores sea tan escueta… Por otro lado, el Mazda 3 no será para aquellos que busquen un espacio interior generoso, ya que las plazas traseras (incluido acceso) y su maletero están algo por detrás de la media.

Mazda 3 2.0 Skyactiv-G 122 CV
8Nota
Lo mejor
  • Diseño atractivo y diferenciado
  • Equipamiento de serie muy completo
  • Comportamiento preciso y dinámico
Lo peor
  • Plazas traseras y maletero justos
  • Gama de motores escueta
  • Precio algo por encima de otros rivales
Diseño9
Habitabilidad7
Acabados8
Maletero7
Equipamiento8.5
Motor8
Comportamiento9
Calidad Precio7.5

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