Aunque ya habíamos realizado hace algunos meses una pequeña toma de contacto con el nuevo Mercedes-Benz Clase S, ésta nos supo realmente a poco. Afortunadamente semanas atrás lo hemos podido conducir de nuevo, aunque ahora en una prueba más extensa, combinando todo tipo de recorridos y situaciones para hacernos una completa idea de las revolucionarias innovaciones tecnológicas, el excelso confort y el dinamismo superlativo que es capaz de ofrecernos el denominado como “Mejor Automóvil del Mundo”.
El Mercedes-Benz Clase S siempre ha sido considerado como el no va más en cuanto a tecnología dentro del mundo del automóvil. Tan es así que muchas de los avances que en años posteriores (en ocasiones mucho tiempo después) incorporarían algunos vehículos de otras marcas Premium, fueron implementados previamente en uno de los modelos de la marca de la estrella, bajo la denominación de Clase S.
Baste decir que fue el primer vehículo en disponer de sistema antibloqueo de frenos (ABS), como opción, en una fecha que ahora nos parece tan lejana como el año 1978 o de ser, ese mismo año, el primer vehículo con motor turbodiésel de serie (el 300 SD). También fue pionero en medidas de seguridad que hoy nos parecen comunes como el Programa Electrónico de Estabilidad (ESP), de serie desde 1995, o el servofreno de emergencia (BAS) a partir de 1996. Por lo tanto siqueremos saber qué es lo que nos depararán los automóviles del futuro no tenemos nada más que observar lo que ahora, ya, ofrece un Mercedes-Benz Clase S.
Releyendo iba algunos de estos datos en el Puente Aéreo, para tratar que no se me pasase ninguno por alto, aunque con las casi 140 páginas que ocupaba la información de prensa, la labor era bastante ardua. De hecho he visto temarios de oposición menos extensos que este dossier… Pero no tenemos por qué asustarnos, antes al contrario. Contando ya con la experiencia previa de una corta toma de contacto con el nuevo Clase S sabíamos que el modelo alemán resultaba sumamente intuitivo y no era necesario conocerse de memoria toda la panoplia de dispositivos, opciones y tecnologías disponibles para poder iniciar la marcha sin contratiempo alguno. De hecho esa es otra de sus grandes virtudes, sabes que están ahí, velando por la seguridad y comodidad de los ocupantes, pero no se manifiestan hasta que es necesario e incluso en muchos casos pueden pasar desapercibidas para sus afortunados poseedores (nunca mejor dicho).
Además, en nuestro caso, podemos considerarnos doblemente agraciados, por tocarnos en suerte disfrutar el que, de momento, es el tope de gama de las unidades disponibles en nuestro país, nos referimos al impresionante Mercedes-Benz Clase S 500, en su versión larga. Y es que estamos hablando de un automóvil que en su configuración básica (si es que puede considerarse como tal) parte desde los 125.875 euros, por los 122.900 euros de la versión con menor distancia entre ejes. Y a partir de ahí todo lo que queramos, e incluso lo que no podemos ni siquiera imaginarnos, y mucho más…
No por conocidas las formas exteriores del buque insignia de la marca de Stuttgart dejan de producirnos admiración, mostrando a la vez elegancia y estilo, sin dejar de lado la deportividad, pero con un toque de distinción, que resulta muy del gusto de sus clientes.
De hecho cuando el periodista que me acompañaba y yo mismo nos aproximamos al vehículo para recibir las llaves y las últimas instrucciones, en el estacionamiento VIP (no podía ser de otra forma) del Aeropuerto de El Prat, en Barcelona, nos sentíamos como auténticas estrellas de rock, como oscarizados actores de cine o quizá como algún potentado y famoso presidente de una corporación internacional. Todas las miradas se dirigían hacia nosotros y el cuchicheo de los transeúntes, preguntándose quiénes seríamos, llegó hasta nuestros oídos en un par de ocasiones. Afortunadamente cuando nos acomodamos en su interior y cerramos la puertas fue como si nos aisláramos del mundo exterior. El silencio se apoderó del habitáculo y ya no nos abandonaría en el resto del trayecto.
Si espectacular resulta el exterior, casi se nos agotan los calificativos a la hora de describir su interior, llevando hasta cotas hasta ahora desconocidas términos como confort, bienestar o el trato exquisito que dispensa a sus ocupantes.
Pero había llegado el momento de ponerse en marcha y a pesar de contar con un tremendo propulsor V8 de nada menos que 4,7 litros de cilindrada y una potencia de 455 CV, el sonido del motor al ralentí era totalmente imperceptible y casi intuitivamente tuvimos que verificar con un par de fuertes acelerones que estaba en marcha.
Nuestros primeros metros, recorriendo las intrincadas salidas del aeropuerto, no supusieron mayor problema. A pesar de las considerables dimensiones, con sus 5,246 metros de longitud, maniobraba dócilmente, casi como un pequeño utilitario, pero con una suavidad superlativa, imposible de alcanzar por éstos. El rodar en las vías de circunvalación de los alrededores de la capital catalana se convertía en una tarea sencilla, fruto de un propulsor tremendamente lleno en toda la gama de revoluciones y al impecable y suave funcionamiento del cambio automático 7G-Tronic Plus.
Los responsables de la firma de la estrella habían dispuesto un bonito recorrido para poder comprobar el funcionamiento de este maravilloso salón rodante en todo tipo de circunstancias, con diversas paradas intermedias para que ambos ocupantes del vehículo nos fuésemos turnando en las labores de conducción o bien disfrutando de la comodidad del resto de plazas, especialmente las traseras.
Una vez conseguimos salir con vida del área de influencia de la Ciudad Condal, tomamos la autopista dirección norte, pero solo durante unos pocos kilómetros, los suficientes para darnos cuenta que la estabilidad, a la máxima velocidad legal, es absolutamente imperturbable, la comodidad inigualable y el silencio superlativo, lo cual nos permitía disfrutar la excelente selección musical, de los más variados estilos, que se había incluido en el disco duro del impresionante sistema de sonido surround Burmester High-End 3D, que contaba nada menos con 24 altavoces repartidos por el habitáculo, amplificador también de 24 canales y una potencia de 1.540 vatios. Este sistema incluye una función VIP para personalizar el sonido en la plaza de asiento que se desee. ¡La mejor sala de conciertos del mundo sobre cuatro ruedas…!
A bordo de semejante vehículo, más que circular, parecía que nos deslizáramos sobre una alfombra mágica. Evidentemente las autopistas españolas se quedan tremendamente cortas para las prestaciones que es capaz de lograr. Solo en una de las famosas Autobahn de su país de origen sería posible desplegar este poderío en su plenitud sin acabar durmiendo en la cárcel…
Pero el sistema de navegación pronto nos indicó un desvío y nos sacó de la autopista. Había llegado el momento de hacer nuestra primera parada, para disfrutar de un café en condiciones, pues el que habíamos tomado algunas horas antes en el aeropuerto no era digno de ser considerado como tal. Aprovechando tal circunstancia di unas cuantas vueltas alrededor de este Mercedes-Benz Clase S 500, observando detenidamente todos y cada uno de sus pequeños detalles…
Tan ensimismado estaba que mi acompañante tuvo que llamarme la atención en un par de ocasiones. El café casi se había enfriado y era hora de reemprender la marcha. En esta ocasión me tocaba a mí ejercer las funciones de eventual chófer y que mi compañero disfrutase de la comodidad de ir sentado el asiento de la derecha.
Había llegado el momento de ver las cualidades de este Mercedes-Benz Clase S 500 L en las preciosas y más reviradas carreteras del Vallès Oriental, y no nos defraudó en absoluto. A pesar de sus imponentes dimensiones y de una tara que, en orden de marcha, se aproxima peligrosamente a las 2 toneladas y media (todo el equipamiento y gadgets tecnológicos pasan aquí factura), se movía casi con la agilidad de un deportivo, con una precisión de trayectoria absoluta, un guiado suave, inscribiéndose en las curvas con una aptitud sorprendente y devorando las rectas con facilidad pasmosa…
Los adelantamientos se convertían en un mero trámite pues, aunque rodásemos detrás de un camión a apenas 60 ó 70 km/h, bastaba con que el pie derecho pisase a fondo el acelerador, en el momento preciso, para transportarnos al “hiperespacio”, como si del Halcón Milenario se tratase y de repente encontrarnos por arte de magia delante del vehículo que nos precedía, con total seguridad, ocupando el carril contrario sólo el mínimo tiempo imprescindible ¡Para eso sirve tanta potencia!. Eso sí, a la hora de retornar al carril derecho había que controlar inmediatamente el velocímetro, si no queríamos quedarnos sin todos los puntos de una sola tacada. Tal es su potencial y la facilidad con la que gana velocidad, sin dar sensación de ello a quien se encuentra a sus mandos…
Y es que no todos los días se tiene el placer de poder disfrutar de un bestial propulsor V8 y 4.663 centímetros cúbicos, que entrega la nada desdeñable potencia de 455 CV entre 5.250 y 5.500 rpm pero, sobre todo, un par máximo de 700 Nm entre 1.800 y 3.500 rpm. Valores que pese a sus 2 toneladas largas (en vacío) y unos cuantos kilos más en orden de marcha, le permiten acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 4,8 segundos (cifras de verdadero superdeportivo) o alcanzar una velocidad máxima (autolimitada electrónicamente) de 250 km/h. ¿Qué ocurrirá entonces con los 585 CV y 900 Nm del S 63 AMG?
Afortunadamente el sistema Tempomat, con regulación de distancia Distronic Plus, ejercía imperturbablemente su función, manteniendo una velocidad estable y adaptándola al tráfico existente en la vía, frenando o acelerando el vehículo cuando lo hacía el que nos precedía. A ello se sumaban otros dispositivos como el detector activo de cambio de carril, el control activo de ángulo muerto o el asistente para viento lateral, que ayuda al conductor a conservar la línea recta cuando el vehículo se ve afectado por fuertes rachas de viento, como fue en nuestro caso durante una parte del recorrido (con la conocida Tramontana…). Aunque la lista sistemas inteligentes de asistencia a la conducción que velan por nuestra seguridad es casi innumerable, pero sobre todo son efectivos.
Solamente cuando se forzaba mucho la situación, las inercias provocadas por esos kilos de más salían a relucir, haciendo chirriar los neumáticos delanteros de excelente agarre, aunque sus límites se encontraban muy por encima de lo que una conducción lógica recomendaba. No obstante la ingente cantidad de ayudas electrónicas salían en nuestro auxilio, frenando los excesos. Lo mismo ocurría con la zaga, a la hora de dar gas a la salida de las curvas, aunque también es cierto que con tanto potencial bajo nuestro pie derecho, y en modo Sport, nos pudimos deleitar con ciertas alegrías, que dibujaron una sonrisa en nuestra cara.
Pero ese no es el tipo de conducción que pide una berlina de estas características, habiendo modelos mucho más apropiados para esos menesteres dentro de la gama del fabricante germano. Sale más a cuenta llevar un ritmo alegre, con una conducción fluida, sin fuertes aceleraciones ni frenadas, sobre todo para los ocupantes de las plazas posteriores.
Estos kilómetros al volante se me habían pasado en un suspiro y no me di cuenta que se acercaba la hora de comer y también estábamos cerca del lugar previsto de reunión, donde se nos había citado para asistir a la rueda de prensa de presentación del modelo más representativo de la firma de la estrella. Se trataba del magnífico Castillo de Peralada, situado a apenas 20 km de la frontera francesa junto a la localidad que le da nombre, entre Figueras y la Costa Brava, en un entorno privilegiado del Alto Ampurdán, en la provincia de Gerona.
Tras llevar a cabo una rápida visita a algunos de los lugares más característicos del recinto, mientras degustábamos productos típicos de la tierra y catamos algunos de los famosos vinos de sus bodegas, se nos explicó parte de su interesantísima historia, a la vez que pudimos enterarnos de otra relacionada también con el mundo del motor, ya que un antepasado de los actuales dueños de la propiedad (la familia Suqué-Mateu), nada menos que Damià Mateu, abogado y empresario barcelonés, fue el que en el año 1904 fundó, junto al ingeniero suizo Marc Birkigt, la firma Hispano-Suiza, cuyos automóviles fueron considerados como algunos de los más elegantes y rápidos de su época y que, hoy en día, alcanzan impresionantes cifras en las más importantes subastas de vehículos clásicos.
Después de atravesar diversas salas, repletas de libros, obras de arte y recuerdos de innumerables viajes a destinos lejanos, finalizamos el recorrido en la maravillosa biblioteca del castillo. Todos los presentes no pudimos por menos que mostrar nuestro asombro al entrar en tan magnífica estancia, que hubiera hecho las delicias del mismísimo Indiana Jones, con sus más de 80.000 volúmenes, 200 incunables y 800 ejecutorias de nobleza, aparte de una asombrosa colección con más de 1000 ediciones diferentes de El Quijote.
Fue en tan espectacular recinto donde se nos explicaron la mayor parte de los increíbles avances tecnológicos que presenta la nueva generación del Mercedes-Benz Clase S, muchos de los cuales habíamos podido disfrutar en nuestro recorrido hasta allí (y que ya os hemos descrito en Coches.com en numerosas ocasiones…..)
También nos dieron a conocer el notable éxito de ventas de este modelo, superando las previsiones iniciales. En España, durante el año 2013, se vendieron 140 unidades, (todas las adjudicadas a nuestro país) pero la demanda duplicó la oferta. Para el presente año sus ventas se estiman en unas 300 unidades, pero la cifra sería superior si la central en Alemania diera abasto para servir tantas como pedidos se han realizado.
Los motivos de elegir este enclave para llevar a cabo la presentación, se desvelaron instantes después durante la rueda de prensa: de una lado por tratarse de un marco incomparable, singular, exquisito y, por tanto, muy en la línea de los que el tipo de clientes que adquieren un Clase S suelen frecuentar, y por otro el anunciarnos que Mercedes-Benz se convertiría este año en uno de los patrocinadores principales del Festival de Peralada que se celebra cada año, durante los meses de julio y agosto, en el recinto medieval de dicho castillo y en los jardines anexos.
La edición de este año (la número 28) contará con la presencia de estrellas de la danza como Tamara Rojo y Sara Baras, además de los destacados tenores Marcelo Álvarez, Jonas Kaufmann y Piotr Beczala, y también con artistas de la talla de Depardieu, Flotats y Gloria Gaynor.
Tras reponer fuerzas en otras dependencias del castillo, había llegado el momento de regresar a nuestro punto de partida. Y para la ocasión nos acomodamos ahora en los asientos posteriores de este Mercedes-Benz Clase S, para poder disfrutar, al menos durante poco más de hora y media (el tiempo necesario para llegar de nuevo al aeropuerto), de los placeres reservados a los ocupantes más distinguidos de esta berlina de súper-lujo. Además contábamos a los mandos con la presencia de un chofer, que nos conduciría de forma experta entre el intenso tráfico de las carreteras barcelonesas, en las horas previas a la operación salida de un soleado fin de semana.
Los primeros kilómetros, hasta alcanzar la autopista, recorrían pequeñas poblaciones plagadas de guardias tumbados de los que prácticamente no nos dimos ni cuenta porque nuestra unidad estaba equipada con el Active Body Control. Se trata de una tecnología cuasi mágica que, con ayuda de una cámara estereoscópica, explora la carretera por delante del vehículo, adaptando la suspensión activa a las irregularidades de la vía. El resultado: no se aprecia ningún tipo de sacudida, manteniendo constante la altura del vehículo y un confort superlativo para los pasajeros.
El resto del viaje, hasta el aeropuerto de El Prat, discurrió en un ambiente de lo más relajado, entre divertida conversación, excelente música, mientras los asientos traseros individuales con los que estaba equipada esta versión masajeaban nuestro cuerpo, a través de 14 pequeñas cámaras de aire, administrando calor y con diferentes niveles de intensidad.
En fin una verdadera tortura… que estuvo a punto de conseguir que, por unos instantes, casi cayéramos en los brazos de Morfeo, aunque rápidamente se nos pasó el sopor en cuanto nos pusimos a jugar con la ingente cantidad de dispositivos y gadgets de los que disponía este modelo para disfrute de los ocupantes de las plazas traseras. Se puede escuchar la radio, ver la televisión, conectar dispositivos externos, tener acceso a internet, todo ello controlado a través de dos grandes pantallas de 25,4 centímetros, sujetas a los asientos anteriores, además de mandos a distancia y auriculares inalámbricos de calidad acorde con el resto del vehículo.
Esta zona posterior no sólo puede configurarse para el divertimento, sino que mediante una serie de equipos opcionales podemos convertirlo también en una auténtica oficina-móvil para ejecutivos de altos vuelos con mesas plegables, telefonía business, punto integrado de acceso Wi-Fi…
Pero el sueño tocaba a su fin. La jornada conduciendo y disfrutando del modelo tope de gama de la firma de Stuttgart, el Mercedes-Benz Clase S 500 L, se acababa y había llegado el momento de volver a la cruda realidad… ¡Qué fácil es acostumbrarse a lo bueno!
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