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Mercedes E 220 d prueba – 128.1
Pruebanoticias/
Luis Ramos Penabad

Mercedes E 220 d: prueba a fondo del menos potente de la gama, pero muy interesante

Si hay un coche que pueda definir a Mercedes ese es, posiblemente, el Clase E. Es una de las sagas más longevas de la historia del automóvil y, si bien la denominación actual comenzó allá por 1993, podemos hablar de que tiene hasta diez generaciones a sus espaldas, desde 1947 con el 170 V (W136).

Desde el inicio de la historia de Mercedes se ha fraguado en su ADN ofrecer berlinas de clase ejecutiva, con el refinamiento y la comodidad como razón de ser principal. Y ahí siguen con el actual Mercedes Clase E 2024 (W214)… y más que vendrán.

Ubicado entre el Clase C y el Clase S en la gama de sedanes de la marca teníamos ganas de probar esta generación. Presume de tecnología y de una oferta mecánica más electrificada que nunca (con el EQE eléctrico separado, una decisión que nunca entendimos). Hemos comenzado por una de las versiones más económicas de la gama, el Mercedes E 200 d. Sí, con motor diésel que aún tiene unas ventas notables entre las berlinas grandes.

¿Cuánto cuesta? 63.500 euros es el precio de partida recomendado por la marca. Te recordamos que tenemos ofertas del Mercedes Clase E en nuestra sección de coches nuevos, publicadas por concesionarios oficiales de la marca. También contamos con herramientas que te ayudan con la financiación del coche que te permiten pagarlo más cómodamente mes a mes. Pero antes, toca conocerlo a fondo.

Exterior

La actual generación del Mercedes Clase E llegó al mercado a finales de 2023. Cambió bastante respecto de su predecesor, sin que ello le haya hecho perder la elegancia y distinción que siempre le han caracterizado. No es un Clase S, pero no está muy por detrás.

Un punto a destacar para reconocer la generación es el frontal, que incluye una decoración en negro brillante por la parrilla, que en nuestra unidad tenía la constelación de estrellas del logo de la marca, con otro en medio presidiendo. El marco, por cierto estaba retroiluminado. Toda esta decoración, así como el paragolpes, puede cambiar en función del acabado elegido: un toque más sofisticado con la línea acabado Avantgarde o más deportivo con la AMG-Line.

Increíbles las luces LED de última generación. No tanto en lo estético, que pueden resultar incluso discretas, como en su funcionamiento nocturno pues los faros matriciales cuenta con proyectores que dan información y avisos en la carretera.  La firma lumínica diurna la forma una línea superior y dos más pequeñas curvadas en la zona baja.

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Cuando lo ves desde el lateral te encuentras con una clásica silueta de tres volúmenes y formas muy suaves y aerodinámicas. Y con un coche grande: Mide 4.949 mm de longitud, de los que 2.961 mm corresponden a su distancia entre ejes. Otras cotas son los 1.880 mm de ancho y 1.468 mm de alto. Las llantas van de las 18 a las 20 pulgadas, si nos olvidamos de las versiones AMG “pata negra”.

Las manillas van enrasadas con la carrocería para ser más aerodinámicas y salen para que tires de ellas cuando te acercas al coche. Ya en la parte trasera, los ojos se van a los grupos ópticos LED con unos puntos de luz en forma de estrella, como el emblema de la marca. Sobre ellos una tira cromada recorre el ancho del coche.

Interior

Lo que más llama la atención nada más abrir la puerta es su espacio interior, este cuenta con tres pantallas sobre el salpicadero. Es el MBUX Superscreen opcional. La primera es el cuadro de instrumentos de 12,3 pulgadas, muy configurable y es fácil de ver datos diferentes desde los botones capacitativos del volante. O de variar el diseño entre los estilos Classic y Sport o modos Navigation, Assistance y Service. Tenía un efecto opcional de profundidad 3D Driver Display que, lo reconozco, no me convenció demasiado.

Luego está la del sistema multimedia, que estrena sistema operativo. Ahora se parece más al de un móvil, con botones grandes y funciones muy bien agrupados. Ha mejorado respecto a los anteriores. Mantiene una barra de iconos en la parte inferior de la pantalla y la habitual barra con botones hápticos para ir directamente a las vistas de las cámaras, cambiar de modos de conducción…

Resulta en ocasiones algo instrusiva la realidad aumentada del navegador, pues tapa el mapa demasiado… y al final resulta más práctico y cómodo el Head-Up Display. La tercera pantalla va frente al asiento del conductor. Es opcional, repetimos y desde ella el copiloto puede controlar la música, ver el mapa u otros elementos de información y entretenimiento.

Buen espacio interior y unos asientos con calefacción, ventilación y masaje en los que, si se viaja mucho al año, creo que sí conviene pagar un extra. Los acabados y materiales son mucho mejores que los de un Clase C, más vistoso que con un habitáculo de verdadera calidad.

Ese cuidado por los pasajeros se ve, sobre todo, en las plazas traseras. Buenos asientos con ajustes electrónicos en las puertas, calefactados y ventilados de manera opcional., espacio longitudinal bueno, salidas de aire y control de climatización o un reposabrazos central con base de recarga inalámbrica. ¿Algo malo? Un túnel central bastante prominente.

Maletero

Cuando uno echa un ojo a la zona de carga del Mercedes Clase E tiene sensaciones encontradas. Se trata de un coche grande y la cifra de 540 litros de maletero resulta convincente (se reduce a los 370 litros en versiones híbridas enchufables).

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Sin embargo, no resulta práctico, como en todos los sedanes. Porque la boca de carga es pequeña y porque es un espacio más largo que alto. Eso complica meter enseres grandes, incluso si se abaten los respaldos de los asientos traseros. Divididos en tres partes, haces esta operación desde unos botones en los laterales consigues 1.830 litros de capacidad… pero sigo viéndolo poco práctico.

Ojo, que la cifra es similar a la de sus competidores (un Audi A6 tiene 530 litros y un BMW Serie 5, 570) y se trata de un espacio bien rematado, con sus ganchos para fijar la carga, perchas en las paredes, un espacio inferior con un hueco para herramientas, caja plegable, kit reparapinchazos… pero pienso e en bicicletas, tiendas de muebles suecas y aventuras similares y pienso claramente que mi carrocería sería el Clase E Estate o el Clase E All Terrain, con 615 litros y más aprovechable en estas lides.

Motor

Bajo el capó del Mercedes Clase E 220 d encontramos un propulsor diésel de cuatro cilindros en línea de 1.993 cc con alimentación por inyección directa, turbo e intercooler. Entrega 197 CV de potencia a 3.600 rpm, con un par máximo de 440 Nm entre las 1.800 y 2.800 rpm.

Es una mecánica que conocía ya de la prueba del Mercedes GLC o de la prueba del Mercedes Clase C All Terrain. Esos dos modelos, eso sí, enviaban la potencia a los dos ejes con la tracción total 4Matic, en el caso de esta unidad del Mercedes Clase E, es de propulsión, el motor mueve las ruedas traseras mediante una caja de cambios automática de 9 relaciones.

Gracias a la aerodinámica tan trabajada alcanza 238 km/h, una cifra muy alta para la potencia nominal del motor. Y ojo, que es capaz de pasar de 0 a 100 km/h en apenas 7,6 segundos, que está muy bien. Y las recuperaciones no son las de un deportivo pero también registra una buena cifra (5,8 segundos) para pasar de 80 a 120 km/h.

Pero lo mejor (y lo que uno busca cuando se compra un coche así diésel) es el dato de consumo. Los 4,8 l/100 km son una cifra más acorde con las que anuncia un utilitario que un coche del segmento E. Cuenta además con un sistema de hibridación ligera que, además de otorgarle la etiqueta ECO (emisiones de 125 g/km) consigue que el motor de combustión interna se apague y eléctrico de 23 CV ayude a mover el coche en momentos puntuales. Veamos cómo va.

Comportamiento

Da gusto recoger un coche y que la autonomía que ves en el cuadro de instrumentos, con el depósito lleno, sea de 1.011 km. Ojo, que en cuanto recorrí los primeros km el ordenador de a bordo recalculó y alcanzó los 1.223 km. Para esos son los diésel, como te contamos en nuestro análisis: para recorrer muchos kilómetros al año en coches grandes, haciendo viajes largos sin preocuparse por la duración de las paradas.

Con un depósito de 66 litros y consumiendo esos 4,8 l/100 km la cifra teórica de autonomía se alargaría a los 1.375 km. Una barbaridad para un coche que pesa 2.088 kg según su ficha técnica. ¿ Y se consiguen? En nuestro recorrido habitual de medición de consumos –220 km, un 70 % autovía, 10 % ciudad y 20 % carretera– marcó 5,4 l/100 km. Sin buscarlos, pero puedes ver registros menores a los 5 l/100 km a poco que seas cuidadoso con el pie derecho.

Cuesta serlo. Es uno de los motores de acceso a la gama. Y el menos potente (197 CV por 204 CV del 200 E gasolina), pero empuja muy bien y tiene registros notables. Apenas notas que es diésel, casi ni al ralentí, que es cuando se desenmascaran estos propulsores. Es superar las 2.500 rpm y el ruido del motor ya pasa totalmente desapercibido y a velocidad sostenida, a veces dirías que el coche está apagado. Soberbio.

Y puede ser aún mejor, porque si la suspensión normal ya filtra muy bien irregularidades, puedes elegir la suspensión neumática Airmatic opcional, junto al  eje trasero direccional que, además de mejorar la conducción en curvas rápidas –el coche invita a ello–, facilita las maniobras en ciudad.

La caja de cambios 9G-Tronic no hace más que añadir suavidad al funcionamiento del coche y confort. Tarda más o menos en hacer los cambios en función del modo de conducción elegido, pero no veo –esta versión– demasiado indicada para llevarla en Sport. En zonas de curvas pierde algunas de sus virtudes. No es ágil (le penaliza su tamaño) y, si bien la dirección me pareció bastante precisa, no comunica demasiado.

De lo que no cabe duda es que el Mercedes Clase E es una maravilla para devorar kilómetros de autopista. Con una suavidad e insonorización en muchos apartados que hace que uno dude cuánto mejor es el Clase S en algunos aspectos.

Opinión coches.com

Directo: es uno de los coche más cómodos en los que he viajado nunca. Por asientos, chasis, insonorización… resulta maravilloso oir que tu familia dice ¿ya? un poco decepcionada cuando llegas a destino. Con mucha tecnología –resulta abrumadora en algunos momentos– y que no es barata.

Y es que además de los 63.500 euros que cuesta, si te pones a sumar todas las opciones que tenía la unidad probada, hablamos de que contaba con más de 30.000 euros en extras. Todos útiles pero que no están al alcance de cualquiera.

Sí es de serie el motor extraordinario. Que un diésel no es el ideal para moverse por ciudad, desde luego –tampoco busca serlo un coche de casi cinco metros–, pero poder recorrer 1.000 km sin repostar es algo muy de agradecer. Y también va incluida la distinción y elegancia del modelo.

Un BMW Serie 5 es mejor si buscas algo más de dinamismo y si no te importa tanto la tecnología (que está muy bien). Pero quizá el mayor enemigo de este coche esté en casa. Con el mismo propulsor está el E 300 de… que suma otro eléctrico y una batería con la que puede hacer más de 100 km en modo eléctrico y que anuncia 313 CV… por apenas 1.000 euros más y que, eso sí, le hace perder maletero.

Mercedes E 220 d
8.1Nota
Lo mejor
  • Confort y calidad de rodadura
  • Consumos bajos y autonomía
  • Tecnología y acabados interiores
Lo peor
  • Precio final con opciones
  • Tecnología algo intrusiva en ocasiones
  • No es excesivamente ágil
Diseño8.5
Habitabilidad8
Acabados8.5
Maletero7
Equipamiento7.5
Motor9
Comportamiento8
Calidad Precio8

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