Nuestro primer contacto en Coches.com con un modelo de la firma de la estrella ha tenido lugar no con uno de sus prestigiosos y envidiados coupés o berlinas, sino con un modelo mucho más práctico y sorprendente, nos referimos al Mercedes-Benz Clase B, y concretamente a la variante más básica entre los que equipan motores diésel, el 180 CDI BlueEFFICIENCY.
Aún tengo en mi memoria una anterior prueba que realicé hace ya bastante tiempo del Mercedes Clase B de la generación previa y las impresiones recibidas, sin ser malas, no eran lo que cabía esperar de todo un Mercedes-Benz ¿seguirían las cosas por los mismos derroteros?
Afortunadamente la firma de la estrella decidió “cortar por lo sano” y proceder a una renovación total, abandonando el anterior chasis tipo sándwich, con el piso plano y sobreelevado, que penalizaba notoriamente el comportamiento dinámico por su alto centro de gravedad. Ahora, como muchos otros fabricantes, utilizan una plataforma modular, común a algunos otros modelos y, además, se ha llevado a cabo un importante salto cualitativo en lo que respecta a los materiales empleados, el equipamiento disponible o las motorizaciones que mueven este monovolumen compacto. Por lo tanto deberemos abandonar anteriores prejuicios y enfrentarnos a él como lo que es, un modelo completamente nuevo.
Exterior
Las líneas exteriores no tienen parangón con ningún otro modelo de la marca, más allá de los rasgos estéticos que lo identifican como un vehículo de la firma de Stuttgart. Lo cual no es óbice para que resulten sumamente atractivas, con una aerodinámica muy trabajada (CX de tan sólo 0,26) que repercute, como veremos más adelante, en un inusitadamente bajo nivel de ruido cuando nos ponemos en marcha.
El frontal sí que es perfectamente identificable como perteneciente a un Mercedes-Benz de última generación, con la parrilla presidida por una estrella de considerables dimensiones y numerosas aperturas de refrigeración, que en algunas partes como las que rodean a las luces inferiores, tienen una función meramente estética. Los faros delanteros, en la versión probada, incluyen luces bi-xenon que proporcionan una más que excelente iluminación nocturna, además de intermitentes y luces de día compuestos por LED, que contribuyen de forma notable a mejorar la visibilidad del vehículo en todo tipo de circunstancias, además de ofrecer un aspecto sumamente atractivo.
En la vista lateral no presenta una forma tan “ahuevada” como la de la anterior generación (volvemos a insistir aquí en el tema del nuevo chasis), con menor altura general, asemejándose más a un modelo familiar que a un monovolumen al uso, ayudado por un techo en ligera caída en su mitad posterior que contribuye a aligerar su aspecto, al igual que las voluptuosas formas incorporadas en la zona de las puertas que le confieren un aspecto más dinámico. Las llantas de aleación de serie tienen un atractivo diseño de 10 radios, con unas dimensiones 6,5J x 16, en las que se montan neumáticos Continental ContiPremiumContact2 en medidas 205/55 R 16.
Si nos centramos en la parte posterior destaca el gran portón de apertura vertical que permite un borde de carga lo suficientemente bajo, así como unos vistosos grupos ópticos, divididos en dos partes, y una luneta trasera de no muy amplias dimensiones, pero que si cubre toda la parte posterior de la zaga, y que está limitada en su parte superior por un alerón que incorpora la tercera luz de freno.
Todo ello en un conjunto que mide tan solo 4,359 metros de largo por 1,786 metros de ancho y con una altura de 1,557 metros (casi 5 cm menos que la anterior generación).
Interior
La primera impresión que se nos viene a la cabeza, una vez accedemos al interior, es la de sorpresa. A veces dudamos que estemos dentro del mismo vehículo que instantes antes hemos visto por fuera. La impecable utilización del espacio, la sensación de amplitud y la excelente cota de altura lo asemejan más a un SUV de última hornada que a un monovolumen compacto.
Al situarnos tras el volante disfrutamos de una posición de conducción más baja, integrada con el vehículo, que implica además una mayor distancia hasta el techo, lo que permite a aquellos cuya altura sea superior a 1,90 metros viajar cómodamente, sin tener que adoptar posturas forzadas o inadecuadas.
El rediseño del interior es francamente acertado, sigue las mismas líneas maestras del resto de productos del fabricante alemán, lo cual implica excelentes materiales e impecables terminaciones y ajustes. La calidad percibida marca una clara distancia frente a los productos de la competencia, y eso que el modelo probado no es, ni mucho menos, un “tope de gama”.
El salpicadero tiene formas atractivas, con una parte superior de plástico blando y mate (para evitar molestos deslumbramientos) que desciende hacia una consola central presidida, en su parte superior, por una pantalla flotante donde se visualizan múltiples parámetros, desde el sistema de navegación al de audio, pasando por el teléfono o los dispositivos Bluetooth. Existen dos tamaños para dicha pantalla (14,7 y 17,8 cm), siendo la primera medida la que equipaba nuestro modelo, suficiente para la correcta visualización de los diferentes modos, aunque hubiésemos preferido que fuese de tipo retráctil, sobre todo una vez aparcamos el vehículo en una vía pública.
Inmediatamente debajo se sitúan los tres atractivos aireadores que, junto a los dos laterales, permiten distribuir de forma fácil e intuitiva el aire a nuestro gusto, y un poco más abajo los mandos que controlan el equipo multimedia, además de los botones del Warning, la activación/desactivación del modo ECO y el de elección del tipo de programa del cambio automático. Para finalizar, en la parte inferior, dispondremos de los controles del climatizador, mono-zona en nuestro caso (que puede ser bi-zona, siempre que pasemos por caja), pero que funciona de forma muy correcta alcanzando la temperatura de trabajo en pocos minutos.
La parte central que separa ambos asientos delanteros, en el caso de la unidad probada, presenta un aspecto limpio y sencillo, debido fundamentalmente a la ausencia de la palanca del cambio manual (ya que equipa el muy recomendable cambio automático 7G-DCT, del que hablaremos más adelante). En su lugar se han habilitado unas prácticas guanteras donde colocar la pequeña impedimenta que siempre acaba destrozándonos los bolsillos y que tan incómoda resulta a la hora de conducir.
Un poco más atrás encontramos el mando giratorio desde el que controlamos el equipo multimedia y el navegador. Es de manejo fácil e intuitivo, pero como único inconveniente resulta muy sencillo de accionar involuntariamente durante la conducción, lo que provoca innecesarias distracciones. Por último disponemos de un muy útil apoyabrazos deslizante y abatible, en cuyo interior hay un hueco de mayores dimensiones, donde se localizan 2 tomas USB para conectar el teléfono o un lector MP3.
Si nos centramos ahora en lo que se observa justo delante del conductor, el volante tiene un diseño francamente bonito y además resulta de un tamaño y proporciones adecuadas, con un grosor justo para sentirnos muy a gusto conduciendo este Clase B. Presenta los típicos botones que controlan tanto el audio y el teléfono, en la parte derecha, como los diferentes menús del ordenador de a bordo, en la zona izquierda. Además, en este caso, incluye en su parte posterior las levas del cambio automático 7G-DCT, para una utilización manual del mismo.
El cuadro de relojes tiene un diseño sencillo, pero a la vez elegante, como corresponde a un vehículo firmado por Mercedes-Benz, donde se muestra la información de forma clara sin las “florituras” de otras marcas. En la zona central entre ambos relojes, velocímetro y cuentarrevoluciones, se sitúa el ordenador de viaje con múltiples funciones que controlan kilómetros, totales o parciales, consumos, etc. y se visualizan las indicaciones del regulador/limitador de velocidad o del sistema de alerta de colisión…
El sitio para los ocupantes de las plazas delanteras es notable tanto en altura, como ya comentamos unos párrafos más arriba, como en espacio para las piernas. Los asientos sujetan muy bien el cuerpo y ofrecen todo tipo de regulaciones, mecánicas en nuestro caso, pero también están disponibles de forma eléctrica y con memorias (si, lo habéis adivinado, con sobrecoste adicional…). Mientras que las plazas traseras, como sucede en muchos otros casos, están pensadas para que viajen muy a gusto los ocupantes de los asientos laterales y no tanto al que le toque en suerte la plaza central, por una consola central que invade el espacio para sus pies y un asiento de dimensiones menores que los otros dos. No obstante para un niño o para un viaje corto cumple a la perfección.
Equipamiento
Aquí llegamos a uno de los puntos más peliagudos de este análisis, pues en el “haber” de este Clase B se encuentra el hecho de que puede ser equipado a gusto del futuro propietario, casi sin limitación. No tenéis más que acceder a la página web del fabricante y con la herramienta de configuración on-line volveros “locos” incorporando los más variados elementos. Estamos por asegurar, casi a ciencia cierta, que no existe ningún modelo de su segmento, e incluso de superiores, que presente tal variedad de dispositivos y opciones. Por el contrario, en su “debe” estará siempre el “sincope” que nos dará al visualizar el precio final alcanzado, también muy superior al de la media del segmento, acercándonos peligrosamente a modelos Premium de otras categorías. Claro está que si sabemos ser comedidos y elegir lo que verdaderamente vamos a necesitar tendremos en nuestras manos un modelo francamente interesante, siempre que estemos dispuestos a asumir el “sobreprecio” que conlleva una estrella en la rejilla frontal…
Maletero
El maletero conforma un espacio totalmente modulable y aprovechable, cubicando 486 litros, suficiente para el equipaje de una familia de 4 miembros en sus desplazamientos vacacionales, si a ello le sumamos el sistema Easy-Vario-Plus (555 € + IVA), que equipaba la unidad probada, con el que se pueden regular longitudinalmente los asientos traseros hasta en 14 cm, entonces esta cifra aumenta hasta unos excelentes 666 litros, amén de poder abatir el asiento del copiloto, para transportar objetos de grandes dimensiones.
Si levantamos la base del maletero encontraremos un “doble fondo” con diversos compartimentos donde almacenar aquellos pequeños objetos que no queremos que estén a la vista o bien que no anden rodando en zona de curvas. No existe rueda de repuesto y en su lugar se ubica un compresor eléctrico, acompañado del correspondiente líquido reparador de pinchazos. Suficiente para un caso de emergencia, aunque en nuestro fuero interno nos agradaría más la presencia de una rueda de repuesto. Además, en este espacio, también encontramos, aparte de los triángulos homologados, una caja plegable, de gran utilidad para llevar objetos pequeños sin que se desperdiguen por el maletero.
Motor
El Mercedes-Benz Clase B 180 CDI, que estamos probando para todos vosotros, equipa un propulsor de 4 cilindros y 1.796 c.c. de cilindrada, posicionado transversalmente, dotado de inyección directa “common rail” y sobrealimentado mediante turbocompresor, que ofrece una potencia final de 109 CV, entre 3.200 y 4.600 rpm, y un par máximo de 250 Nm, entre 1.400 y 2.800 rpm. Aunque en un principio pudiera parecer escasa la potencia suministrada para mover al modelo germano, cuyo peso oficial es de 1.505 kg, os podemos asegurar que en muy pocas ocasiones hemos echado de menos valores más elevados.
Como podréis inferir de las cifras que os acabamos de mencionar, la potencia no es excesiva, pero su entrega, al igual que la del par máximo es muy plana, manteniéndose sin ningún tipo de titubeo durante un amplio rango de revoluciones. Esto, en la práctica, supone que siempre tenemos una reserva de fuerza para efectuar las maniobras más comunes en el tráfico urbano o mantener el crucero idóneo cuando se rueda por carreteras o autovías/autopistas, y si es necesario efectuar un adelantamiento la respuesta será inmediata. Claro que en ello tiene mucho que ver el fantástico cambio automático de doble embrague 7G-DCT.
Como ya viene siendo habitual en numerosos modelos de la firma de la estrella, el Clase B también incorpora la tecnología BlueEFFICIENCY, ¿qué aporta? Una serie de medidas e innovaciones que optimizan el gasto de combustible y reducen las emisiones nocivas, tanto en las versiones de gasolina como en las alimentadas por gasóleo. Entre ellas destacan los elementos auxiliares del motor con desconexión automática, la optimizada aerodinámica o el sistema ECO de parada y arranque automático, de suave e imperceptible funcionamiento, que detiene el motor al parar en un semáforo o en un atasco. Gracias a todo ello este Clase B 180 CDI homologa unas emisiones de CO2 de tan solo 115 g/km y un consumo medio ponderado de 4,4 litros cada 100 kilómetros. Nosotros no hemos conseguido alcanzar esa cifra, pero os podemos asegurar que tras casi 1.200 km de trato exigente, con diversos recorridos por todo tipo de carreteras, logramos un consumo medio real de 5,2 litros cada 100 km, nada mal, ¿verdad?
Las prestaciones, sin ser para tirar cohetes, sirven para desenvolvernos sin problemas en el tráfico rodado, con una velocidad máxima de 190 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h, con el cambio 7G-DCT, de 10,9 segundos.
Comportamiento
Nada más ponernos en marcha todo es suavidad, desde los primeros metros se da uno cuenta que no está ante un monovolumen compacto al uso y ese “plus” que imprime la marca germana a sus productos sale a relucir.
En el siempre complicado tráfico urbano contaremos con dos ayudas imprescindibles para que la experiencia del atasco diario no se convierta en una pesadilla: por un lado el sistema ECO de arranque y parada y por otro el, no pocas veces ponderado ya en este reportaje, cambio automático. En el primer caso alabamos su prontitud de reacciones tanto en el apagado del motor como, en lo que es más importante, el arranque del mismo. En este caso bastará con soltar el pie del freno para que el propulsor cobre vida rápidamente. Por su parte el cambio automático si lo empleamos en la posición por defecto, denominada Economy, facilitará un flujo constante de la potencia, sin tirones, sin saltos apreciables entre marchas, lo que redundará en cifras de consumo muy bajas.
Una vez que abandonamos la urbe y dirigimos nuestros pasos a las vías de circunvalación, con intención de encontrar terrenos despejados de tráfico, como autovías o autopistas, este Clase B comienza a mostrar maneras de buen rodador, con un silencio casi absoluto de marcha, fruto de su excelente aerodinámica. La plana curva de potencia facilita mantener cruceros legales sin ningún tipo de problema, con la aguja del cuentavueltas rodando permanentemente por debajo de las 2.000 rpm, obteniéndose medias de consumo realmente bajas y muy próximas a las cifras homologadas por el fabricante.
Cuando llegamos a la zona de curvas el Clase B se comporta con nobleza, no parece que nos encontremos ante un monovolumen, aunque sea compacto, y su comportamiento se asemeja mucho más al segundo término que al primero. En ello tiene mucho que ver el nuevo chasis, pero también una geometría de suspensiones en la que juega un papel fundamental el nuevo eje trasero de cuatro brazos, así como un tarado de suspensiones excelentemente puesto a punto. Para la gran mayoría esto será suficiente, pero para todos aquellos que deseen ir un “paso más allá” está disponible, bajo pedido, un paquete deportivo (1.220,89 € impuestos incluidos) que, entre otras cosas, incluye una dirección más directa de asistencia variable, discos de freno delanteros perforados y autoventilados, llantas de aleación de 17” con neumáticos 225/45 R17, y tren de rodaje deportivo con altura rebajada 20 mm
Es en este tipo de recorridos cuando la caja de cambios automática 7G-DCT saca a relucir su “doble personalidad” y bien si seleccionamos la posición Sport o la manejamos manualmente, mediante las levas tras el volante, nos permitirá extraer la quintaesencia del motor y del chasis, posibilitándonos rodar a ritmos que pondrían en apuros a más de un compacto de los considerados “deportivos”. Ayudados también por unos frenos excelentes, de exquisito tacto, y que facilitan apurar fuertemente las frenadas sin disminuir apreciablemente su rendimiento. Lo probamos a fondo en un recorrido de lo más variado, incluso realizamos durante dos días el seguimiento del Rallye de España Histórico (del que os ofrecimos puntual crónica), con tramos de montaña muy revirados, donde se ponían a prueba suspensiones y frenos a la vez que el cambio de doble embrague ofrecía lo mejor de sí para sacarnos de cada situación siempre con la relación más adecuada a la conducción efectuada.
Pero tras desfogarnos durante unos cuantos kilómetros de curvas lo más lógico es volver a una utilización automática y tranquilizar el ritmo (los pasajeros lo agradecerán). Siempre hemos alabado el excelente funcionamiento del cambio de doble embrague de otra marca, también alemana, de la competencia (el DSG de Volkswagen), toda una referencia en la materia, y donde se miran el resto de fabricantes, pero tras probarlo en las más diversas circunstancias, podemos afirmar que le ha salido un muy duro rival en este producto firmado por Mercedes-Benz.
Veredicto coches.com
El precio de partida del Mercedes-Benz Clase B 180 CDI BlueEFFICIENCY se establece en los 27.250 €, pero el coste final de la versión probada asciende a 33.079 € y eso que debido a sus reducidas emisiones y consumos paga un 0% de Impuesto de Matriculación.
Como ya os comentamos anteriormente el llevar una estrella de tres puntas en la parrilla frontal tiene un coste, en este caso un elevado coste. Es cierto que por bastante menos de ese dinero podemos encontrar vehículos de la competencia que nos ofrezcan un equipamiento similar, nunca igual, pues hay opciones que no incluyen ni los modelos Premium de esas marcas (como el Collision Prevention Assist, la detección de señales de tráfico, el control de ángulo muerto, el detector de cambio de carril, etc.), pero ese intangible que significa llevar todo un Mercedes, aunque sea uno de los modelos de acceso, para muchos clientes no tiene precio.
Si tuviese que comprarme este modelo y sólo pudiese elegir una opción entre el amplio abanico de equipamiento opcional, lo tendría muy claro, pues sin ninguna duda me decantaría por el fantástico cambio automático de doble embrague 7G-DCT que supone un sobreprecio de 2.038 € (+ 21% de IVA, es decir 2.465,98 €), pero sería un dinero fantásticamente invertido que transforma el comportamiento del coche a demanda, desde un tranquilo urbano a un cuasi-deportivo, con solo pulsar un botón. El único inconveniente que le vemos radica en la palanca que permite seleccionar tanto la marcha adelante como la marcha atrás, situada en la caña del volante, en el lado derecho, a cuyo manejo cuesta acostumbrarse.
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