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Pruebanoticias/
Luis Ramos Penabad

SsangYong XLV diésel: prueba a fondo

Hace unos meses se presentaba el SsangYong XLV 2016, un coche basado en el Tivoli 2015 que llegaba al segmento de los monovolúmenes compactos con un aire en su carrocería a SUV.

Si el Tivoli ha funcionado de miedo en nuestro mercado, donde ya es el modelo más vendido de la marca, el Tivoli ya se codea los últimos meses con el Korando por la segunda posición, superando en octubre incluso al Rodius, el gran monovolumen de la marca.

Conociendo bastante bien la gama de este fabricante, es de esperar que se trate de un producto que destaca por habitabilidad y gran volumen de maletero, por un precio razonable. Su nombre XLV proviene de eXciting Lifestyle Vehicle, un coche para toda la familia que apuesta por la versatilidad de uso.

Para comprobarlo, hemos pasado una semana con él, usándolo en familia. Desde los desplazamientos habituales en ciudad, llevando los niños al colegio, ir a trabajar, la compra… a un viaje de fin de semana con unos cientos de kilómetros de autovía y tramos de carretera de montaña. Veamos qué es capaz de dar de sí.

Diseño exterior

El SsangYong XLV tiene un diseño marcado por el Concept XLV Air que la firma mostró en el Salón de Ginebra de 2015. Podemos decir que es una combinación de la parte delantera del Tivoli (con quien comparte plataforma) y la zaga del Rodius.

En el frontal destaca la delgada parrilla (con el logo en el medio). que une los faros delanteros, con proyectores halógenos y luz diurna con LED. En una zona más baja hay otra toma de aire, dividida por una pieza con un marco plateado que integra la matrícula y se abre a los lados para acoger los faros antiniebla con dando una imagen más robusta que lo acerca a los SUV.

También podemos pensar que estamos ante una de las carrocerías de moda al ver sus generosos ángulo de ataque de 20 grados, el de salida de 20,8 grados y un ángulo ventral de 17 grados. No es un todoterreno pero es un monovolumen que no le hará ascos a aventurarse por caminos sencillos.

La vista lateral remarca ese aire de todocamino, con los protectores de bajos y pasos de rueda en plástico negro (en nuestra unidad, albergan unas llantas de 18 pulgadas de efecto diamantado propias del acabado más alto). Nos ha gustado el pilar A en negro, que aligera la vista… y las barras en el techo plateadas, también incluidas en este equipamiento.

En esta vista apreciamos mejor los 4.440 mm de longitud del XLV. EL resto de las cota: 1.795 mm de ancho y 1.605 mm de alto con las barras de techo. La distancia entre ejes es de unos buenos 2.600 mm.

Desde luego, la línea de cintura es muy alta y hay poca superficie acristalada… algo que lo aleja de la imagen de los monovolúmenes típicos. Además va subiendo comforme se acerca a la zaga, hasta terminar en un pilar C inclinado. A partir de ahí una zona acristalada que termina en un pilar D en negro, que consigue que esa parte parezca que flote, incluido el alerón, que integra la tercera luz de freno.

En la zaga cuenta con un amplio portón trasero, dominado por el nombre del modelo en el centro. A los flancos, amplias ópticas, con tecnología LED parcial (en luces de posición y freno, así como luz diurna). Los catadióptricos traseros se sitúan en una posición más baja, a ambos lados del protector de plástico que, de nuevo, lo liga visualmente con los SUV.

Interior

El acceso al habitáculo del SsangYong XLV es sencillo gracias a la altura y unas puertas de buen tamaño y buen ángulo de apertura, pero quizá no tan bueno como en otros monovolúmenes.

Una vez en el puesto del conducción, observas que vas situado bastante alto. Los asientos de cuero de nuestra unidad son bastante cómodos, pero no sujetan demasiado el cuerpo. Eso ya es un síntoma del carácter del coche, que busca más el confort que la eficacia. El volante, grueso, con la parte inferior algo achatada y de buen tacto, incluye varios botones para manejar el teléfono, control de crucero… pero no es regulable en profundidad, sólo en altura. Los más altos no tendrán problemas con esto. A los bajos, les toca mover el asiento hacia delante.

El diseño de los relojes, con una pequeña pantalla entre ellos monocromo que sirve como función de viaje, es algo anticuado. También la consola central, con un montón de botones en los que no se ha pensado demasiado bien las funciones: un ejemplo: puede variarse la dureza de la dirección y se ha ubicado ahí, lejos del volante, donde debería estar.

La consola central se ha rematado en negro piano, algo muy de moda pero que no nos gusta demasiado ya que atrapa bastante polvo y es difícil mantenerla limpia por mucho tiempo. En la parte superior de la misma encontramos el sistema de navegación, (firmado por TomTom) y entretenimiento, con una pantalla de 8 pulgadas. Tiene un manejo que obliga a desviar bastante la vista de la conducción (esto se va aprendiendo con el uso) y es algo lenta al ejecutar las órdenes. Su grado de inclinación hace que el sol incida bastante sobre ella, por lo que la visualización a veces no es buena.

Al menos en el acabado que probamos, los materiales son muy agradables al tacto. Nada que ver con un coche de bajo coste. Y los ajustes en las piezas, también. Destacar las tomas de conexión existentes (además del Bluetooth) cuenta con tomas USB y Aux, en la parte baja de la consola.

También es muy generoso en huecos portaobjetos. Desde el gran cofre bajo el apoyabrazos central, portagafas en el techo, una guantera iluminada de generosas dimensiones (cabía mi portátil) y bolsas en las puertas donde te cabrá una botella de las grandes. Podrán dejarse también cosas en el hueco ante la palanca de cambio o sobre la guantera. Hay portabebidas entre los asientos delanteros y los pasajeros traseros cuentan también con otros dos en el reposabrazos central trasero.

Esas plazas traseras están realmente bien… para dos ocupantes. Tanto por altura como por espacio para las piernas están entre lo mejor del segmento, pero no así en anchura. Viajando cinco personas (una de ellas, un niño con su sillita), el ocupante del medio no iba demasiado cómodo… y eso que no debe “cabalgar” sobre el túnel de transmisión, ya que SsangYong se las ha ingeniado para que se eleve apenas unos centímetros del suelo. Quizá sin un sistema de retención infantil, tres adultos pudiesen soportar mejor un viaje, pero no da la sensación de que cuente con tanta anchura disponible como otros monovolúmenes.

Nos ha gustado que se pueda variar la inclinación de los respaldos traseros (de 27,5º a 32,5), si bien la banqueta (dividida en dos partes asimétricas de 2/3 1/3) no puede desplazarse longitudinalmente, como sí ocurre en otros coches de enfoque familiar.

Maletero

Todas las comunicaciones de la marca hablaban de un maletero soberbio, de 720 litros de capacidad. Esperaba encontrarme un cofre sin fin… pero al abrir el portón me decepcionó un poco. Luego me fijé que en la presentación, a la que acudió una compañera, utilizaban todo el espacio disponible hasta el techo (más allá de la cortinilla). Hasta la bandeja, la capacidad es de 574 litros.

Es una buena cifra, no obstante. Además, tiene formas muy regulares, ya que es bastante ancho y los pasos de rueda no restan apenas espacio.

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Es una pena que no haya un punto donde sujetar una red y separar el habitáculo del espacio de carga. Sí cuenta con ganchos y cintas elásticas para sujetar la carga, pero no con esa separación. Está iluminado correctamente, tiene una toma de corriente de 12 voltios y bajo el piso nos encontramos con una rueda de repuesto de emergencia.

Si se desea más capacidad, pueden abatirse los respaldos de los asientos en dos partes. Queda una superficie totalmente plana, de 1.440 litros de capacidad.

Equipamiento

La fórmula de la firma coreana, y que hace alarde de eso es ofrecer vehículos a precios asequibles y bien equipados. Desde el nivele de equipamiento más básico Line encontramos llantas de 16 pulgadas, aire acondicionado, faros antiniebla, sensores de aparcamiento traseros, volante multifunción, control de crucero, ordenador de a bordo y sistema de sonido con MP3, toma USB y Bluetooth…

El Premium añade raíles sobre el techo, el spoiler trasero, los cristales traseros tintados … Dentro encontramos climatizador bizona, sistema multimedia con pantalla táctil, cámara de visión trasera, la tapicería de cuero sintético, y el asiento del conductor regulable en altura.

El acabado de nuestra unidad, el Limited incorpora llantas de 18 pulgadas, el navegador, techo solar, volante y pomo del cambio en piel, volante calefactable,(lo probé y en invierno es un puntazo) asientos delanteros calefactados, sensores de luz y lluvia, retrovisores plegables eléctricamente, airbag de rodilla y espejo interior electrocromático. Además, en la versión automática se incluye el sistema de llave inteligente.

El precio de nuestra unidad, un SsangYong XLV D16T 115 CV 4×2 con acabado Limited, sistema de audio mejorado (500€) y pintura metalizada Grand White (410 €), está disponible por 24.910 euros. Este es el precio de tarifa, pero puedes encontrar ofertas del SsangYong XLV, publicadas por concesionarios oficiales de toda España, en nuestra sección de coches nuevos, así como comparar seguros de coche hasta dar con el que mejor se ajusta a tus necesidades y presupuesto.

Ojo, que a finales de este mismo año el equipamiento se verá mejorado con algunos sistemas de seguridad indispensables para mejorar la valoración de EuroNCAP, como el reconocimiento de señales de tráfico o la frenada de emergencia, además del volante regulable en altura y profundidad, entre otros.

Motor

En nuestra prueba del SsangYong Tivoli, su hermano pequeño, pudimos probar una unidad con el motor de gasolina atmosférico e-XGi 160 que rinde 128 CV a 6.000 rpm. Entonces ya dijimos que, para los gustos actuales, quizá la versión de gasóleo, turboalimentada, casase mejor con los gustos del público. En este coche, todavía mayor, creemos que todavía más.

Este SsangYong XLV diésel tiene la mecánica e-XDi160, un motor de 1.597 cc que ofrece 115 CV de potencia máxima entre 3.400 y 4.000 rpm y un par máximo de 300 Nm, desde las 1.500 rpm hasta las 2.500 rpm, asociado al cambio manual de seis velocidades.

Las prestaciones son suficientes, ya que anuncia una aceleración de 0 a 100 km/h en 12,1 segundos y una velocidad máxima de 174 km/h. Su consumo combinado homologado es de apenas 4,5 l/100 km, una cifra buena y apenas 117 g/km de CO2 de emisiones. Para un coche que pesa bastante (1.480 kg en orden de marcha) se nos antoja muy reducido. Vamos a ver qué tal se comporta.

Comportamiento

El motor diésel del Tivoli está realmente bien conseguido. No consume tan poco como dicen, pues tras la prueba nos quedamos en 6,2 l/100 km de consumo combinado (7,3 en ciudad y 5,9 en autovía). Pero vayamos por partes.

Los primeros días nos movimos fundamentalmente por ciudad. Recorridos urbanos y periurbanos. Es un coche cómodo para ello, ya que el motor es suave y bastante silencioso para ser un diésel. Más que correcto. La dirección en modo Confort es muy fácil de mover en las maniobras cotidianas y qué decir del maletero: bici del niño, compras mensuales… puede con mucho.

Los únicos peros en estos primeros días fueron dos. Uno, el funcionamiento errático del Start&Stop. Puede que fuese un problema concreto de mi unidad, pero en ocasiones apagaba el motor cuando menos lo esperaba y al segundo día opté por desconectarlo. Otro, el cambio manual, demasiado tosco, muy poco preciso.

De todos modos, el SsangYong Tivoli no es un coche urbano, así que decidimos poner kilómetros de carretera bajo sus ruedas. En autovía a velocidades legales, incuso yendo cargado, se aprecia su comodidad. El motor es voluntarioso y empuja bien salvo que quieras adelantar en poco espacio… entonces no queda otra que tirar de cambio: es un coche pesado, cargado y con una mecánica nada exposiva. Para una conducción tranquila es realmente recomendable.

Otro cantar es cuando afrontas curvas lentas. Para empezar, la dirección electrónica asitida (Smart Steer). Incluso en el modo más duro, el Sport, se ha pensado más en la comodidad y tener que hacer pocos esfuerzo que en que sea comunicativa. El único punto a favor, que el sistema desconecta el motor eléctrico si no actúas sobre ella, lo que reduce la potencia requerida y el consumo.

Tampoco las suspensiones son amigas de las curvas. A la hora de ir algo rápido por esas zonas de curvas, la carrocería se balancea demasiado. No hasta el punto de hacerlo peligroso, pero no las afrontas con igual tranquilidad. A su favor, que filtra bien las irregularidades del asfalto.

Veredicto coches.com

SsangYong ha querido entrar en el segmento de los monovolúmenes compactos con un XLV que, estéticamente, se parece bastante a un SUV… pero después de probarlo es obvio que su enfoque y puesta a punto es precisamente esa: practicidad, amplitud, conducción tranquila y comodidad.

El Tivoli tiene una configuración de suspensiones mucho más firme… y versiones 4×4 que animan a salir del asfalto. Con las llantas y neumáticos que montaba nuestra unidad de pruebas del XLV, no osamos ir más allá de algunos caminos de tierra en muy buen estado. El motor diésel cumple con creces.

Para su tamaño ofrece bastante espacio interior (lástima de anchura en las plazas traseras), un buen maletero (no tanto como esperábamos) y un precio muy bueno si tenemos en cuenta el generosísimo equipamiento, con un interior práctico y bien rematado (no esperes lujos). Además, la marca ofrece nada menos que 5 años o 100.000 km.

SsangYong XLV D16T 115 CV
7.2Nota
Lo mejor
  • Motor diésel solvente y de consumo bajo
  • Interior práctico y maletero muy aprovechable
  • Relación precio/equipamiento soberbia
Lo peor
  • Anchura en plazas traseras
  • Configuración de suspensiones muy cómoda
  • Diseño demasiado polarizante (o te gusta o lo odias)
Diseño6.5
Habitabilidad7.5
Acabados7
Maletero8.5
Equipamiento7
Motor7
Comportamiento6.5
Calidad Precio7.5

Galería de fotos:

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