Tras la prueba del BMW X3 me tuve que dar mi brazo a torcer: un SUV grande como el de Munich puede ser una buena opción incluso cuando se busca precisión al volante y dinamismo. Sí, incluso con un motor diésel como el xDrive20d. Solamente el Alfa Romeo Stelvio, de los todocaminos diésel en ese orden de potencia que he probado tenía un tacto similar, pero a diferencia del alemán no consigue consumos tan bajos y no es tan refinado a velocidades bajas.
¿Que no te gusta el diésel o necesitas otro tipo de etiqueta? No hay problema. El BMW X3 tiene una gama mecánica completísima. Desde las versiones ECO gracias a la microbibridación a las cero con la versión híbrida enchufable y el iX3 100% eléctrico. Pero el equilibrio entre prestaciones y consumos de este X3 xDrive20d nos conquistó:
El interior es bastante amplio (es un coche grande) y cuenta con uno de los mejores maleteros cuando lo comparas con sus principales rivales. Pero lo mejor es lo bien hecho que está el habitáculo, tanto en materiales como en tecnología. Tras una semana conduciéndolo apenas destacamos dos problemas: su visibilidad, que solucionas con los sensores de proximidad y la cámara de visión posterior que incluye de serie y algunso huecos más para dejar objetos.
Obviamente, un producto tan redondo no es baratos. Si buscas un SUV premium de este tamaño con tracción total y en el entorno de los 200 CV es de las opciones más caras. No tanto, eso sí, como el Mercedes GLC que quiere alcanzar, sobre todo en acabados, a este modelo. Y un aviso: si quieres dejarlo a tu gusto, márcate un tope de gasto antes de configurar el coche, ya que los extras salen bastante caros.
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