En plena ola de electrificación y falta de sensaciones, el Jeep Wrangler Rubicon parece no tener cabida. Es un producto muy especializado, que pone a disposición de su conductor un arsenal de tecnología mecánica para superar obstáculos. En contrar sus límites es complicado. Como vimos en nuestra prueba a fondo, se mueve sin despeinarse (incluso reservándose ases en la manga) por zonas donde solo transita maquinaria industrial.
Y todo eso, en un coche lanzado a finales de 2018 pero con muchas reminiscencias estéticas del modelo origina, el Jeeop Willys. Con esa estética robusta e inconfindible. La semana que lo tuvimos, tanto niños como mayores querían dar una vuelta en él. Lógico: es historia viva de la industria automovilística del siglo XXI.
Ser un producto tan especializado, con triple bloqueo de diferencial (algo de lo que solamente puede presumir el Mercedes Clase G), que juega en la liga del lujo, hace que no sea como un SUV en carretera pero, aún así, está a años luz de la anterior generación (ver prueba).
Enamora a la vista, cuando te enfrentas a una pared de barro no se arruga y pide más… ¿Que gasta mucho? Obvio, es un coche pesado, con un chasis de largueros y travesaños, un auténtico todoterreno. Pero ojo, que ya está disponible desde este mes del Wrangler híbrido enchufable y pronto veremos un Wrangler eléctrico. Como sus capacidades fuera del asfalto sean las mismas de siempre, hay Wrangler para rato.
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