Cuando el Volkswagen Taigo pasó por nuestra sección de pruebas, lo cierto es que nos llegamos a plantear seriamente si tendría un hueco en el mercado. Si echamos cuentas, la marca alemana tiene hasta seis SUV en su gama actual, algunos de ellos muy cercanos por medidas y características. Sin embargo, en la actualidad lanzar algo con estética más dinámica o formas de coupé suele funcionar bastante bien. Aunque vamos a comprobar si hay algo más que una cara bonita en este modelo.
No es ningún secreto que el Volkswagen Taigo es el hermano mellizo del Volkswagen T-Cross. Ambos crossover de pequeñas dimensiones comparten línea de montaje en la planta de Landaben, Navarra. El tercer modelo que se fabrica allí (un hito que se cumple por primera vez) es el Volkswagen Polo y es que todos ellos están asentados sobre la plataforma MQB-A0. Eso son buenas y malas noticias. La parte positiva es que tendrá todo lo bueno de lo que ya se han beneficiado los otros dos, la negativa es que no habrá apenas diferenciación.
Con solo ver el comienzo de la videoprueba que hicimos, queda claro que el diseño va a ser el principal motivo de compra de este Volkswagen Taigo. La estética es atractiva y cambia notablemente respecto a la del T-Cross, sobre todo en esa zaga más tan estilizada. El estilo coupé es un valor al alza en los todocaminos actuales y, en este caso, funciona a las mil maravillas. Las medidas también cambian ligeramente, aunque lo demás va a ser prácticamente idéntico, en todos los sentidos.
Vemos que el interior del Taigo no tiene nada diferente a los del Polo o T-Cross, ni por tecnología, ni por disposición de elementos. Incluso el espacio disponible va a ser peor que en su hermano «no coupé» debido a su menor hueco para las cabezas en la segunda fila y al no tener banqueta con desplazamiento longitudinal ni como opción. El maletero también se resiente ligeramente (15 litros menos) para quedarse en 440 litros. La gama mecánica es idéntica, compuesta solamente por gasolina con el 1.0 TSI de 95 o 110 CV y con el 1.5 TSI de 150 CV.
En el apartado dinámico lo cierto es que también nos conseguiría distinguir su desempeño. Así que volvemos a la primera pregunta planteada, ¿merece la pena el Taigo? Pues lo cierto es que la respuesta es afirmativa, siempre que el usuario quiera pagar los 500 euros adicionales por esa estética diferenciada. Es una cuota bastante lógica y que consigue que este modelo esté ganando enteros dentro de la marca.
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