La escasez mundial de semiconductores motivada a raíz de la pandemia global ha provocado que se dieran algunos sucesos particularmente extraños a lo largo de 2020 y 2021, y uno de ellos fue el aumento en el precio de los coches, tanto nuevos como usados. Como explican los economistas, se trata de (poca) oferta y (mucha) demanda, pero los expertos advierten que esta burbuja de precios podría estallar en 2022.
Según un informe reciente publicado por la gente de KPMG, una empresa multinacional con más de 230.000 empleados, los datos muestran que los precios de los coches de segunda mano han aumentado un 44 % en noviembre sobre una base interanual. No han visto nada como esto en décadas, lo cual es una bandera roja. Los analistas de compañía con sede en Amstelveen, Países Bajos, piensan que las tarifas de los vehículos usados deberían volver a sus valores normales de mercado a lo largo de este año, aunque no sin un condicionante.
Esto solo sucedería cuando los fabricantes de coches sean capaces de construir y de entregar un suministro normal de automóviles nuevos. El informe elaborado por la red global de marcas de servicios profesionales mostró que la diferencia de precio es, en promedio, del 30 %, pero que hay algunos vehículos que obtuvieron cifras aún más altas. Comprar un automóvil (o cualquier otro producto, para el caso) a un precio más alto no lo hace más valioso si la oferta es suficiente, o si existen diferentes alternativas pululando en el mercado.
En otras palabras, los coches de segunda mano que se adquirieron en 2021 a un precio más alto de lo que valdrían en caso de no haber existido la crisis de chips, nunca valdrán más de lo que la gente pagó por ellos. Esas son noticias tristes para quienes hayan tenido que pedir un préstamo al banco para comprar un vehículo usado este año, especialmente si obtuvieron un préstamo de varios años mediante las “triquiñuelas” de la financiación. Piénsalo, muchos de estos vehículos son relativamente nuevos y con un kilometraje más o menos bajo.
Los efectos de esta crisis podrían durar años, ya que la oferta se ve compensada por la demanda, mientras que se estima que entre 30 y 40 millones de coches usados habrán cambiado de manos para finales de 2022 a un precio estimado un 30 % más alto. Independientemente de cómo las personas pagaron por su coche de segunda mano adquirido en 2021, esas unidades no valdrán tanto como pagaron por ellos una vez que los casi eternos tiempos de entrega del pasado año y la escasez de piezas que obstaculizan la producción hayan desaparecido.
Lamentablemente, las personas que han pagado hasta un 40 % más de lo que valía un automóvil no obtendrán un 40 % adicional en valoración cuando quieran cambiar ese vehículo por uno más nuevo. Además, el hecho más preocupante de toda esta crisis es que los prestamistas también podrían encontrarse en problemas, ya que los coches que financiaron no valen lo que pagaron, y millones de clientes, si no decenas de millones (como estima KPMG), podrían estar sumergidos en sus préstamos. Así que es un fastidio tanto para bancos como clientes.
¿Cómo terminará esta crisis? Desafortunadamente, KPMG no puede predecir el futuro, pero ha creado múltiples escenarios. Mucho depende de la inflación. Porque el aumento de los precios de los coches de segunda mano podría establecer una nueva base para el valor de los vehículos, especialmente en aquellos con características interesantes o apreciados por la comunidad. Sin embargo, también depende de la industria financiera y de sus tasas de interés, así como de las políticas gubernamentales, los proveedores y los fabricantesde coches.
En resumen, si recientemente se te ha ofrecido más de lo que pagaste por tu coche usado, y no es un clásico futuro que vale la pena coleccionarlo, podrías plantear venderlo con fines de lucro siempre que puedas encontrar un reemplazo a un precio razonable. De nada sirve recibir más dinero por tu coche, si el reemplazo que quieres también ha visto incrementado su precio.
Fuente: KPMG