Cuando se habla de petróleo, normalmente se hace sobre su precio, sobre los países productores, sus importaciones o exportaciones, o sobre cuándo se terminarán sus reservas. Lo que es nuevo es que la preocupación sea que hay demasiado petróleo acumulado. Esto es lo que ha pasado con el coronavirus; los almacenes de petróleo se han visto desbordados.
Aunque poco a poco la vida está volviendo a la normalidad, hace no mucho el planeta estaba completamente paralizado. No había coches en las carreteras, aviones volando o barcos surcando los mares. El turismo había desaparecido y las rutas comerciales se encontraban cerradas. Todo esto tenía una consecuencia clara: el consumo de petróleo había caído hasta mínimos.
El petróleo se seguía extrayendo, llegaba a los almacenes, pero era poco el que salía de ellos. Se llegó a la irónica situación de que algunos países pagaban para que se llevaran los barriles de petróleo que tenían acumulados. Los países con los mayores almacenes de petróleo se encontraban con un problema sin precedentes, había una sobreoferta.
EE. UU. y China, los mayores almacenes de petróleo del mundo
El petróleo es algo fundamental en Estados Unidos para seguir siendo la mayor potencia mundial. Ante el riesgo de desabastecimiento, desde 1975 el país norteamericano cuenta con el almacén más grande de petróleo, con capacidad para 700 millones de barriles. Es la llamada Reserva Estratégica.
El origen de esta reserva radica en los pequeños acopios que hicieron familias con sus propios tanques durante la crisis del petróleo, a principios de los años setenta. La guerra del Yom Kippur enfrentó a una coalición de países árabes y a Israel, estos últimos apoyados por su aliado Estados Unidos. Como represalia, los países árabes, que son unos de los mayores productores de crudo del mundo, cortaron el suministro a los estadounidenses.
El temor a quedarse sin provisiones fue la chispa que hizo pensar en la idea de una gran reserva. Para ello, acondicionaron en las costas de Luisiana y Texas unas cuevas cubiertas de sal, ya que así la protección de los barriles es mayor. Este almacenamiento se realizó por una cuestión de seguridad y por ello sólo el presidente de Estados Unidos está autorizado a decretar el uso del petróleo allí guardado, algo que solo ha ocurrido tres veces a lo largo de la historia. El coste de su mantenimiento asciende a más de 150 millones de euros al año.
Pero, por si fuera poco, esta no es la única reserva de EE. UU. En Oklahoma hay construida otra, aunque en este caso se trata de tanques conectados a oleoductos que los proveen de crudo. También su objetivo es otro, en este caso se trata de un lugar de paso para el petróleo comprado a la espera de ser vendido a mayor precio en otro momento o mercado. Su capacidad total se estima en más de 90 millones de barriles.
A distancia, aunque la va reduciendo poco a poco, se encuentra China, que ha optado por otro modelo de almacenaje. A lo largo y ancho del país se han construido tanques que sirven de almacén para sus reservas. El régimen chino cuenta con espacio para unos 500 millones de barriles, aunque está prácticamente lleno. Sobre todo en la actualidad, cuando la bajada del precio del petróleo en los meses de abril y mayo llevó a una gran compra a coste de ganga. Se ha llegado a la situación de que se han producido atascos en los puertos chinos ante la gran cantidad de buques cargados que han llegado a sus costas.
No lejos de las cantidades de China se encuentra Japón, que sigue también su modelo deslocalizado de tanques distribuidos por el país. A Japón le seguiría en esta lista Corea del Sur.
Las reservas españolas
Todos los países cuentan con sus propias reservas, mayores o menores, que permiten subsistir durante un cierto período de tiempo. Los países de la Unión Europeas tienen unas reservas mínimas que cumplir como miembros de la Agencia Internacional de Energía.
En el caso de España, la reserva estratégica está regulada claramente y requiere del esfuerzo tanto del sector público como del privado. En caso de desabastecimiento, el país podría seguir disponiendo de petróleo para consumir durante al menos 92 días. Las reservas estratégicas del Estado se encargarían de su suministro durante los primeros 42, siendo las compañías petrolíferas privadas las encargadas de hacerlo durante los 50 siguientes. Para ello, estas empresas están obligadas por ley a mantener las reservas correspondientes.