Cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, decidió invadir Ucrania, no solo firmó una sentencia de muerte a miles de personas, sino que también condenó la economía de su patria y, aún más específicamente, su industria automotriz. Son muchas las marcas que se han retirado de Rusia o han suspendido las ventas y la producción. El último fabricante en salir de la Federación Rusa fue Renault, y en su lugar se fabricarán Moskvitch de la era soviética.
Renault vendió su participación mayoritaria en el fabricante AvtoVAZ al estado ruso por solo un rublo (0,017 céntimos), aunque con opción a recomprarla en seis años. Esta misma institución estatal se hizo con los activos de Nissan en octubre por valor de un euro. Una vez completada la venta, la fábrica de Renault en la capital del país se reutilizará para crear “nuevos” modelos de la conocida marca de vehículos Moskvitch, quien hizo algunos de los coches más aburridos del mundo hasta principios de la década del 2000.
Los Moskvitch son reconocidos por su diseño extremadamente básico y su naturaleza utilitaria. Según Times Live, hay casi 200.000 de estos vehículos todavía registrados en Rusia, y casi una cuarta parte de ellos son mayores de 35 años. Con una sólida producción hasta la entrada del nuevo milenio, Moskvitch se declaró en bancarrota poco después de ser privatizados, justo tras la caída del comunismo a principios de la década de los 90. Ahora, dos décadas más tarde, la firma rusa parece que volverá en el mes de diciembre.
El alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, manifestó recientemente que la producción de vehículos Moskvitch se reiniciará en diciembre en la planta vendida por Renault. La fábrica, rebautizada como Fábrica de Automóviles de Moscú Moskvitch de acuerdo con Reuters, ha estado inactiva desde entonces, algo que el alcalde culpa al mercado automotriz en general. “La industria ha fracasado seriamente este año, pero, sin embargo, espero que podamos lanzar a Moskvitch en diciembre con la ayuda del Ministerio de Industria y Comercio”, dijo.
De forma paralela, la planta afirma que espera producir 600 automóviles este año, 200 de ellos eléctricos. Afirma que Moscú tiene toda la experiencia necesaria para convertirse en el centro de una industria de vehículos eléctricos. Sin embargo, esos números de producción son solo un anticipo de lo que está por venir, dado que la fábrica espera poder acelerar el ritmo el próximo año y producir 50.000 vehículos en 2023. Por ello recibirá 5 mil millones de rublos (82 millones de euros) en inversiones de Moscú y el fabricante de camiones Kamaz.
De acuerdo con Automotive News Europe, Kamaz, que está buscando un socio para construir nuevos modelos, se está asociando con JAC Motors. Se cree que el fabricante de automóviles chino no solo suministra la plataforma de diseño e ingeniería, sino también las herramientas que necesita la fábrica para construir dichos vehículos. Tal vez deberían acercarse también a empresas ucranianas para que les suministren los sistemas de frenado y algún que otro airbag en este retroceso hacia la era comunista.
Fuente: Automotive News Europe, Reuters
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