Si hay un SUV grande premium deseado, ese es el BMW X3. Tanto que, quien puede, se lo compra y por eso lidera su categoría por delante del Mercedes GLC o Audi Q5… sin olvidarnos del Alfa Romeo Stelvio o el Volvo XC60. Es tan importante para la firma bávara a nivel global que no pudimos dejar de ir a ver la primera unidad de la cuarta generación que pisaba suelo español.
Este BMW X3 2025 se ve grande. Lo es, pero tampoco tanto como parece, ya que son 4,77 metros (un Serie 3 Touring, su rival dentro de la marca, son 4,71). Quizá fuese el hecho de verlo en un estudio… o su anchura, porque 1,92 cm son bastantes. La parte delantera es típicamente BMW… pero al mismo tiempo rompe con lo establecido debido a su patrón con barras horizontales y oblicuas y estar llena de sensores y cámaras. ¿Algo abigarrada? Échale un ojo y opina tú mismo:
Nos gustó más el perfil, con voladizos cortos y una línea de techo que se extiende hasta la parte trasera, manecillas de puertas empotradas o los faldones en color de la carrocería –adiós a los plásticos negros–, pensados para mejorar la aerodinámica, que es mejor que la de sus rivales. Dentro llega la doble pantalla curva, con una una instrumentación configurable de 10,25 pulgadas y otra central de 14,9 pulgadas. Conserva el iDrive, pero cambia la palanca del cambio y desaparecen la mayoría de los botones físicos (pasan a la pantalla o se piden con voz).
Hemos de probar el nuevo sistema operativo y la gama mecánica, que de inicio tiene cuatro versiones, todas con hibridación, tracción total y cambio automático. Desde el 20 xDrive de 208 CV o el M50 xDrive con 399 CV con el seis en línea biturbo en gasolina, pasando por el diésel 20d xDrive de 197 CV en diésel, todos con sistema de 48v y el 30e xDrive con 299 CV híbrido enchufable. Por ahora no hay rastro de un futuro iX3… que será realizado siguiendo los patrones de la Neue Klasse.
Falta ver si sigue siendo tan bueno en lo que destacaba: el compromiso entre confort y agilidad. La mayoría de mejoras técnicas van enfocadas en ese sentido, buscando contener el balanceo ganando confort con barras estabilizadoras más delgadas, dirección con un tacto más natural y sensación de estabilidad mayor a altas velocidades. Hay también cambios en la suspensión para controlar mejor los movimientos del coche.
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